¿Deja Vu?
Miguel
Pela G.
@miguepeg
No sé si a estas
alturas, la pasividad y desatinos de la MUD sean a propósito. O quizás, es culpa de los astros y el destino que se alinean permanentemente, para conspirar
contra los líderes de oposición a cada momento. Ciertamente, la coalición
opositora por acción u omisión, no es que está en deuda, sino presenta números
en rojo, en el balance que hace cualquier venezolano, sobre la actuación de la
Mesa de la Unidad Democrática en los últimos 14 meses.
Tratando de ser
justos, no debemos minimizar y mucho menos ser mezquinos, a la hora de
reconocer los grandes esfuerzos de unidad y trabajo democrático, que desde el
2015 los distintos partidos políticos han realizado, con el único propósito de
salir de la dictadura chavo-madurista. Sin embargo, el panorama en el que hoy
se encuentra parada la MUD y la propia Asamblea Nacional, hacen presumir que todas
las estrategias implementadas, para lograr la libertad definitiva de Venezuela no
han sido suficientes; por ahora.
Después de grandes
tropiezos y desaciertos, la MUD trata de lavar su cara ante sus seguidores y
anuncia una restructuración, que si bien es cierto resulta necesaria, parece que
enredará más el ambiento interno de la coalición opositora. El anuncio de
conformar una comisión, que se encargará de impulsar los cambios de imagen y
estrategia política, trae más dudas que certezas; en opositores y la opinión
pública.
Las especulaciones
y desconfianzas se activaron, cuando se conoció que Juan Carlos Caldera, era
integrante de la fulana comisión restructuradora. Dirigente cuestionado y
puesto en el asadero político nacional, por recibir dinero de un empresario
vinculado directamente con el régimen chavista. Por supuesto, sin hacer juicios
de valor sobre el talante moral de Caldera, es incongruente desde todo punto de
vista, realizar cualquier maniobra para recobrar la confianza, designando
como responsable a una persona que tiene un total y completo rechazo dentro de
la militancia opositora ¿Es muy difícil entender que la gente espera
trasparencia?
Es reiterativo -y
hasta cansón- las contantes desatenciones políticas en las que incurre la oposición.
En política -como todo en la vida- los escenarios son cíclicos y por distintas
razones se repiten; tarde o temprano. Por ello, cuesta creer que la MUD no tome
previsiones y corrija errores que, en el pasado nos han costado muchas lágrimas,
desesperanza y porque no, hasta muertos.
El sociólogo Ángel
Oropeza, en su artículo de la semana, “Estamos otra vez en 2003”, atina en
destacar como los líderes de oposición tienen memoria corta. En este sentido
Oropeza afirma que: “Corría el año 2003. El gobierno se encontraba en su punto
más bajo de acompañamiento popular. Se afirmaba que en ese momento el
oficialismo era incapaz de ganar cualquier elección. Los dirigentes de la
oposición de esa época estaban convencidos de que ya el trabajo estaba hecho, y
que el gobierno se hallaba casi de salida. Por lo tanto, el esfuerzo de algunos
no fue tanto procurar que ello realmente se materializara, porque al fin y al
cabo ya estaba caído, sino que cayera en su patio particular, y no en el de
cualquier otro “hermano” de la entonces unidad opositora. Mientras tanto, el
gobierno, sabiendo de su precariedad electoral, se refugió en sus fortalezas
institucionales, como el control sobre el CNE, para postergar la elección a la
que se tenía que someter. Necesitaba tiempo para hacer algo. Y se diseñó entonces
un excelente mecanismo de control social llamado “Misión Identidad”, se inventó
un programa de asistencia llamado “Barrio Adentro”, y se aprovechó el aumento
de los precios del petróleo en 2004, año en el cual finalmente aceptaron ir a
elecciones, y las ganaron”.
Definitivamente, la atmósfera
política que respiramos en 2017 tiene diferencias respecto a lo ocurrido en los años
2003-2004, la más obvia, por ejemplo, es que Maduro no tiene el carisma de Chávez.
Sin embargo, el régimen -que debemos reconocer, si toma nota de sus aciertos y
errores- en la actualidad está aplicando la misma táctica implementada hace años
atrás. Retrasa toda consulta electoral, implementa el carnet de la patria -como
instrumento de control político- y, por si fuera poco, organiza desde su
albañal electoral (cne) la ilegalización de los partidos, con la misión de asegurarle
un triunfo a la dictadura en cualquier proceso eleccionario.
¿Será efectiva la
estrategia de la dictadura nuevamente? Es imposible saberlo con certeza. Lo importante es, no detenerse a mirar si el régimen tiene éxito o no.
Ante lo complejo del panorama es imperante la coherencia estratégica, el compromiso de
lucha y, claro, la unidad -sin agendas ocultas- ya que solo esto permitirá, enfrentar con
fuerza a la dictadura oprobiosa de Maduro. Camille Sée Manifestaba: “Dicen que la historia se repite, lo cierto es que
sus lecciones no se aprovechan”. Ojalá, este no sea nuestro caso, pues más que un
simple Deja vu, sería una imbecilidad eterna.
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