Fe en Espiral
El trasfondo de la realidad nacional nos hace enfrentar
situaciones inevitables que, en algún momento, deberemos resolver como
sociedad. Usar códigos embebidos que ayuden -virtualmente- a desentendernos de
las obligaciones ciudadanas, no servirán cuando perdamos los últimos vestigios
de democracia que todavía quedan. La gratuidad se pone de lado, en el momento
de emprender luchas por reconquistar libertades subyugadas y arrebatadas de la
peor manera. Es cierto, los sacrificios tienen sus recompensas, el problema reside
en la siguiente pregunta: ¿Quién está dispuesto a hacer esos sacrificios? Dicha
interrogante pulula sin descanso, desde aquel famoso discurso del 5 de julio
del año 99 ofrecido por Jorge Olavarría.
Los garabatos que el chavismo ha dibujado en
dos décadas de oprobio demuestran, excesivos espacios vacíos y blancos en el
cuaderno de la historia contemporánea del país. Espacios difíciles de rellenar a plenitud,
pues, la corrupción desmedida, la despiadada inseguridad, persecución política,
narcotráfico y sumisión a gobiernos extranjeros nos han transformado,
irremediablemente, en una sociedad antinatura. Lo que ocurre en Venezuela se
reduce a una simple pelea entre el bien y mal; así de sencillo. Acordes con las
bases antidemocráticas que exhibe sin pudor, el régimen se ha transformado en
una sombra criminal desproporcionada, que no descansará hasta someternos a
todos.
El existencialismo político que ronda en el ambiente
repugna hasta el cansancio. Al parecer,
los venezolanos hemos sumado a las tres interrogantes más importantes del
mundo, una nueva pregunta cargada de laberintos analíticos. ¿Hay un Dios? ¿Qué
pasa cuando morimos? ¿Estamos solos en el universo? de ahora en adelante, estarán
acompañadas de una tonta incógnita ¿Por qué no cesa la usurpación? Explicaciones
se han esparcido desde todas las direcciones posibles y, claro, cada conclusión
a este enigma sociopolítico criollo construye otras preguntas autónomas que,
dejan a todo mortal, sin repuestas definitivas. Quizás, es momento de soltar
prejuicios sobre el tema y aceptar que el chavismo no termina de caer, porque
hay intereses que no dejan que esto culmine.
Ciertamente, al transcurrir once meses de haber iniciado el
gobierno de transición, la fe ciudadana se ha escondido repentinamente y, hasta
me atrevería a decir, que de manera sórdida se nos escabulle. Cada venezolano
siente que está en una soledad inescrutable. El ambiente que rodea a los ciudadanos
se presenta cargado de melancolías y miedos abrumadores, que inyectan dosis
negativas de inacción social frente a toda adversidad. Estamos supeditados a
una clase de Escotoma colectivo; vemos no lo que la mente decide, sino lo que
el régimen necesita que veamos y decide. Dejarnos arrullar por le canto lúgubre
y de una sola nota del régimen, será nuestra perdición.
Resulta difícil no perder la fe cuando se observa desde lejos,
que los distintos aliados internacionales del vecindario que el gobierno de transición
había sumado a la causa venezolana, se han vuelto objetivo militar de la rapiña
comunista y corrupta latinoamericana. No se trata de física cuántica y, mucho
menos, de política de alto nivel. Lo que se presume fue la estrategia acordada en
contra del grupo de Lima en la reunión del eje de mal realizada en la ciudad de
Puebla, ha quedado plasmada en Chile, Ecuador, Bolivia y ahora Colombia.
Siempre se apostó por la salida democrática, algo que no pude ser desdeñado por
nadie, sin embargo, queda demostrado que nunca fue cierto aquello de: “todas
las opciones están sobre la mesa”.
La fe de los venezolanos se encuentra en una espiral
peligrosa. Aunado a la parsimonia política, se observa como el subconsciente y
la energía de lucha democrática quedan en un segundo plano, ante la distorsión
económica. La hiperinflación campante y la dolarización velada, conjugan una mezcla
nociva para la salud social del país. Los dólares que inundan las calles de
cada región, sirven de escenario para una normalidad ficticia que gana más adeptos. Los
dogmas políticos no existen, algo que en la Asamblea Nacional deben tomar en
cuenta pronto. En estos momentos seguir esperando decisiones y toma de posturas
no tiene sentido. A pocos días de culminar el año, cada quien tomo su posición. El comunismo -al estilo del terrorismo árabe- se agrupa y declara una “Yihad”, en contra
el mundo democrático; ¿nos uniremos nosotros?
Miguel Peña G.
@miguepeg
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