Equivocación
Hace falta reconocer la desgracia que nos aprisiona como
sociedad, para poder entender lo que está en juego si decidimos bajar los
brazos y lanzarlo todo por la borda de la apatía. Pisar las alfombras de salida
mágicas y saborear la urgencia del autodestierro, no hará que la vida sea más fácil
y, mucho menos, que Maduro se largue de inmediato. Los asuntos en política nunca
son lo que parecen, jamás muestran su verdadero significado, así que pretender
que una frase o gesto significa el acabose o el triunfo, es una mentira balurda
y necia. Seguir en el eterno debate existencial de lo que se debe o no hacer, se
convierte en una pérdida de tiempo valioso.
Se torna cansón explicar con lujos de detalles, porque la
Asamblea Nacional hace o deja de hacer cualquier cosa. Los mares de angustias individuales
se ven contaminados, con miles estrategias de Call Of Duty que salen a danzar en
las teclas de la “Dona Barbara” express, algunos políticos exiliados y, claro, gran cantidad de seguidores que viven a expensas de resentimientos inexplicables que, a lo mejor, los hizo abstenerse de cualquier evento electoral o peor, le
dieron el voto a Chávez en algún momento. El que no quiera salir a machar este
16N, esta en todo su derecho. Nadie puede obligarlo a hacer algo que
no usted quiera, sin embargo, cuando se trata del salvar al país de la
dictadura que impera, el llamado es obligatorio.
No hay que equivocarse, los derechos ciudadanos no otorgan una
especie de mazo justiciero con el que se puede culpar o señalar a todo aquel
que le venga en gana. Las personas que no quieren protestar deben ser valientes
al explicar sus razones, es decir, no es válido esgrimir la misma letanía: “No caigo
en la trampa de la AN, no quiero una nueva traición, etc”. Es hora de asumir
responsabilidades políticas y civiles, sobre todo, en estos momentos terribles,
donde Venezuela se encamina a un destino fatal. Habrá que repensar los odios y
las fantasías inducidas, al país le urge atención de quienes lo habitan. Olvídese
del régimen, Guaidó, EEUU, de la AN y María Corina, lo único que importa es Venezuela.
La comunicad internacional entendió que la fechas caducan,
y comienza a mover hilos que pensábamos estaban deshabilitados. Más allá del
obvio desacuerdo con la dictadura venezolana, la acción realizada en días
pasados por el gobierno de El Salvador demuestra dos cosas sencillas y lógicas:
La primera, es que el presidente Bukele sabe que tiene que sacar de tierras salvadoreñas, a
funcionarios de Maduro que serán, sin dudas, los posibles puentes de
financiamiento para los comunistas de ese país; eso es sentido común. En
segundo lugar, la medida de expulsión de maduristas y el reconocimiento a Juan Guaidó,
forma parte de una línea de acción internacional que fue establecida con
anterioridad, con el propósito de sumar más presión al dictador venezolano.
De cara al 16N, han surgido innumerables hipótesis y rumores
de lo que ocurre tras bastidores en el panorama político nacional e
internacional. Es difícil saber cuál teoría es la más cercana a la verdad. Lo
cierto es que se van conjugando hechos, que dejan iluminada la foto final de
esta historia cruel y sin sentido que padecemos desde febrero del 89. La detención y
extradición del “Pollo” Carvajal, la presión de EEUU a España por su letargo político
en contra de la dictadura de Maduro, la reunión del grupo de Lima, la
designación del comité de postulaciones para nombrar nuevos rectores del CNE, son
ingredientes suficientes para avivar las ganas de protestar la próxima semana. Quedarse
ensimismado con las proclamas de grupos interesados en no salir del régimen no
es una opción. Como dice el estratega consultor JJ Rendón: “no se equivoquen, no
se equivoquen”.
Miguel Peña G.
@miguepeg
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