Líder unitario, no es igual que único
Dentro del
laberinto de indecisiones, algunos desaciertos y la pésima estrategia
comunicacional, los partidos integrantes de la MUD han tratado de sortear,
durante los fatídicos años de régimen chavo-madurista, los señalamientos y
recriminaciones que se le hacen regularmente. En ocasiones, salen avante de la
lluvia de agravios y consiguen ganar la confianza de los ciudadanos, como
sucedió en el año 2015 en las elecciones parlamentarias. Sin embargo, por más
esfuerzo que los líderes de la unidad realicen para demostrar su convicción de
lucha y lealtad a las exigencias de los venezolanos, siempre se atraviesan en
el camino escenarios que, de una u otra forma, los arrastra al pantano del descrédito público.
Parece que las
hijas marinas de Calíope persistentemente asechan, tratando de hundir
constantemente a la oposición en el desprestigio social y político. Por
supuesto, las “ninfas” del S.XXI distan mucho de aquellas figuras de la
mitología griega. Más bien, son encarnadas por personas comunes y corrientes
con la aterradora misión de estructurar campañas mediáticas, dedicadas a
denostar cualquier acción de la MUD. Medios de comunicación, periodistas,
políticos (opositores y chavistas) y cualquier venezolano de a pie, se regodea
con el simple hecho de formar parte de la obscena e injusta campaña de
descalificación hacia dirigentes opositores y diputados de la AN. Claro, muchos
merecen una enorme jalada de orejas y gritos de repudio -por decir lo menos- pero
no todos entran en el mismo saco.
La nube siniestra que cubre al liderazgo
opositor, hay que reconocerlo, también es provocada gracias a la diversidad de
criterios, intereses personales y las distintas visiones políticas que existen
en el seno de la MUD, sobre la situación venezolana. Todos hablan al mismo
tiempo. Cada uno declara lo que cree, o se hace vocero de la línea que se baja
desde el partido. Algo normal, visto que la alianza opositora personifica el
espíritu y los principios básicos que rigen a la democracia; pluralidad,
libertad de pensamiento y acuerdos. Por ello, la coalición de partidos
se ha vuelto muy compleja, no entender esto, significa seguir engrosando las
alforjas de errores que, a la fecha, se encuentran pesadas y difíciles de
llevar; hasta para sus propios seguidores.
Si partimos de
esta reflexión, es posible emprender la reconstrucción acertada de la unidad
que tanto se requiere en estos momentos. Dicho relanzamiento debería estar
signado, en principio, por la selección de una persona que agrupe las diversas
opiniones y posibles soluciones a la crisis del país, con miras a
transformarlas en estrategias de lucha democrática efectivas, que permitan
colocar la piedra fundacional del nuevo gobierno de transición. Llegó la hora
de que los partidos arropen y seleccionen, en primarias o por consenso, al
líder que representará en cualquier terreno constitucional a la gran unidad
nacional.
La escogencia no hay que suscribirla solo para salir del
paso, ni mucho menos, porque exista una presión social interna o externa para
hacerlo. Al contrario, la selección del líder tendrá que hacerse a conciencia y
con un exhaustivo sentido de realidad, a fin de tomar la mejor decisión posible. Esto no quiere decir, que deban pasar meses en dicho proceso; los tiempos son cortos
y apremiantes. Decía Robert Louis Stevenson que: “la política es la única
profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación”. Quizás
tuvo razón, en el contexto y la época en que lo dijo.
Asimismo, como la
tecnología avanza exponencialmente, el liderazgo político mundial también lo
hace de forma rápida, y nuestro país no escapa a ello; con sus debilidades y
fortalezas. El liderazgo opositor venezolano tendrá que considerar de manera
seria y sin prejuicios anticipados, que el abanderado unitario reúna ciertas
características indispensables que le permitan, no solo hacer frente a la más
roñosa y corrupta de las dictaduras del continente, sino desarrollar un mensaje
claro y contundente que conecte con las urgencias de la población. Diego
Crescente, Socio de MAS Consulting, publicó en mayo del año 2015 en el diario
La Razón de España, un artículo donde aborda y describe “las seis cualidades
del liderazgo político del siglo XXI”.
Credibilidad,
firmeza, autoridad, honestidad, convicción y empatía, forman parte de las
particularidades señaladas por Crescente, para que los líderes de nuestra era
aglutinen las preferencias de los ciudadanos. Si bien, alguien pudiera engrosar
esa lista, a nuestro líder opositor le haría falta -además de las expuestas-
una cualidad importante que le haga reconquistar la confianza de la gente; la
responsabilidad. Dentro de la compleja situación venezolana, alguien debe
hacerse cargo y dar la cara de aciertos y equivocaciones de la oposición. No
puede seguir haciendo estragos en la esperanza ciudadana, la orfandad de
liderazgo. Nadie es culpable de nada, pocos reconocen los errores y la mayoría
se escuda en el silencio sepulcral de no asumir el riesgo; algo que en política
es sinónimo de fracaso.
Hablar de un líder unitario no es igual que
decir líder único. Sencillamente, no se asemejan, porque lo primero en términos
reales significa que, a la persona designada, le corresponderá unir bajo en un
solo discurso político a extremos opositores que han tenido ópticas disímiles
en la lucha democrática. Además, le tocará buscar el apoyo de las instituciones
del país bajo dos objetivos primordiales: derrotar a la dictadura
constitucionalmente; y recomponer social, moral y económicamente a Venezuela.
Mientras hay quienes preguntan: ¿Cuáles Líderes? otros sueñan e invocan al
mesías alado de turno, angustia que le añade más dramatismo a la compleja
situación interna que vive la MUD. Lo cierto es, que optar por alguien
específico nunca resulta tarea fácil; pero el trabajo hay que hacerlo. No
podemos desechar ninguna propuesta, incluso, que una mujer se convierta en la
líder de la unidad nacional. Eso sí, una mujer de acciones y no de retórica. No hay condiciones para ir a elecciones, pero se debe concretar un plan B, que pasa por designar a una persona que logre junto a la comunidad internacional, las garantías electorales. Líderes hay en cantidades, pero nada más uno será el unitario.
Miguel
Peña G.
@miguepeg

Comentarios
Publicar un comentario