Salida Ilusoria




Blandir discursos pintados de colores inexistentes, es caldo de cultivo para que se desarrollen, sin percatarnos de ello, artificios sociales capaces de hacernos perder conciencia de la situación y la gravedad de los hechos. Someterse sin control a las arremetidas perennes de la inmediatez y las urgencias, solo hará que la frustración siga afincando sus crueles garras en la maltrecha psiquis del venezolano. Cualquier estrategia que ayude a salir de la dictadura, debe estar preñada de buen juicio, compromiso, sentido de realidad y, sobre todo, de constitucionalidad. Vivimos la etapa final del oscurantismo rojo, razón que obliga a líderes y ciudadanos a ser quirúrgicos políticamente.


No es reprochable querer un final rápido y sin retrasos, a fin de cuentas, la crisis destroza -sin remordimientos- lo que consigue a su paso. Venezuela deja pedazos y desechos de una sociedad que un día fue país; con altibajos, pero país. Continuar inertes observando cómo nos arrebatan de las manos la patria, no es opción. Sin embargo, la necesidad sofocante de salvar a Venezuela no justifica crearse falsas expectativas, con salidas que nada más existen en el eterno imaginario popular del desesperado. Invasiones, la toma de Miraflores, Gobierno exiliado, entre otras supersticiones políticas contemporáneas, endulzan la amarga y agria verdad que muchos niegan reconocer; la salida de Maduro no es ni será fácil.

Además de no ser sencillo, el cambio de sistema de gobierno pasa por comprender que debemos unificar criterios y objetivos de lucha, en cada frente social y político. La dispersión de estrategias conducirá a derrotas anticipadas y, además, a una amarga desesperanza que nos empujará, sin remedio, a fomentar el resentimiento entre nosotros mismos. Escuchar a personas preparadas y académicas mencionar exabruptos como: “La AN debe nombrar un Gobierno en el exilio”, hace presumir que la histeria colectiva dejó su huella en los venezolanos. Cuando usted, querido lector, escuche a dirigentes espetar dicha conjura le miente descaradamente; tal figura rocambolesca no esta en nuestra Constitución.

La palabra clave es: entendimiento. Los gremios, organizaciones sociales y los ciudadanos, deben dejar el prurito y esas exquisiteces verbales que apuntan a: "mi protesta es mía y de nadie más". Bajo esta trifulca de recelo y venganza, es prioritario entender que, protestar separados uno del otro, dará como resultado un fracaso estrepitoso. Execrar de tajo, cualquier apoyo del liderazgo opositor convierte a los ciudadanos en lo que tanto critican del régimen. Es lamentable que, a una dirigente, le haya ocurrido ese desagradable baño de realidad, al ser objetada su presencia en una protesta de enfermeras. Injusto, quizás, pero esos rechazos se ganan al vender salidas ficticias y cargadas de impúdicas retóricas; temeridad que guardaba factura.

Apelar a la discriminación vulgar de la oposición, es una estupidez. Es cierto, algunos líderes causan urticaria hasta la médula espinal, pero no todos deben ser medidos con la misma vara. Al igual que las humanidades y las ciencias, son dos características inseparables dentro de la esencia humana, asimismo, ciudadanos y políticos son intrínsecos entre sí, desde muchos puntos de vista. Medir los apoyos bajo una lápida cartesiana -se duda de cada idea que puede ser dudada-, ayudará a diluir, aún más, la única arma con la que contamos para poder hacer frente a la dictadura; la unidad. La unidad nacional es y será, nuestra piedra filosofal. Cargar un fusil, no es como llevar al maquillador en la parrilla de la moto.

La salida efectiva de Maduro debe causar ilusión en los venezolanos, de mejorar al país y rescatarlo de las oprobiosas manos del chavismo. Contrariamente, parte del liderazgo democrático, se ha dado a la infructuosa tarea de vociferar salidas ilusorias sustentadas en gustos, arrebatos y pareces que, buscan escudriñar en la población, algunos aplausos y vítores escondidos. El cambio es más complejo y profundo que decir la palabra: transición. Aunque se torna difícil escucharlo, la verdadera transición se dará cuando veamos sectores de oposición, sumar esfuerzos con la disidencia real del chavismo (civiles y militares). Los adjetivos y señalamientos no tienen cabida en la coyuntura general, que parece haber ganado la batalla. Trabajemos el cambio definitivo con ilusión, no vivamos una salida ilusoria.


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