Finales Inesperados
Pensar que la
situación apremiante que ocurre en Venezuela se puede resolver con la simple
pretensión tuitera, de promover una invasión militar extranjera o la asistencia
humanitaria -como la llaman ahora- configura un desconocimiento grosero, no
solo de la realidad mundial, sino del pragmático y lógico comportamiento de la
política internacional moderna. La odiosa "ceguera" del inmediatismo,
las rocambolescas proclamas y los reiterativos juramentos heroicos, más que
incentivar a las masas se transforman en vacías arengas patoteras, carentes de
propuestas efectivas que muestren la tierra prometida; reconquistar la
democracia.
La política no se
basa en leyes dogmáticas inamovibles. Al contario, nos ha enseñado
históricamente que es dinámica y amoldable a las circunstancias. Lo que hoy
figuran como escenarios improbables, horas después, cambian radicalmente a una
realidad inesperada; para bien o para mal. Aristóteles, Maquiavelo, Bismarck y
Churchill dijeron aquello de que la política es el arte de lo posible.
Ciertamente es así, porque más allá de las distintas manías de los políticos
-que lo complican todo-el arte de alcanzar acuerdos a través de diálogos o
negociaciones, siempre debe prevalecer ante cualquier avanzada de fuerza
militar o civil. Ejemplo; las dos Coreas sentadas buscando un acuerdo.
Nadie en Venezuela
tiene la más remota idea de los traumas incurables que deja un conflicto
bélico. Solo para ponerlo en contexto, imagine lo que padecemos -en todo
sentido- con la inseguridad desborda que nos agobia. Ahora, multiplíquelo por
un millón. Así de cruento es el escenario de la guerra. El alarmante
desasosiego evidente en los venezolanos es provocado gracias a la desesperanza,
la profunda crisis nacional -aupada por la mala praxis gerencial del régimen- y
el golpeteo incesante de la antipolítica que, agazapada como vulgar carroñero,
busca terminar de desmenuzar los restos ciudadanos y de país que va dejando la
revolución madurista. Dichos factores generan en la sociedad, un peligroso
deseo cortoplacista que nos hace presos de las salidas mágicas y de los mesías
alados. Caldo de cultivo para el fracaso absoluto.
Mientras el
pantano de arenas movedizas se mueve bajo nuestros pies, provocando numerosos
colapsos de vacíos que tratan de succionar cualquier acción política de la
unidad democrática, inexorablemente, el final de esta dramática realidad se va
entretejiendo como una telaraña que ahoga de apoco, a la inocente presa que
hace resistencia pero que, sin saberlo, llegará al punto de no moverse más. En
esa posición, aunque parezca increíble, se encuentra el régimen
chavo-madurista. La comunidad internacional ha revelado por vez primera, el
verdadero momento de debilidad del régimen. A partir de la masacre del
Junquito, una serie de hechos van dejando claro cuál es el camino que le espera
a Maduro y sus secuaces, ellos lo decidieron así.
Frente al terror
de seguir bajo el yugo chavista, algunos venezolanos desoyen cualquier susurro
de negociación, y se aferran a la pancarta pintada de ojos del momento. Nadie
se detiene a analizar con mesura, cada uno de los escenarios que están sobre el
tapete y, mucho menos, aquellos que se germinan en la política doméstica e
internacional. Debemos entender que las dictaduras, sin importar cuales sean
los factores que la sostienen, siempre terminan con un final inesperado. Le
pasó a Pérez Jiménez, Noriega y Pinochet. La dictadura roja no escapa a esa
“Leitmotiv” histórica de los regímenes autocráticos.
¿Qué son finales
inesperados? Después del comunicado del Grupo de Lima, es oportuno hacer
ciertas consideraciones importantes: Quedó demostrado que lo vociferado por el
régimen sobre las reuniones en dominicana, resultaron una total y absoluta
mentira; lo que nos hace presumir, que las negociaciones estaban avanzando de
manera seria y contundente. La salida de México de la mesa de negociación
refleja que los cancilleres tenían muy bien establecido, que harían si el
régimen no cumplía su palabra en la fecha establecida; 18 de enero para ser
exactos. Por otro lado, las declaraciones de la UE, el Presidente Santos,
sumados los comunicados del VP de EE.UU. y de otros funcionarios de la
administración Trump, dejan definitivamente al régimen golpeado y huyendo hacia
adelante.
¿Qué son finales
inesperados? La declaración del director de la CIA, la primera visita a LATAM
del secretario del Departamento de Estado y la presentación de una demanda penal
contra Maduro, por parte de senadores estadounidenses. Leer que la CIA entra en
la escena pública y declara abiertamente sobre Venezuela, y observar a Maduro pedirles a sus
seguidores que firmen un compromiso de voto, significa que todo forma parte de este #FinalInesperado.
Miguel Peña G.
@miguepeg

Comentarios
Publicar un comentario