Frente y Amplitud





La atomización indetenible de la oposición -en cada una de sus partes- ha dejado un vacío; un silencio político angustiante. De la unidad de partidos que encaró el proceso electoral parlamentario del año 2015, solo quedan las sencillas y simples siglas que acompañaron la decisión planificada, de luchar en contra de la dictadura chavo-maduro-cabellista por encima de apetencias personales. La MUD fue desintegrándose, cual banda de rock que lleva años haciendo música y que, al final, deciden que es mejor cantar en solitario. Gran error, porque si juntos no llegaban a las notas altas, solos y a capela se nota más la desentonación.

Maduro y su combo destructor, lograron sortear toda propuesta de salida planteada por la oposición, no por ser avezados operadores políticos, más bien, el financiamiento de China y Rusia, la cruel maquinaria de espionaje cubana, la genuflexión militar criolla, persecuciones a la disidencia, etc., han servido de táctica para dividir desde la frustración a la MUD, la AN y a los ciudadanos. La elección inconstitucional de la “Asamblea Constituyente”, fue el ingrediente para el desmantelamiento de la unidad democrática. Si bien es cierto, atomizar a la alianza unitaria se hizo a control remoto desde Miraflores, la mayor detonación ocurrió en el mismo seno de la MUD. Gustos, pareces, mala caras y otras rancias manías políticas, se convirtieron en ingredientes de un cóctel autodestructivo vergonzante.

El régimen se ha encargado de separar los criterios y visiones opositoras en tres pedazos: el primero; aquellos que buscan participar en cualquier proceso electoral y promover diálogos sin importar las condiciones. El segundo; los que de ninguna manera están de acuerdo en votar y, mucho menos, negociar la salida. Y un tercer segmento -que aglutina a la gran mayoría- que entiende que las transiciones políticas, se generan con distintas estrategias en el tablero: la electoral, protestas sociales y negociación, con el entendido de que cada una de ellas, debe estar acompañada de condiciones irrenunciables para ejecutarlas. Este último sector es el más vilipendiado y señalado por los otros dos ángulos opositores. ¿Coincidencias?

Ante la escandalosa orfandad política de la oposición, el régimen ha pretendido reavivar su barata, burlesca e infausta “ideología” populista, con el vulgar propósito de sepultar la credibilidad de la dirigencia opositora. Sin embargo, esta vez a diferencia del 2003 y 2004, cuando Chávez pudo -en su peor momento de popularidad- sortear a través de las misiones la crisis de esos años, Maduro ha chocado con una pared social llamada: Frente Amplio Venezuela Libre. No es necesario ahondar en análisis profundos, sobre el significado de esta plataforma sociopolítica ya que, a estas alturas, los venezolanos entienden los motivos y las urgencias que llevaron a reorganizar la lucha, bajo la línea de esta nueva estructura que reúne a todos los sectores del país.

Mientras a la MUD la derrumban a patadas-literalmente-, el FAVL iniciaba su periplo en cada región del país, a fin de poder organizar, más allá de la perspectiva político-partidista, esa unidad superior que debía alcanzar la incorporación de distintas fuerzas democráticas que, hasta hace un año atrás, no se encontraban activas dentro de la alianza partidista de las tres letras. Si bien, no ha sido una tarea fácil constituir canales de participación en cada uno de los 24 estados, hoy día la nueva plataforma que adversa a Maduro y su rancia dictadura, logró alcanzar acuerdos y organización política en las regiones. Luego de 24 congresos estadales, el congreso nacional del Frente Amplio, se configura como un hecho trascendental de cara a la instalación del próximo periodo legislativo y del 10E.

Verdaderamente, un nuevo fracaso desataría el final desastroso del mundo opositor. Sin embargo, en política no caben las posturas dogmáticas. Entrar en ese terreno de escepticismo no ayudará a producir los cambios necesarios y que apremian. Sucumbir en brazos del pensamiento indubitable de que hay un solo escenario para salir de Maduro, es seguir abonando el terreno de los desaciertos y las conjuras petulantes. La nueva unidad superior va de frente y con amplitud unificando visiones disímiles, pero que, sin duda alguna, tienen objetivos comunes. Nadie que anhele la libertad del país puede quedarse fuera. No es tiempo de campañas, es la hora de compromisos; sin videos, fotos y tuits.

Miguel Peña G.
@miguepeg

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