Fácil Ecuación
El laconismo excesivo del análisis siempre deja por fuera
lo grueso de la situación. Algo entendible, en vista de que nadie tiene dentro de su
memoria un servidor virtual medido en Terabytes, que permita almacenar tanta
información. Por ello, ninguno de nosotros es culpable de no acertar el auténtico
desenlace de la desgracia chavista, a fin de cuentas, cada información conocida
y divulgada sin importar que resalten distintos hechos, definitivamente, van
unidas entre sí. Nada en Venezuela es presa del azar o de la mera casualidad.
Es posible que lo ocurrido el 30 de abril lo podemos medir con varas de diferentes
tamaños, sin embargo, no podemos perder el norte del verdadero eje central de
esa acción: Juan Guaidó se reafirma como líder, las FANB explosionan a lo
interno, el régimen está muy debilitado para negociar, y Leopoldo López se suma
a lucha desde la libertad.
Es comprensible, que el panorama parezca un
trabalenguas rebuscado, o peor, un mar filosófico que nos hunde cada vez que pretendemos
atinar una conclusión cabal de la situación. Tomar piezas de todos lados
-pequeñas, medianas y grandes- no luce como positivo a la hora de dar luces de
cómo se decantarán dentro de los próximos días, los escenarios en el país.
Sencillamente, nadie puede con tanta complejidad junta. ¿Francis Bacon estaba
en lo cierto? Es decir, “Si comenzamos con certezas, terminaremos con dudas;
más si nos conformamos en comenzar con dudas, llegaremos a terminar con
certezas.” En criollo, mientras la coraza de complejidades políticas se percibe
con muchas dudas, se acrecientan las certezas de que, en poco tiempo, caerá
hasta el último ladrillo del régimen.
Dentro del laberinto de confusiones, inseguridades y desilusiones,
solo existe un convencimiento que es bien sabido, divulgado, contado y gritado
por el país; Maduro se va. Esto no puede ser visto como un aforismo noctambulo
y, mucho menos, como una estúpida predicción dibujada con el doce de bastos o
el Rey de espadas. Es un hecho irrefutable y sin discusiones enigmáticas, el
régimen está en sus últimas comparsas y tropelías. Veinte años de chavismo dejan
cicatrices sangrantes y la incredulidad, es una marca que no se borra a gusto.
A pesar de ello, es oportuno reconocer que la mayoría de los venezolanos
entienden, claramente, que Maduro no puede seguir en Miraflores.
Ciertamente, el 30 de abril es la piedra angular en la que
se construye la transición hacia la democracia. Mientras algunos se ahogan en
estúpidos señalamientos y flagelaciones acostumbradas, lo real es que la
estrategia se cumple como dicta el acuerdo comunidad internacional, AN y EE.UU.
En un país caracterizado por la inmediatez, no ha de extrañar que el
sentimiento de derrota se haga presente. Todo lo contrario, la táctica radica
en implosionar desde adentro los apoyos y lealtades de la coalición “dominante”.
El objetivo de los halcones -Pompeo, Bolton y Abrams- se cumplió; es decir, desnudar
a más de un representante de la dictadura que estaba negociando la salida de
Maduro. No hay tranquilidad ni paz en Miraflores.
Nos ha tocado ver un
duro final, adornado con la represión criminal y la saña de la venganza de saberse
derrotado. El régimen vuelve a asesinar sin contemplaciones, dato no menor, asi pues, la decisión de saltarse lo que había sido pautado para concretar la salida efectiva de Maduro el
pasado martes les jugó en contra; en todo sentido. En estos momentos el futuro
del régimen es discutido en The Tank y la suerte de Maduro, se acuerda entre la
Oficina Oval y el kremlin. La ecuación de física política es: negocio salida + acepto
salida= me salvo / negocio salida + acepto salida + decido cambiar acuerdo= la
ira del engañado me aplasta. Así de simple es es lo que viene, así de simple es
la ecuación.
Miguel Peña G,
@miguepeg
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