¿Cansancio?





Es evidente que la sociedad venezolana arrastra desde hace años, un enorme peso sobre sus espaldas. El inconfundible sudor de hartazgo impregna la esperanza y el deseo de vivir en libertad y democracia. Las justificaciones atemporales de no hacer nada, se aferran de argumentos que no tienen ni pies ni cabeza. “La oposición me traicionó por eso no marcho, si no trabajo no como, todos los políticos son iguales, las necesidades se imponen ante lo político”, son algunas de las “oportunas” frases que se sueltan en todos los frentes, para tratar de lavar culpas y remordimientos. Ciertamente, hay mucha necesidad en la calle, pero pensar que primero está el problema individual por encima del problema mayor del país es un error.

La verdadera arma con la que ha contado durante años la dictadura es, sin dudas, la manera en cómo la gente de a pie entiende la política y sus resultados. La poca civilidad que nos agobia la llevamos escrita en la frente. Claro, no todos los venezolanos se han dejado arrastrar a esos lodos en los que impera la conducta asocial del país, lo que no ha permitido que el chavismo -malandro desde su concepción- destruya completamente los valores republicanos. Aunque en los cuarenta años de democracia bien llevada -con altas y bajas- hubo progreso y desarrollo, faltó algo que nos ayudara como sociedad a no ser tan vulnerables; tan débiles. No fuimos educados para valorar lo que teníamos en su momento.

El cansancio de la crisis venezolana nos agobia y, como no, si en la más mínima oportunidad estamos atentos para fustigarnos o sabotearnos las iniciativas de lucha. En los dos últimos meses, hemos estados inmersos en una cantidad de rumores y medias verdades que, por supuesto, juegan en contra de nuestra convicción de lucha política; en parte esta debilidad es gracias liderazgo opositor. Si bien es cierto, siempre han tratado por todos los medios de saltarse el cerco comunicacional del régimen, cuando tienen la oportunidad de contar con pelos y señales lo que ocurre, optan por imponerse un auto control de frases y párrafos, que no explican al dedillo cualquier situación especial que acontece.

Parte de esto, hay que decirlo, ocurrió con el manejo de la información sobre la “operación alacrán”, “operación maletín verde” o como usted prefiera llamarla. En todo caso, las informaciones que señalaban a varios diputados de la comisión de finanzas de estar incursos en asuntos turbios y desleales en contra de la Asamblea Nacional, se confirmaron gracias al trabajo periodístico. Frente a una sociedad tan susceptible y en desventaja frente a los laboratorios digitales del régimen y de la antipolítica, la oposición tiene que ser mas detallista en los asuntos de comunicarle a la gente las buenas y malas noticias. Solo el Diputado José Guerra, asomó con anticipación lo que venía. Para gobernar un país, se debe tratar a sus ciudadanos como adultos.

La administración Trump ha dejado claro, que la salida del oprobio chavista se hará a través de negociaciones que deriven en una transición concertada, y así llegar a la meta única: Elecciones libres. No es un secreto para nadie que EE.UU. cambiará la estrategia que aplicó en 2018. Venezuela se ha vuelto un nudo en la política exterior de Donald Trump. Ni el asunto en medio oriente le ha causado tantos dolores de cabeza. Algunos analistas apuntan a que la Casa Blanca se ha cansado de la oposición venezolana; es difícil saber con exactitud si es cierta tal aseveración. No obstante, si el nivel de tolerancia política de los norteamericanos es tan pequeño, es una locura pensar que, ¿No será que se cansó también de ciudadanos conformistas?

Es innegable que desde el 5 de enero la situación cansa a cualquiera. Los diputados demócratas luchando por ganarse -nuevamente- su espacio, el régimen bloqueando los accesos al palacio legislativo, diputados opositores que saltan la talanquera, los militares violando la constitución y la hiperinflación desmedida, son ingredientes que te gritan: “sal corriendo y cierra la santamaria”. La estrategia de aguantar dicha andanada de sucesos no está en poner en práctica una fórmula mágica, por el contrario, se encuentra de manera sencilla en una simple reflexión individual: ¿quiero vivir en democracia o no? El cansancio social nunca puede vencer las ganas de vivir en libertad; recuerde, nadie vendrá hacer lo que a usted le toca.

Miguel Peña G
@miguepeg

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