Liderazgo a toda prueba
Miguel
Peña G.
El liderazgo
político siempre recae de manera individual, en una sola persona; por lo
general es así. Es una especie de leitmotiv que define, para bien o para mal,
la carrera del político. Ese patrón, casi inalterable, que distingue a
cualquier dirigente que sobresale de los demás, en un país tan sui generis como
Venezuela -donde las cucarachas vuelan- por supuesto, tenía que ser diferente.
Diferente, porque
desde hace algunos años y, sobre todo, en los últimos meses, el liderazgo
venezolano que mueve masas, se reparte -cual torta de marketing- entre
protagonistas que muestran distintas perspectivas, no solo en el tema político,
sino en los métodos que permitan lograr un mejor país. Por supuesto, a pesar de
sus disímiles visiones, existe un objetivo que propende a unirlos sin
distinción en un mismo axioma; salir de Maduro.
Después de 60 días
de protestas continuas, la dictadura de Maduro no solo ha chocado con las más
férrea de las convicciones ciudadanas, también, se ha visto enfrentado a tres
“monstruos” que lideran la protesta civilista que se ha levantado en todos los
rincones de nuestra geografía; María Corina Machado, Henrique Capriles y
Leopoldo López. Una trilogía política que encarna la lucha libertaria fervientemente, sin miedos, ni fecha u horario en el calendario, poniendo en riesgo
su libertad y hasta su propia vida.
La máxima
matemática, el orden de los factores no altera el producto, es perfectamente
aplicable al accionar de estos tres líderes políticos, pues si bien, hay que
reconocer que alguno tiene mayores ascendencias en los venezolanos, no podemos
ocultar que han estado a la altura de los acontecimientos que la realidad
social les ha demandado. Usted se preguntará ¿cómo puede ser protagonista
Leopoldo López estando preso? Sun Tzu en su particular modo de ver la guerra
afirmó: “El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar”.
Bajo ese enfoque
debemos valorar la participación de Leopoldo. El solo hecho de estar encerrado
-injustamente- le da una posición vital en estos aciagos días; eso sin dudas.
Transcendental, no porque haga a López más líder que los otros dos, sino porque
ha llevado la resistencia a las mismas fauces de la dictadura. Su
encarcelamiento ha significado el símbolo de la lucha opositora. Leopoldo
López, se ha transformado en la representación internacional de la oposición.
Todos los parlamentos, políticos, presidentes y organizaciones de derechos
humanos del mundo, hasta la ONU y la OEA, han visto a través de los ojos del
líder de Voluntad Popular, lo cruel y despiadado de la dictadura madurista.
Si en el régimen
militaran políticos y no narcotraficantes, lo hubieran pensado dos veces antes
de ponerlo preso. No parece, pero ha sido más determinante la lucha de López
estando tras las rejas que en libertad. Cualquiera con cuatros dedos frente, lo
hubiera sacado en su momento de Ramo Verde, pero sabemos que, en casa de Misia
Jacinta, no abunda el conocimiento ni la experticia debida; puro mamarracho.
En cuanto a María
Corina, es innegable su crecimiento como política. Si bien, en las primeras de
cambio, cuando decide separarse de Sumate y postularse como diputada, su
lenguaje y aptitud no calaban en los sectores de la población más populares del
país, es una mujer que representa a carta cabal el temperamento femenino de las
venezolanas. Aguerrida, perseverante, sin medias tintas, directa, valiente,
sensible, vehemente, inteligente, audaz, etc. Pragmática, como buen ingeniero,
ha entendido que debía sacar su discurso de la zona radical que arropa a la
oposición dura de los sectores A y B. Ha sabido bajar el tono de sus discursos
sin dejar de ser contundente.
Entendió, que en
Venezuela no se ganan las simpatías nada más hablando bonito. Hay que meterse
en el barro, entenderse con la persona necesitada, hablar con los ciudadnos de
sus problemas y, sobre todo, comprendió que el líder político nos es el que
sabe más, sino el que acompaña a solucionar los problemas de la gente; y eso
querido lector, es mucho aprendizaje.
Este trípode lo
completa Henrique Capriles. ¿Qué se puede decir del Gobernador de Miranda que
no se haya dicho? Es un líder nato. Entendió que debía perfeccionar su olfato
político, algo esencial si me pregunta, para poder manejarse en estas lides,
más aún, cuando se quiere ser presidente. Honesto, no solo en sus distintas
gestiones, sino en su mensaje. El valor más importante es que no discrimina. Se
preocupa por los ciudadanos de cualquier tendencia. Siendo justos, esta lucha
de 2 meses continuos, se enciende el día en que la dictadura en su
desesperación lo inhabilita por 15 años. Situación que ha sido el catalizador
para comprender que Capriles es otro. Un ejemplo de eso, fue cuando espetó la
mejor mentada de madre que he oído en mucho tiempo. Ese día, en el que Capriles
habló distinto, muto definitivamente al líder ideal para guiar la lucha de
manera lógica, responsable y contundente. Conoce el país; habla andino,
oriental, maracucho, central, larense, etc.; ya no es ajeno a nada ni nadie.
En definitiva,
esta es mi visión particular, sobre quienes tienen la responsabilidad política
de apuntalar la lucha que los ciudadanos tienen en contra de la
narco-dictadura. También es claro, no hay que dejar de mencionar a otros
políticos que batallan día a día por lograr la libertad definitiva de
Venezuela. Borges, Allup, Guevara, los diputados entre otros. Pero Machado,
Capriles y López, tienen ese plus adicional que les permite acompañar hombro a
hombro a los chamos que, en definitiva, además de poner los muertos, son los
actores principales de esta lucha civil. Criticados -por chavistas y
opositores-, sacrificados, insultados, golpeados e inhabilitados, las tres
caras políticas de las protestas se han impregnado de país; de pueblo. Debemos
estar tranquilos y esperanzados, porque el liderazgo está en la calle, unido y
es a toda prueba.
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