No lo llame Diálogo, llámelo…
Cada día
trascurrido, la situación del país se vuelve no solo compleja, sino
inexplicable desde cualquier razonamiento lógico. Cuando creemos que llegó el momento
final del régimen, surge algo más confuso y bizarro que le otorga un respiro y tiempo.
Después de
tanta retórica de micrófonos la oposición y la dictadura, tuvieron su segundo
encuentro, con el propósito de hallar vías expeditas -y no eternas- que nos ayuden
a salir de una vez por todas de la grave crisis social, económica y política
que padecemos desde hace más de tres lustros. Sin embargo, pensar que ese
dichoso encuentro brindaría una mejor perspectiva de cara al futuro, es casi
como creer en el famoso cuento del gallo pelón. Es decir, el panorama se ha
enrarecido más, y claro, confundió todo y a todos por igual; en especial a la
militancia opositora.
¿Cómo
analizar el complejo escenario, que se cierne sobre los ciudadanos de ahora en
adelante? Por supuesto, toda consideración al respecto, debe hacerse bajo dos
ópticas, porque claro, vivimos en Venezuela, un país donde las cucarachas
vuelan; como decía Oscar Yañes.
En
principio, no ha sido fácil para nadie asimilar, entender o justificar la
posición tomada por los representantes de la MUD en la segunda reunión. De un
momento a otro, la tregua otorgada por la oposición política (MUD-AN) a la
dictadura paso a hacer para muchos, entreguismo. El chaparrón de críticas que
inundaron a la Mesa de la Unidad, no tuvo precedentes. Objeciones,
recordatorios, mentadas de madre, en fin, ataques de cualquier tipo y estilo
estuvieron a la orden del día; algunos deleznables e injustificados.
Ciertamente,
el comunicado suscrito por ambas partes desnudo sin pudor, lo tramposo y falta
de toda ética democrática de la dictadura, y por otro lado, la poca experiencia
en estas lides de “Chuo” Torrealba y Carlos Ocariz, quienes hay que acotar, son
los verdaderos voceros opositores en el dialogo, pues Falcón y Zambrano son
estiércol del mismo albañal rojo.
Es
inevitable, considerar los errores (comunicacionales) cometidos por la unidad, en
las dos reuniones con la dictadura; sobre todo en la última. Escuchar a la
oposición suscribir un acuerdo, donde el “neolenguaje” rojo fue predominante,
desmoralizó a más de uno. Términos como guerra económica, saboteo y defensa de
la soberanía fueron demoledores. Sin embargo, cuando el Alcalde de Sucre tuvo
el desatino de leer el término “personas detenidas”, toda la credibilidad opositora
se derrumbó.
Increíblemente
la MUD, había dejado de lado a sus presos políticos, dándole una “puñalada
trapera” a los principios y banderas de lucha enarboladas en todo este tiempo. Tratar
de justificar tamaño error, se vuelve anecdótico, pues como reza el dicho popular:
“esa agua derramada, jamás será recogida”.
En una
especie de “BlackFriday”, la MUD estaba de oferta ese sábado. En otro de los
puntos polémicos del documento, se avaló realizar nuevas elecciones en Amazonas.
Es decir, se aceptó la tesis del fraude electoral, tan cacareada por la
dictadura. Esto obliga -de tajo- a la AN, a desincorporar a los tres diputados
de la unidad electos en la entidad. Ante semejantes desatinos, no puede negarse
que, Maduro y sus malandros, lograron salir triunfantes; ganaron tiempo y
dividieron a la MUD.
Ahora
bien, si ampliamos la perspectiva del asunto en su justa dimensión, encontraremos
más allá de los errores de la MUD, una estrategia política calculada; peligrosa
obviamente, pero estrategia al fin. A pesar del costo, la MUD tenía que
demostrarle al mundo y a los venezolanos, que, por encima de sus objetivos políticos,
estaban primero las necesidades y el bien del país. Además, de carambola, debía
dejar en evidencia la poca disposición, compromiso y el desprovisto talante democrático
del que hace gala la dictadura.
Por supuesto,
en el medio de todo este maremágnum estamos nosotros los más pendejos; los
hijos de Petra, María y Camila. Llevando palo a diestra y siniestra, sin ninguna
compasión de los dos bandos. En el artículo muy atinado de Gégé Rpz, A mí no me
jodes tú, Parafraseando a un Adeco, hay un párrafo que describe sin paragón, el
sentir del venezolano de a pie. “…Solo necesito y pido que sea escuchada la
mayoría, la que clama cambio, la que no para de decir basta, esa mayoría que no
tiene redes sociales, esa que se levanta con el llanto en los ojos... Necesitamos
es un pronunciamiento leal a los principios democráticos, leal a lo que es
Venezuela. Aquí seguimos, sin dar un paso atrás y con la frente en alto. A mí no
me jodes tú, Nicolás; a mí no me jodes tú, Unidad. Esto es un recordatorio para
la Unidad, para que sepa que los cheques en blanco no existen”. No hay más nada
que añadir.
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