Mezquindad

La variopinta política venezolana ha tenido liderazgos de distintos calibres. Buenos, malos, regulares, pésimos dictadores, criminales, ególatras, en fin, un gran número de políticos que marcaron en su momento –para nuestro beneficio o destrucción- la vida republicana del país. Nadie ha inventado algún “politicometro” que permita medir a ciencia cierta, la calidad de un dirigente. El único medidor posible que puede escrutar de manera previa y posterior a un político es la conciencia ciudadana. Es la gente la que puede ejercer a través del voto, el verdadero control social. Es verdad que todo ciudadano tiene derecho a exigirle respuestas a un dirigente, claro está, nunca desde el descalificativo o la malcriadez.

La cantidad de caracteres y centimetraje periodístico demarrados en los últimos días sobre la gira del presidente Guaidó, nos da una idea de la complejidad de la crisis venezolana y de cómo el mundo occidental la vive y sufre sin importar latitudes. Análisis profundos e irrelevantes rondan en la cabeza de connotados y advenedizos al mismo tiempo. Cada quien esgrime resultas diferentes al referirse al éxito del periplo presidencial. “Trump no lo recibirá, la gira fue improvisada, etc., forman parte de la desesperación y el desconocimiento colectivo que, además, es atizado por los dos laboratorios rojos virtuales –G2 y medios financiados- encargados de estructurar un mensaje apocalíptico basado en mentiras y el descrédito.

Es innegable que la gira presidencial ha causado moretones difíciles de ocultar. Muchos han quedado desnudos como lo que son: habladores de pendejadas, creadores de fantasías, payasos financiados o aduladores de la mezquindad, que solo juegan cuadro cerrado pensado que el roletazo lo tendrán controlado. La llegada del presidente (E) a Miami, no solo configuro el broche de oro de una gira exitosa, sino que fue el detonante para que cayeran estrepitosamente en la sucia lona indecorosa del desprestigio y el abucheo, las estructuras comunicacionales chavistas y los grupos “opositores” que persigue el poder por aclamación; y alevosía me atrevería a decir.

Mientras más exitosa concluye la gira del presidente Guaidó, los niveles de mezquindad sociopolítica se elevan de forma insospechada. El comportamiento de los orcos de siempre era de esperarse, pues, las maneras -sin precedentes- en que la administración Trump asumió la visita del invitado estelar, los dejó descolocados y sin respuestas, solo balbuceos para hacer control de daños. Los argumentos fútiles que se buscan en los archivos desdeñables de la inmoralidad muestran sin pudor, como caen una a una esas falsas “credibilidades” que, por varios años, han vivido de la desgracia venezolana. De este golpe de realidad, no se recuperarán jamás, de eso no hay ninguna duda.

Muchos se preguntan ¿será cierto el éxito de la gira de Juan Guaidó? Aunque es difícil responder a esta pregunta, solo con poner a trabajar el sentido común y juntar todas las piezas, se podrá tener certezas del futuro del régimen. Sin que el presidente haya regresado al país, la coalición internacional lograda comienza a cobrar sus primeras víctimas, por ejemplo, el Gobierno Español y Conviasa. Con solo el escándalo del ministro español Ábalos, ya es justo convencerse de que el efecto Guaidó terminará por lograr de imponer el mantra: el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, sin que ese sea el orden. Es importante entender que, para el mundo democrático, en estos momentos existe un gobierno de transición en Venezuela, y que mejor muestra: State Of The Union, Casa Blanca, Davos, Colombia, Francia, Alemania, etc.

Indiscutiblemente, una gira presidencial con la pegada política que tuvo la de Juan Guaidó, jamás podrá ser descrita como un acto espontaneo de un político que necesitaba subir en las encuestas. Señalar semejante estupidez, además de ser mezquino, es minimizar el trabajo de los distintos embajadores designados y dudar de la seriedad de los gobiernos del mundo. Es más, el solo hecho de que Guaidó saliera de Venezuela sin que nadie estuviera al tanto, es prueba irrefutable de que hubo planificación exhaustiva, hasta el mínimo detalle se programó. Es difícil apuntar cual será el punto de inflexión de esta gira, pero sin dudas, la presencia de Juan Guaidó en el SOTU, es una acción que demuestra que se terminó el juego de palabras. Ese reconocimiento como presidente legítimo, tiene pensando a muchos dentro del régimen. Se ve el panorama con otros ojos, las dudas hacia Maduro causan estragos puertas adentro.

Miguel Peña G.

@miguepeg