Plazo de Tiempo
En política
los tiempos cuentan, más aún, cuando entran en juego valores como la
democracia, la libertad y el respeto a la vida. Siempre se ha dicho que el
tiempo de los políticos no camina al ritmo de la necesidad de los ciudadanos.
En cierto punto, este proverbio podemos tomarlo como valedero, ya que a luz de
los innumerables ejemplos propios y de otras latitudes, el resultado de la suma
política+sociedad es igual a cero. Sin embargo, debemos ser justos en las
valoraciones temporales, pues las carestías de la gente presentan un dinamismo
alarmante y vertiginoso que es imposible dominar. Ningún líder experimentado y
capacitado, puede correr cabeza a cabeza con los problemas sociales; por ello
existe algo llamado gestión pública.
Las
proclamas espesas y cargadas de propósitos destructivos en contra de la AN
buscan, precisamente, resaltar la velocidad dispar que existe entre las
gestiones que se emprenden para recobrar la democracia, y las urgencias del
venezolano que, por supuesto, ahora se han transformado en ansiedad y
desesperación colectiva. Es claro, el país no resiste tanta parsimonia, sobre
todo, con el aumento exponencial que tiene -a cada segundo-, el talante
criminal y destructivo de la dictadura. Sin dudas, esos aspectos se superponen
de manera tediosa a los esfuerzos que la comunidad internacional y la AN, desarrollan
con el objetivo de lograr el cese de la usurpación, un gobierno de transición y
las elecciones libres. Cuando se coloca la lupa en las distintas
recriminaciones que se escupen, sorprende que tales actitudes -de niño de
pecho- provienen de un sector minoritario de la “oposición”.
Es menester plantearnos
el debate en un plano más juicioso y dejar de lado, el simplismo recurrente en algunas
trincheras opositoras. Por ejemplo, establecer comparaciones entre lo ocurrido
en Puerto Rico con el fenómeno que acontece en nuestro país, no solo demuestran
gran desconocimiento de la realidad que impera en Venezuela, sino que destila preocupantes
cataratas de imbecilidad inducida y programada. Sinceramente, es obligatorio
comprender que este tipo de análisis tendenciosos poseen un fin político y
económico en sí mismos. Cuando un supuesto experto en encuentras y mediciones sociales,
se lanza al abismo público con aseveraciones casi de libro de Coquito, sin
dudas, no lo hace inocentemente; hay un trasfondo nada gratuito.
En el colofón
de la dictadura chavo-madurista, será normal que presenciemos ambigüedades
discursivas en personajes de distinto calibre, el detalle a considerar, es
poder precisar quiénes realmente han mantenido una careta durante estos años de
oprobio. Los nervios -traicioneros como siempre- dejan una huella imborrable en
el camino de lealtades a conveniencia. Quizás, la cara visible que ocupa los
salones de Miraflores representa la punta de un iceberg que se deshiela
aceleradamente y sin control. Nadie pudo imaginarse que el otrora canciller de
Chávez, fuera a presidir la cofradía corrupta. Resultaba más sencillo hacer pasar
desapercibido negocios y enchufes, bajo la sombra de un ministerio que, desde el Olimpo del poder; allí la luz brilla con más fuerza y los rincones más
oscuros quedan al descubierto.
El mundo democrático
decidió. En Venezuela debe haber una transición sin Maduro en Miraflores.
La comunidad internacional en pleno ha despejado, esa rara ecuación -bien
montada por algunos aliados- que disimulaba el talante dictatorial y criminal
del “heredero” circunstancial del chavismo. No caben las especulaciones estrafalarias
que den pie a pintar, un panorama distinto al que deja ver las estrategias que
se dan en distintos tableros. Si alguien albergaba suspicacias con la frase “todas
las opciones están en la mesa”, luego de esta semana que concluye, ha entendido
que significa dicha sentencia. Las recientes sanciones del EE.UU. al mismo núcleo
financiero del régimen, son la muestra en vivo y directo de que se aplica una
cartilla de manera minuciosa. No existen cabos sueltos; Maduro se va sin
reclamo ni protesto.
Nunca es
acertado poner plazos de tiempo. Las palabras cargadas de puntos finitos corroen
-sin piedad-, la psiquis individual de quienes las escuchan. Millones de
interrogantes danza dentro una inestable y adulterada compresión social, que se
rinde desfallecida a la fuerza de la incertidumbre. “No creo en nadie, solo
espero que pase algo”, es el resumen de la agobiada percepción de gran parte de
los venezolanos. Ciertamente, no es nada fácil sacar de ese hueco espinoso a la
gente. Aunque cueste una enormidad, se debe comprender que no es lo mismo decir:
“hablamos con Maduro y le hicimos saber que tiene corto tiempo para dejar el poder”,
que comentar: “salimos de Maduro en un mes”. En la primera expresión, es donde
el plazo de tiempo pasa a ser mortal, porque la hora y fecha en el calendario está
marcada y se comunicó al interesado, más nadie tiene porque conocerla. Trump, el
Grupo de Lima, la UE, Juan Guaidó, Rusia y China lo saben; entonces, bienvenido
a ese grupo selecto, porque ahora usted también lo supo.
Miguel Peña G.
@miguepeg
Comentarios
Publicar un comentario