Troya vive, la destrucción sigue


Miguel Peña G.
@miguepeg

Si Homero viviera en nuestros tiempos, sin duda alguna, afincaría su pluma hacia Venezuela. ¿Y cómo no? En nuestro país, no solo encontraría paisajes majestuosos que le servirían de marco a una super epopeya, también, tendría material para urdir 100 Ilíadas y 200 Odiseas con tramas, protagonistas y personajes distintos. Lo único estresante para Homero, es que para esta fecha habría escrito más de 40 mil posibles finales del drama que nos agobia sin contemplación y remordimiento. Quizás, no sabría por dónde iniciar, porque a cada segundo transcurrido en el día a día venezolano nadie puede explicar cuál tema se acelera más rápido: la inflación, incertidumbre política, el descrédito del régimen, la ambivalencia de la oposición, la represión del Estado, el daño humanitario, la hambruna, en fin, su capacidad de asombro sería tal, que el poeta griego pediría regresar al S.VIII AC.

Difícilmente se pueden establecer paralelismo entre los poemas épicos de Homero y la realidad aplastante de nuestro país. Sin embargo, si escudriñamos a profundidad, veremos que la crisis nacional está aderezada por héroes, mártires, iras, traiciones, guerras -mediáticas- y, sobre todo, el ardid del “Caballo”. Al repasar los años transitados bajo el germen chavo-madurista, podemos entender las razones que llevaron a una sociedad tan próspera como la venezolana, a caer de forma gradual en la más vil y desoladora destrucción de las que jamás se haya escrito, no solo en la ficción, sino en la realidad. Si bien, la crisis de Venezuela siempre se analiza de manera global, a estas alturas del partido cada dificultad adquiere vida propia; se hace autónoma. Todo ámbito de la vida venezolana y su particular problemática carcomen -como células dañinas- a nuestra sociedad, sector por sector.

Ante semejante despropósito la solución es, definitivamente, salir de un sistema que nos ha llevado a la más grande indigencia nacional, similares a las sufridas en países pobres de África. Claro, esa salida al igual que las crisis sectorizadas procuran diversos escenarios y actores que implosionan, intencionalmente, las diferentes estrategias emprendidas para lograr el urgente cambio de gobierno. Nadie tiene la verdad de su lado, mucho menos, la tan ansiada formula química o matemática que permita calcular de forma exacta el resultado final. Al contrario, mientras aumenta y se profundiza el desastre social, económico, sanitario, etc., el ambiente se empastela y se enrarece, más y más.

En tiempo de conflictos la desesperanza resulta ser mejor Trending Topic que la esperanza. Condición bien conocida por los “soldados” fatalistas de las salidas rápidas y baboseadas. Los “express”, como deberíamos llamarlos, yerguen -a manera de espinas de un rosal maltrecho- una sarta mentiras, insultos y conjuras grandilocuentes, que solo sirven para llenar el vacío insondable que les otorga la poca popularidad de sus propuestas temerarias. Propuestas que no pasan de ser una mala receta de cocina, de esas que nos dictan en un autobús o en la fastidiosa cola del banco. Pero cuidado, a pesar de mostrar esa aparente escasez de intelecto político, cuentan con tres particularidades que han figurado en los más mortales populistas del mundo: Financistas, verborrea y manipulación. Es en este punto donde, irremediablemente, comienza a cabalgar el caballo de Troya.

La trágica situación de la unidad democrática, no solo se ve signada por la irrupción inesperada y elemental de espías chavo-maduritas; nada más lejos de la verdad. Increíblemente, la antipolítica es la que ha puesto en marcha una estrategia para desarrollar, vender y preparar a supuestos líderes opositores con la misión de lograr en segundo plano dos cosas: primero; criticar cualquier vestigio de acuerdo de unidad nacional que se asemeje al pacto de Punto Fijo; segundo, implosionar y desprestigiar sin piedad la credibilidad y legitimidad de la AN, como único representante constitucional de la oposición venezolana. Plan preconcebido, con el fin de empoderarse -sin mover ni un pelo- de ese privilegio.

Esto forma parte de un rompecabezas que al juntar las piezas dan una sola imagen: La antipolítica en Miraflores. Lo mismo ocurrió cuando cargaron en hombros a Chávez y no les resultó; fracaso que no los ha hecho desistir del deseo de gobernar sobre las ruinas del país. Bajo una nueva modalidad, lo “express” criollos han sabido hacerse de aliados internacionales. Expresidentes, periodistas -venezolanos y extranjeros- Ongs, políticos, empresarios, cabilderos, exiliados y peor, enchufados chavistas que ahora viven de golpes de pecho. Actualmente no solo el régimen desconoce la AN, también, con el mismo ímpetu lo hace la oposición de la oposición. Es una lucha desigual, es decir, el todo o nada de la dictadura y la antipolítica, contra una mayoría que pide a gritos una negociación creíble para que Maduro salga del poder. La antipolítica bordea el punto de no retorno. Las soluciones épicas muestran que Troya vive, pero la realidad indica que la destrucción sigue.

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