Venezuela no se rinde
Bajo la penumbra del conformismo y la desconfianza
colectiva que envuelve al país, es difícil plantearle a la gente, cualquiera sea
su estrato social, que abandone los temas que le agobian; comida, medicinas e inflación.
Abatidos socialmente, ninguna situación sorprende y, mucho menos, motiva. El
punto muerto en el que nos encontramos alarma a tal grado , que no importa ver a
alguien degollar a un perro en plena vía pública y cercenar las partes con
más carne del animal, como si de un cazador se tratara, para poder comer algo. Chávez
transformó al país en rudimentario. Instauró un nuevo valle de Neander donde
habita, prácticamente, un venezolano primitivo; el “Neandertal criollo”.
Al mirar de manera superficial nuestra dramática
crisis, da la impresión de que estamos destinados como sociedad, a continuar esta
ruta de degradación a la que hemos sido sometidos desde hace dos décadas. Todo
cuanto hace o espeta el régimen confabula –premeditadamente- en contra de la
libertad y la democracia, logrando germinar un sentimiento de rendición y
descreimiento en la ciudadanía. Nadie cree en nada ni en nadie, solo figura la
“verdad” roja fabricada. Aunque el tiempo corre implacablemente, lo cierto es
que hoy más que nunca los principios democráticos de los ciudadanos se
mantienen firmes, sin doblegarse ante el oprobio miserable del cínico y
corrupto dictador.
Venezuela no se rinde, no solo por el simple
hecho de subsistir, sino porque fuimos educados para priorizar por encima de
todo –hasta de nuestra propias necesidades- el amor al país. Ese ancestral
sentimiento que se encuentra fijado como un eslabón genético de nuestra
idiosincrasia, de ninguna manera ha muerto, así Maduro y sus acólitos se den a
la tarea permanente de hacerlo creer. La sociedad venezolana inicia, como era
de esperarse, la purga de cualquier situación o persona que le coarta sus
derechos fundamentales y básicos. En medio de ese proceso natural que las
sociedades sometidas a situaciones extremas hacen, nunca se salvan los causantes,
directos o indirectos, de las atrocidades cometidas.
Las sociedades se mueven
cuando se sienten aplastadas por la violencia y la humillación, flagelos
radiactivos a los que hemos sido expuestos los venezolanos sin contemplación.
Sin dudas, esto desbordó el nivel de paciencia y aguante de la gente. La
ciudadanía en pleno ha entendido, que el auténtico final de esta historia trágica
se escribirá desde la unidad -sincera, sin prejuicios y sin condiciones- de todos
los sectores. Iglesias, sindicatos, estudiantes, docentes, empleados,
empresarios, sociedad civil, etc., hacen un alto en sus reclamos individuales,
para darle paso al más grande movimiento de lucha sobre el que Venezuela ha
escrito, las más grandes y épicas páginas de su historia republicana; la Unidad
Nacional.
El Frente Amplio Venezuela Libre, más que un
simple eslogan, es la gran bisagra política que une a los venezolanos
demócratas de cualquier tendencia humanista, ideológica, profesional, social y
académica en un mismo objetivo, rescatar al país. Dicho frente se convierte en
la tribuna para el reencuentro entre la ciudadanía y el liderazgo opositor que,
hasta ahora, había estado enfrentado, con errores y aciertos, a la dictadura.
La MUD, era la punta de lanza en la que nos escudamos para apoyar acciones, desentendernos,
recriminar y esconder nuestra apatía descarada. La unificación era inevitable.
Era cuestión de tiempo para que la reflexión social, nos hiciera comprender que
el país necesita de todos por igual, el momento histórico en cual vivimos lo
amerita; es ahora o nunca.
El adelanto inconstitucional de las elecciones
presidenciales ha hecho surgir como respuesta democrática, un amplio movimiento
de unidad nacional mucho más grande que la MUD, donde por supuesto, tienen un
papel preponderante los partidos políticos, pero que suma
nuevos rostros en busca de una nueva forma de organización para enfrentar contundentemente al
régimen madurista. Algunos anuncian que el frente amplio es más de lo mismo y,
definitivamente, no es cierto. En principio, uno de los promotores de la
unificación nacional son las Universidades, instituciones que impulsan y
consiguen la generación cambios, cuando intervienen en los procesos sociopolíticos del país.
La ciudadanía nos une categóricamente en un mismo grito, libertad. El dato político que debemos apreciar de la conformación
del FAVL se divide en tres aristas. Primero, que la situación reclama acompañar a los partidos políticos y a su dirigencia. Los ciudadanos tienen que decir
presente, ninguno puede quedarse fuera de la convocatoria. Segundo, la unión de cada sector apunta al rescate del derecho inalienable de elegir al presidente de la
república en una elección libre, limpia y justa. Y tres, desarrollar nodos
sociales en cada Estado del país para trabajar, no solo para atender lo
electoral, sino con el propósito de construir las rutas que nos conducirán a la
transición y al cambio de gobierno definitivo. Venezuela no se rinde y es hora de cambiar;
así de simple es la ecuación.
Miguel Peña
@miguepeg
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