¿Respeto Obligado?




El ahogo perenne que genera nuestra crisis se ha transformado en un verdugo que empuña la hoz despiadadamente, dejando poco margen para el análisis sesudo de cada escenario que se avecina. No cabe duda, el régimen chavo-madurista se ha montado en la ola del desespero e inmediatez que nos golpea una y otra vez, con el lóbrego propósito de destruir los disminuidos sentimientos de lucha y cambio de gobierno que aún exhiben las calles venezolanas. Maduro a través de su fraude electoral del 20M, ha querido estructurar una normalidad comicial ilusoria, a tal punto que, se ha dado a la tarea de impulsar y financiar una oposición ajustada a su modelo dictatorial.

Bajo el agrietado crisol que sostiene entre sus manos, el régimen pretende fundir esperanzas, sueños de libertad y la inagotable confianza política de los ciudadanos, para solidificar una sociedad que le sea funcional y no le estorbe. Es decir, sumisa, conformista y entregada a los designios de Miraflores. Sin embargo, día tras días los venezolanos han resistido las persistentes embestidas rojas de arrodillar a la democracia y cualquier vestigio de institucionalidad republicana. A cada subterfugio inventado, el país nacional ha proclamado un rotundo no; ni siquiera ungir a ciertos candidatos presidenciales le ha servido en la funesta misión de doblegarnos.

En toda dictadura hacen falta bufones políticos. Tontos útiles que figuren como bastidores, para poder mover desde las sombras los más corruptos y oscuros instintos políticos, nutrientes de estos regímenes oprobiosos. Copiando a Pérez Jiménez, que tuvo su arlequín en Germán Suárez Flamerich, la dictadura roja diseña una marioneta a imagen y semejanza. Maduro, moldea el títere que le acompañará en la ópera comicial auspiciada por la oficina electorera del PSUV; el “cne”. Al autonombrarse “candidato” de la unidad democrática, es el triste y vergonzante papel que le ha tocado desempeñar a Henri Falcón, bufón. Convertirse en una especie de bálsamo político que busca darle, a través de su participación en el fraude de mayo, piso legal a un proceso que, desde el mismo inicio, ha estado manchado de una inconstitucionalidad pasmosa.

Solicitud de créditos a organismo multilaterales (FMI), afianzar negocios con estatales petroleras de otros países (Rusia y China), dolarizar los salarios, revisar los procesos de expropiaciones y la tarjeta solidaria con 25 dólares para los adultos, y 10 dólares para cada niño, forman parte de la batería de promesas económicas con las que Falcón barniza su populista y desesperada aspiración presidencial. Su propuesta se vuelve inútil, porque al participar en un proceso fuera de la CRBV, que no tiene el reconocimiento de la mayoría de los venezolanos y, sobre todo, de la comunidad internacional, no hay que ser un analista consumado para entender que, nadie lo reconoce como candidato de la oposición.

Liderar un movimiento político en una contienda presidencial, significa que el candidato deberá reunir características especiales que le permitan encumbrarse como representante de un grupo de ciudadanos. Responsabilidad, probidad, experiencia en gestión pública, etc. Por supuesto, para que cualquier líder político mueva las preferencias del elector hacia su propuesta de futuro gobierno, debe reunir -a mi entender- dos pilares fundamentales: primero; diferenciarse de lo que precisamente adversa, y segundo; inspirar respeto en los seguidores. Con solo medir bajo estas dos últimas premisas a Falcón, observamos que repite al calco el germen populista de quien fue su mentor ideológico y, por si esto no fuera suficiente, se encuentra muy lejos de ganarse o inspirar respeto dentro de la sociedad. Un verdadero candidato presidencial concibe que el respeto se gana, no se obliga.


Miguel Peña G.
@miguepeg

Comentarios

Entradas populares de este blog

Gira en 360

No lo llame Diálogo, llámelo…

Enterrada la república, muerta la democracia