Solución Política
Reza el adagio criollo: “tanto nadar para morir en la
orilla”, refrán que define muy bien la situación interna y externa, que vive el
régimen en la actualidad. Las informaciones que se filtran desde las mismas
entrañas del poder son innumerables; unas más dramáticas y rocambolescas que otras,
pero, en definitiva, muestran algunos indicios de los próximos escenarios que
se aproximan y que serán definitivos en la reconquista democrática. Años atrás
no resultaba fácil entender o analizar el comportamiento estratégico del
chavismo, sabían esconder sus debilidades y miedos. Sin embargo, a pesar de
los esfuerzos que hacen por presentarse fuertes, cada vez son más predecibles y
torpes en su accionar.
Si bien, esa incapacidad táctica no necesariamente
significa que la dictadura esta caída, si confirma, el inmenso grado de
vulnerabilidad en el que se encuentra sus bases de apoyo y alianzas. Dicha
situación no solo se debe a la improvisación en la aplicación de políticas anacrónicas
en materia económica, social y de salud, que han provocado pobreza, éxodo,
desnutrición y muerte; también, la presión que viene ejerciendo la comunidad
internacional, socava los cimientos de la hasta ahora, “infalible” revolución
bolivariana. La actualidad se presenta impredecible para cualquiera de los jerarcas
rojos, sobre todo, aquellos que deambulan por Miraflores, Fuerte Tiuna y otras
latitudes mundiales.
Desde la elección de la ilegal “Asamblea
Constituyente”, Maduro da tumbos en un laberinto inconstitucional al que no le
encuentra salida y, por los vientos que soplan, jamás la hallará. A pesar de
que los procesos políticos que debían activarse, luego de la violación flagrante
de la carta magna, han sido lentos y cargados de un burocratismo angustiante, estos
han seguido su curso en el tiempo logrando desenmascarar la condición
dictatorial y corrupta del régimen maduro-cabellista. De apoco, la comunidad
internacional ha entendido que, resulta un problema regional, seguir obviando
la inmensa crisis venezolana y a los grandes causantes de semejante destrucción.
Nicolás Maduro “gobierna” sobre la base de las
elecciones -dudosas- del 2013. A partir de enero del año entrante, concluye su
período (2013-2019) y su legitimidad de origen desaparece. Son innumerables las
salidas y llamados de rectificación que, a través de emisarios, se le han
presentado al inquilino de Miraflores y ninguno ha sido aceptado. Al ser un
mentiroso contumaz, nadie le cree la táctica de diálogo que siempre enarbola
cuando se ve con la soga al cuello. Las concesiones se diluyen y la solución
política entra en escena. La salida es un hecho y se aceleró con el cruel
asesinato del concejal Albán. Por supuesto, solo falta determinar el cómo y el momento para emprenderla; sin embargo, es inevitable.
Cuesta creer que mientras el cinismo y la represión
roja avanzan, sea posible una solución política pronta y efectiva.
Verdaderamente, la desesperanza agobia y hace metástasis en la convicción
ciudadana de seguir la lucha libertaria. Con todo y eso, el panorama que se
dibuja en este último trimestre hay que tomarlo en cuenta. Sin entrar en los
lodos del optimismo pendejo, es necesario que entendamos un hecho
primordial: a medida que se acerca el 10 de enero; fecha en la que se transforma
la “legitimidad” de origen de Maduro en usurpación, la comunidad internacional
comienza a desmantelar la red de corrupción del régimen, sustentada por el
lavado de dinero, blanqueo de capitales, etc., expuestos en expedientes e
investigaciones. Acorralar de esta manera, significa construir las bases de una
transición real.
¿Cómo puede ser una solución política a nuestra
crisis? Indudablemente, no existe un axioma, manual o códice que revele una
fórmula mágica para tal fin. Es complejo establecer una sola estrategia o
recurso efectivo, más aún, cuando se trata de negociar con una banda criminal
con dinero y poder de fuego. Siendo este el caso, las declaraciones oportunas
de la administración Trump son relevantes, al señalar que: “todas las opciones
están sobre la mesa”. Es decir, se aplican tres para que al final prevalezca la
que en realidad se necesita.
Mike Pompeo en lenguaje llano y claro dejó colar esta
perla: "No quiero decir que habrá más sanciones mañana, pero tengo
confianza que encontraremos otras formas de ejercer presión para convencer a
Maduro de que su plan no va a funcionar, no va a poder retener el poder para
siempre". Desde hace semanas han hecho llegar a Miraflores varias opcione de salidas. Todo indica que la ilegalidad en la que entra el régimen a partir del 10 de enero
será el clip para aplicar una de las soluciones posibles; elecciones generales.
Claro con un nuevo CNE, observación calificada y las demás garantías que usted conoce. En definitiva, sea cual sea la solución política, debemos estar
seguros de que en las altas esferas del poder y en sus bajos fondos, ya se
habla de transición, aunque no parezca.
Miguel Peña G.
@miguepeg
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