Dudas que matan
La complejidad de los escenarios políticos
planteados se reviste de una coraza que, al pasar los días, las semanas y los
largos meses, se hace más impenetrable a todo razonamiento lógico. No basta
urdir algunas cuantas frases, para poder explicar claramente cualquier
situación generada dentro de nuestra sociedad; golpeada y ultrajada hasta más
no poder. El venezolano, no solo es preso de la zozobra causada por la volátil
hiperinflación y el alto costo de la vida, también, la constante incertidumbre
de no saber -a ciencia cierta- cuándo concluye la desgracia chavista, arrastra a
la sociedad, sin distinción, al fondo de un mar de grandes frustraciones.
En la actualidad, no basta tener la verdad de
nuestro lado. No es suficiente, porque la ausencia de la justicia, que es la
encargada de imponer la verdad por encima de la infamia, la corrupción y el
malandraje, permite que el camino hacia la reconquista de la democracia se
convierta en una vulgar mentira, en una utopía burda y molesta. “…y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libre...”, reza parte del evangelio de Juan. Lo
que no dice el evangelizador, es que para que una verdad nos haga libre debe
ser bien contada; en pocas palabras, tiene que ser comunicada hasta el
cansancio. La verdad, aunque siempre es una sola, es frágil y susceptible a
manipulación.
El régimen de Maduro entiende que la “batalla”
para mantenerse en el poder, no pasa nada más por la represión o la
persecución, igualmente lo mediático, es un factor determinante. El emporio
comunicacional que ha construido el régimen chavo-madurista, le hace poseedor
de una estructura mediática efectiva a la hora de lograr la manipulación social
de los sectores más vulnerables. El discurso y el contenido del mensaje podrán
cambiar de forma, pero no en el fondo. Todo Vocero rojo repite el guion
establecido una y otra vez, como gif que reinicia y reinicia infinitamente. Dicha
estrategia, aunque duela decirlo, le ha dado redito, sobre todo, cuando desde
la acera del frente, la política comunicacional es manejada de manera amateur.
Ante la ausencia de una política comunicacional
sensata y coherente del lado opositor, cualquiera que pega cuatro gritos
empodera su mensaje fácilmente. Valiéndose de esto, el régimen avanza
sistemáticamente en su propósito principal de transformar en verdad toda acción
autoritaria e inconstitucional que ejecuta. Sin dudas, estos factores son
tierra fértil para el crecimiento voraz de desconfianza que se ha generado en contra del accionar de los partidos políticos y los dirigentes que integran la MUD.
Frente a esta realidad, la oposición siempre esta desafiada y, el principal
desafío, es tratar de implementar estrategias que le permitan pasar de la
defensiva a la ofensiva.
Ante la duda inclemente, es menester explicar e informar hasta
el más mínimo detalle. La unidad debe y tiene que emprender una nueva política
comunicacional, iniciándola bajo dos principios básicos: El primero, tener un
solo vocero oficial; y segundo, tratar a la gente como adulto. Seguir creyendo
que los ciudadanos no entenderán la realidad es un error. La duda ahoga
cualquier solución. La duda cercena las iniciativas. La duda es la herida
artera a la razón, la sindéresis y la esperanza. La única forma de combatir la incertidumbre
es mostrar que las acciones y el mensaje van de la mano, sin vacilaciones ni
medias verdades. Dijo Voltaire: “Dudar vale más que estar seguro. La vacilación
es el más vehemente indicio de la debilidad de carácter”. La MUD debe tomar
decisiones pensadas y consensuadas, pero de ningún modo eternas. Así como
existen verdades que liberan, también hay dudas que matan.
Miguel Peña G.
@miguepeg
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