El Irreconocible



Los astros se alinean de manera vertiginosa y van creando el escenario ideal, para lograr el cambio definitivo que necesita el país. Es el momento oportuno y no conviene complicar las cosas más de lo que están, sobre todo, estando tan cerca el final del régimen. Si, leyó bien, el final de Maduro y sus cómplices. Por supuesto, para lograr ese objetivo que nos apremia, es necesario hacer galas de pragmatismo político y comprender que tendremos que recibir, valorar y ejecutar, si fuera el caso, infinidad de propuestas que permitan encumbrar soluciones al problemón en el que estamos metidos. “Todos los medios son buenos, cuando son eficaces”; diría Jean Paul Sartre.

Luego de la resolución aprobada en la OEA el pasado martes, la historia nos presenta un lienzo en blanco para que pintemos un enorme cuadro libertario, donde los dibujos libres sobran. Es decir, las improvisaciones nos darían la extremaunción, no solo como sociedad, sino como república. La salida de esa pesadilla llamada chavismo la estamos acariciando, razón que hace crecer -en gran medida- la responsabilidad de los partidos, dirigentes y ciudadanos, porque mientras se establecen estrategias coherentes que ayuden a defenestrar el oprobio rojo, al mismo tiempo, resulta imperioso elaborar planes de reconstrucción económica, política y social, para cuando el monstruo Kraken deje de habitar Miraflores.

El salto al vacío que Maduro dio el 20M con la perpetración del fraude electoral, ha acelerado cada uno de los reveses internacionales que ha tenido. El mundo y los países del hemisferio, han entendido que el régimen no puede seguir conduciendo el destino de Venezuela. Maduro, no es reconocido internacionalmente como presidente. Ha quedado deslegitimado en su origen y desempeño; hasta deja de ser comandante en jefe de las FANB. Así de contundente y definitiva es la resolución de la OEA, aprobada por mayoría con 19 votos. No debemos confundir la realidad midiendo la abstención o el apoyo de tres países; el régimen perdió en la OEA, punto final.

Maduro no tiene credibilidad, no posee rostro. Ha quedado ante la nación y el mundo civilizado, como una vulgar copia surrealista de la obra: Le Fils de l'Homme (El Hijo del Hombre) de Magritte. El ejercicio autoritario del poder espurio que ostenta se ahoga en actuaciones que, olvidan la realidad y lo encierran en sí mismo, dentro de un impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional. Nicolás, de pie con un país en ruinas que le sirve de segundo, tercer y cuarto plano, es la figura central de una dictadura sombría y sin texturas notorias. René Magritte afirmó, que su obra no “incluía ningún simbolismo”, comparación atribuible a Maduro después el fraude electoral; su “presidencia” por más colores y luces, no posee ningún valor simbólico.

Bajo este panorama de ilegalidad, inicia un descalabro que no será nada sutil. La OEA, además de activar el Informe sobre delitos de Lesa Humanidad, ha movido su musculo institucional y deja claro que no aceptará, a un presidente sin suficientes pergaminos electorales. Si bien, la diplomacia estadounidense tuvo un revés al no alcanzar los 24 votos necesarios para la suspensión de Venezuela, podemos asegurar que la dictadura chavo-madurista fue la única derrotada. Caben esgrimir distintas consideraciones de la resolución sobre Venezuela aprobada en la OEA, las más resaltantes son: El desconocimiento hemisférico a la reelección de Maduro, el espaldarazo al liderazgo opositor de la MUD, exigir una nueva elección con garantías, y el “ultimátum” velado que se da a las FANB; porque si a ver vamos, los militares tendrán que decidir si quitan o no, el apoyo a un usurpador presidencial.

El presidente de la Asamblea Nacional, ha dicho una verdad demoledora: “en Venezuela no existe presidente constitucional”. Expresión que la dirigencia y los ciudadanos deberán promover en cada espacio y región del país. La deslegitimación del régimen, hay que iniciarla hombro a hombro con la comunidad internacional. Indudablemente, luego del rechazo formal al fraude las sanciones se profundizarán, organismos mundiales (ONU y Corte Penal Internacional) tomarán en cuenta la resolución OEA y, países de la región, emprenderán medidas y elevarán propuestas en lo político, económico y financiero, para ayudar en el restablecimiento del orden democrático. Ecuador dio el primer paso.

El voto salvado de Ecuador le quita criterio y autoridad política, de proponer la realización de un referéndum para consultarle a los venezolanos, si avalan o no la elección del 20M. Ahora bien, sin prejuicios anticipados, es menester concebir la proposición desde dos perspectivas: La primera; es la última puerta de salida -la menos “traumática"- que la izquierda de LATAM ofrece al régimen. La segunda; dicha propuesta es perfectible si se suscribe al numeral dos de la resolución OEA. Condiciones electorales, nuevo CNE y observación internacional. La elección tendría que ser revocatorio o presidenciales nuevamente. Es ilógico aprobar o no un fraude a través de un referéndum. Posiblemente, lo que se pretende es darle piso político a la masiva abstención que hubo en la “elección”; hacerla medible. Recuerde, el que vota decide, no el que se abstiene; en fin. Por lo pronto, el cargo de presidente está libre y usurpado. Maduro, sencillamente, es un irreconocible.

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