Carta al Niño Jesús
Querido niño Jesús,
Hoy he querido llenar tus alforjas de peticiones
con una carta más, por lo que te pido disculpas anticipadamente. Quizás, te sea
difícil recordarme y como no, si la última carta que te escribí eran casi
garabatos y, además, lucia más cabello que ahora. Siempre me dijeron que el niño
jamás olvida a nadie, pero igual me veo obligado a recordarte que por allá en
el año 1980, te pedí me regalaras unos tacos para jugar futbol. Esos que eran
negros con ribetes anaranjados fosforescentes. ¡Eran los mejores!
Entiendo que ha pasado mucho tiempo desde
diciembre del 80, pero de igual forma me atrevo a escribirte esta pequeña
misiva que, en pleno S.XXI, es de manera digital, no en hojas blancas ni creyones prismacolor. En todo caso, la intención es la misma, tratar de
pedirte algunos pequeños obsequios, rogando recuerdes donde vivo. Lo particular
de esta carta digital, es que ahora, por extraño que te parezca, no quiero
dedicar -desenfrenadamente- a pedirte que traigas regalos para mí; más bien, es
todo lo contrario. Quiero, casi como ruego personal y sin pretender representar
a nadie, que ayudes a mucha gente que vive en una misma tierra y que por esas
cosas del destino, sufren como sociedad una situación de crisis jamás vista.
Esa tierra a la que hago mención es
Venezuela. Ese país en el que toda navidad niños, jóvenes, adultos y abuelos te cantan niño lindo, el tamborilero, el niño criollo, en fin, cualquier villancico
que nos haga recordar lo que significas para nosotros, el símbolo supremo de nuestra identidad religiosa. A lo mejor, a esta hora, te hayan llegado infinidad de cartas de cada
rincón de nuestro país, solicitando -las más inocentes- juguetes, caramelos y
dulces. Otras, imagino, más dramáticas y desesperadas requiriendo un trabajo
para sus padres, poder comer algo en navidad, o salud para algún familiar. Claro,
estas misivas desgarradoras que ya habrás leído son el reflejo inequívoco de lo
que, lastimosamente, vivimos desde hace 20 navidades atrás, aunque debo
reparar en comentarte de manera muy resaltada, que estas fiestas decembrinas se
nos presentan como las más oscuras y triste de nuestra historia.
No te sorprendas de esas peticiones que te han
hecho, todo es cierto. Literalmente, estamos pasado hambre, los enfermos no
tienen como currarse por falta de medicinas, la gente está en un éxodo masivo gracias
a la persecución, parecida, debo decirte, a la hecha por Herodes a tu santa
familia. Son demasiadas las vicisitudes que estamos sufriendo, gracias a un
grupo mafioso liderado por una persona que, a estas alturas, no sabemos si es
venezolano. Este grupo delictivo, soportado en las infinitas necesidades de los
más pobres, quiere eternizarse como un emperador romano, o más bien, en un ramplon tetrarca de Perea y
Galilea.
Por ello, querido niño Jesús, la petición que hago
es muy sencilla: en vez de colocar regalos en cada hogar de este país,
incluyendo juguetes, por favor bendícenos con el obsequio que deseamos todos; mete
en una de las alforjas de tela invisible que llevas, al Herodes Antipas que nos
oprime, con todo y sus cortesanos, alejándolos de esta tierra para siempre. También,
que los lideres que se oponen al dictador, logren apartar los intereses
personales y antepongan el beneficio de los ciudadanos y la patria. Que unitariamente
logren consensuar una estrategia común, que nos ayude a salir juntos de este oprobio
social. Permítenos reconstruir nuestro país; es el único deseo que pido. Finalmente,
se que nunca te lo había dicho, pero gracias por los tacos de fútbol, sin ellos,
jamás hubiera sabido el significado de no rendirse y luchar hasta el final.
@miguepeg
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