Solo Una Oposición





El liderazgo democrático ha cometido innumerables errores que sirven como caldo de cultivo, para que el régimen edifique maniobras en contra de la MUD. El chavismo bajo la égida de la improvisación y la feroz represión que le caracteriza capitaliza en victoria, la poca pericia mostrada por líderes y ciudadanos en algunas situaciones, donde el tino y la eficiencia política tenían poco margen de error. Esa debilidad es y será -hasta no corregirla- el talón de Aquiles opositor; Maduro lo sabe y, junto a sus cómplices, la utilizan -como kriptonita- para destruir a la dirigencia partidista cada vez que el agua les llega al cuello.

El régimen se mueve muy bien dentro de escenarios enredados o confusos; el caos es su elemento natural. Siempre saca rédito de las adversidades apelando, como es costumbre, a una reiterada táctica mentirosa que basa su línea de acción en tres ejes: “diálogo con la oposición”, nacionalismo y aumento salarial indiscriminado. Durante mucho tiempo utilizó las dos últimas porque, de alguna manera, mantenía completo control sobre ellas. Por supuesto, desde hace meses esto ha dejado de ser así, gracias a dos aspectos imponderables: la hiperinflación, que se traga cualquier aumento salarial populista, y la administración Trump; en la casa blanca ya no figura el simpático de Obama.

Maduro, consciente de que la retórica cargada de nacionalismo barato y de virtuales  guerras económicas se distancian de la ciudadanía, se aferra a la única tabla de salvación que flota sobre las aguas turbulentas de la crisis; diálogo con la oposición. Además de ganar tiempo, esta argucia la usa para evitar el derrumbe final y preservar algunos residuos de las prebendas que otorga el poder, además del terror cerval que tiene de rendir cuentas de todos sus desafueros inconstitucionales y ajenos del ordenamiento jurídico. Enmarcado en un gran fraude electoral -no será reconocido ni en Wikipedia- el régimen busca sugestionar conciencias colectivas, nacional e internacionalmente, mostrándose como gestor de un “gobierno de apertura político-social” con todos los sectores del país, incluyendo a la oposición. 

El excelente trabajo que han realizado en el ámbito internacional los diputados de la Asamblea Nacional indujo a que la dictadura moviera, descaradamente, a los aliados que durante años infiltró en el seno opositor, a fin de hacer implosionar desde dentro, cualquier rastro de liderazgo que hiciera frente al nefasto mandato chavo-madurista. Inhabilitaciones, presos políticos, partidos ilegalizados, lideres proscritos y exiliados, etc., forman parte de un plan preconcebido que permitirá eternizar en el poder -de una vez y para siempre- a Maduro. Si en veinte años el chavismo no logró controlar a la oposición, el objetivo primordial es fabricase una a la medida.

El no reconocimiento que hará la comunidad internacional de los resultados del 20M y que, de antemano conocemos, hizo que el régimen le diera vida a un engendro que simulara el nacimiento de una “nueva oposición”, con el propósito de barnizar de legalidad un proceso amañado desde su convocatoria. La bofetada recibida en las negociaciones de República Dominicana convenció a Maduro, de que las elecciones presidenciales era un camino que no podía negarse a transitar. La consolidación efectiva del fraude electoral no pasaba nada más, por el control del CNE y sus obsecuentes rectores (los cinco), también, había que escoger quién o quiénes serían los contrincantes de turno antes, durante y después de la trampa comicial.

Los “candidatos” que dicen adversar a Maduro, tienen el común denominador de haber compartido vínculos e interese con el PSUV; detalle no menor a la hora de juzgar el móvil de esas candidaturas carentes de legitimidad opositora. Pago a encuestadoras, influencers, periodistas y medios de comunicación solo buscan desacreditar a la AN, dividir a la MUD y, claro, glorificar a candidatos que no calan a pesar de los diezmos dominicales y el financiamiento rojo. Las confusiones propias o fabricadas no tienen cabida en estos momentos. El burdo chantaje de señalar a quienes no apoyarán el fraude es una estrategia barata y ruin, de quienes no tuvieron el más mínimo grado de lealtad con la unidad. Es más fácil apoyar una estafa electoral que resistir. Nadie puede engañarse, existe y existirá solo una oposición. 

Miguel Peña G.
@miguepeg

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