Constituyente, Estado de Excepción y la imponderable
Miguel
Peña
@miguepeg
Bajo su prisma
monocromático ensangrentado, el régimen trata de presentar a los venezolanos la
tesis de que la “constituyente comunal", es la panacea al desastre político,
social y económico que vive Venezuela. Por supuesto, la dictadura no menciona
en su propuesta, que la destrucción del país es el resultado de 18 años
de políticas improvisadas, bajo la tutela de un sistema anacrónico y fallido
como el cubano, pero, además, solapa su razón fundamental para solicitar ese
bodrio de constituyente, que es poner en vigencia una nueva constitución, que
le permita lograr de una vez y para siempre, la sumisión de la sociedad
venezolana.
Nuestra
Constitución establece en su artículo 347 lo siguiente:
“El pueblo de Venezuela es el
depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder,
puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar
el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva
Constitución”.
En palabras más
terrenales, sólo el pueblo, a través de una consulta electoral, universal, directa
y secreta puede convocar tal Asamblea Nacional Constituyente. Ningún presidente
de turno, la Asamblea Nacional u otra institución del Estado, pueden convocar una
Constituyente. Sencillamente, Maduro, intenta soslayar este paso dándole un
golpe mortal a nuestra Carta Magna; a nuestro contrato social. La CRBV en el
artículo 348 si permite, que el presidente tenga la iniciativa de promover una
constituyente, por supuesto, con algunas condiciones establecidas en dicho
artículo.
Ante el inmenso
rechazo -nacional e internacional- hacia su “gestión” plagada de corrupción,
narcotráfico y violencia, lo único que hace Maduro es refugiarse -cual rata
arrinconada- bajo la prórroga del Estado de Excepción de Emergencia Económica, establecido
desde enero de 2016 por el “tsj” (en minúsculas) en seis oportunidades. Esta es
la séptima prórroga de dicha medida que se extiende por 60 días y, a todas
luces, no solo persigue controlar las protestas generalizadas en todos los
rincones del país, sino le otorga luz verde a las FANB y a los cuerpos paramilitares,
de reprimir y violar todos los derechos humanos de los ciudadanos que, durante
más de 50 días, se han volcado a las calles pidiendo respeto a la constitución,
elecciones, liberación de los presos políticos y la apertura de un canal
humanitario.
Mientras los
planes de la dictadura quedan desenmascarados, se acrecientan vertiginosamente
el descontento, la protesta social y las críticas del chavismo disidente que, pasmosamente,
inundan los distintos medios digitales. Por supuesto, la voz cantante de ese
chavismo “primigenio” que se atreve a señalar sin respingo alguno, las
enajenaciones constitucionales del régimen, la lleva la Fiscal General de la
Republica.
El factor
imponderable que significa actualmente Luisa Ortega Díaz, para que el régimen no concrete sus desmanes constitucionales, es inimaginable; la plana mayor roja lo sabe. En su última
alocución, la FGR, prácticamente puso en gran expectación al país; casi como si
de un juego de la Vinotinto se tratara. En esa rueda de prensa, donde únicamente abordó los resultados preliminares de la investigación sobre el asesinato del
joven Juan Pernalete, debemos resaltar tres detalles que ayudarán entender
el alcance de la posición asumida por la jefa del Ministerio Público.
El primer dato a
considerar, fue el minucioso y detallado reporte que hizo Ortega sobre las
pesquisas del caso. La planimetría, los testigos, las inspecciones técnicas de
la escena donde ocurrió el suceso, recolección de las evidencias físicas, los
análisis (forenses, toxicológicos y de ADN), etc. De manera tranquila y
sosegada, fue desmontando la vil tesis que, desde Miraflores, se ha querido
promover en torno al crimen de Pernalete. En una rueda de prensa en la que se
habían prohibido preguntas a los periodistas, la Fiscal decidió responder a una
interrogante en plena alocución. ¿La bomba la disparó la guardia Nacional? “Si,
fue la guardia” atino a responder. Si me preguntan, esa intervención de la
periodista ya estaba concertada. No hay cabida para espontáneos ni
casualidades; menos en estos momentos.
El segundo detalle
destacable, es que la fiscal en su presentación a los medios, estuvo rodeada de la plana mayor
del Ministerio Público, es decir, los Fiscales Nacionales. Elizabeth Fuentes en
su artículo, “Luisa Ortega Diaz y otros sustos por venir” sostiene: “Luisa Ortega
ha hecho lo que ha hecho por una sencillísima razón: porque no está sola. Porque
es una mujer que ha sido lo suficientemente hábil durante 15 años para estar
donde está, tejiendo a su alrededor una red segura de sus iguales, lo que le permitió
lograr la reelección para el cargo de fiscal (2014-20121, camaradas), enfrentándose
en esa oportunidad nada más y nada menos que a Cilia Flores…” Siempre lo he
dicho, Luisa Ortega es una mujer inteligente.
El tercer dato
-nada casual- es la presencia en la rueda de prensa del esposo de la fiscal, el
diputado del polo patriótico, German Ferrer. Aspecto que por si solo dice
mucho, pues se maneja a sotto voce, la posibilidad de que algunos diputados del
polo patriótico, comiencen a votar en contra del régimen en las sesiones de la AN.
Luisa Ortega Díaz,
personifica para la dictadura una espada que péndula sobre muchas cabezas. Los
recientes ataques desmedidos en contra la Fiscalía y la misma Luisa Ortega, denotan
los preocupados que están en el mundo civil y militar rojo. Los sucesos de Puente
Llaguno, el desfalco en Cadivi, la Corrupción de Diosdado Cabello,
son algunos de las investigaciones que pueden salir a la luz, claro sin olvidar
el caso de Leopoldo López y el de Danilo Anderson; razón por la que aparece en escena Isaías Rodríguez.
Es evidente que,
en esta lucha sin cuartel por hacer respetar la constitución, no solo los ciudadanos
demócratas han dicho presente durante 50 días, también, distintas figuras
conspicuas del chavismo, han entendido las pretensiones dictatoriales del “cartel
de la droga más poderoso del mundo” que nos gobierna, como lo afirmó el Washington
Post. Mucha constituyente, mucho estado de excepción, pero en sus cuentas no evaluaron
los grandes imponderables; el pueblo decidido y la fiscal.
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