Entre Razones y Virus
La crisis galopante teje su propia red de manera autónoma.
Irremediablemente, vemos como todas las desgracias se juntan en un país
que no sale de una para entrar en otra. No es suficiente la destrucción causada
por el régimen durante veinte años, ahora se debe sumar el nerviosismo y la
paranoia de la pandemia del coronavirus que, si bien es cierto, hasta ahora no
reporta infinidad de casos en Venezuela, debe ponernos en extrema prevención,
sobre todo, por el estado paupérrimo en que se encuentra nuestro sistema de
salud. Varios médicos y analistas coinciden en pensar que la cifra de personas con
Coronavirus son muchos más de los que el régimen asegura, sospechas que se hacen
realidad con a la persecución que emprende el nazi que “gobierna” al Zulia, en
contra del Dr. Pachano.
Existe un riesgo alto de contagio. Si embargo, cabe
preguntarse: ¿qué es más mortal para los venezolanos, la pandemia o el
chavismo? Más allá de darle un valor a esta interrogante, es innegable que lo
que nos une en estos momentos apremiantes, es que Maduro se marche de
inmediato. El daño a la nación cobra victimas día a día sin contemplación y
aviso. Por supuesto, la cúpula Miraflorina no siente preocupación alguna por el
virus que azota al mundo y, mucho menos, si usted se enferma o si no tiene
comida. Simplemente, la atención de los rojos se dirige al verdadero “virus”
que les puede dar el jaque mate más rápido de lo pensado: Las bajas en los
precios del petróleo; esto los tiene con el desvelo aflorado.
La crisis petrolera no perdona y, claro, condicionará el
tiempo de la dictadura en el poder. Para tener una idea de la importancia que
puede tener el desplome del precio del petróleo en la lucha libertaria venezolana,
solo basta saber que el valor del crudo cayó hasta un 30% -el mayor desplome desde la Guerra del Golfo en 1991. Entonces, con un régimen que ha
demostrado ser mamarracho en la gestión pública, y que maneja la economía
populista anclada en el precio del petróleo, el resultado del análisis tiende a
ser uno solo: Maduro entra en su recta final. Es verdad, faltan partes del camino
que debemos recorrer, sin embargo, la dinámica energética hará pagar su cuota política a la nesfasta gestión chavista.
La reactivación de la protesta queda informativamente
engullida con la pandemia mundial. Aun así, es importante resaltar que lo único
que sufre un ligero cambio en el camino hacia la reconquista democrática, son
los lapsos que se habían fijado con antelación. Los apoyos internacionales a la
causa venezolana y al presidente Guaidó siguen intactos y, quizás, con más
fuerza. Oportunista como siempre, Maduro amparado en la emergencia del
coronavirus, lanza un llamado a la comunidad internacional para que le quiten las sanciones impuestas a los corruptos que lo acompañan, y emplaza al gobierno de Colombia a trabajar en conjunto en
la contención del virus en la frontera. La respuesta fue inmediata: El
departamento del tesoro sancionó a TNK Trading International SA, filial de la petrolera
estatal rusa; aquí nada ha cambiado.
No cabe sino reconocer que el abajo firmante y presente, es
víctima de pesadillas precedidas de amargas parasomnias que complican y condicionan
sus noches, convirtiendo una que otra en insoportable e infinita. Conducta
similar que debe tener cualquier venezolano a esta hora. ¿cómo salimos de esta
premura? Ciertamente, la mayor de
nuestras virtudes ha sido la resiliencia, razón por la que más allá de la fe
- la que nunca podemos perder- es hora de poner en práctica todo lo aprendido en
dos décadas de oprobio chavista. Siempre los finales de ciclos resultan traumáticos
y desconcertantes, así que sería ingenuo pensar que Venezuela sería la
excepción a esta leitmotiv, propia de las salidas de autocracias y dictaduras
crueles.
Golpe tras golpe propinado por el régimen morimos y
resucitamos sin parar, como quien lleva a cuestas la maldición de revivir bajo
las sombras de la pesadilla roja. Aunque el mar de lamentaciones parece inundar
las calles del país, tenemos que aprovechar la capacidad de recomponernos y superación
de crisis provocadas e incluso, filtradas por la naturaleza. Debemos poner de
nuestra parte, para que el virus no detenga nuestra cita histórica con la libertad. Es imprescindible
no olvidar las razones por las que el régimen debe dejar Miraflores. No es justo
con nosotros mismos lanzar en saco roto las convicciones y certezas que nos
mueven a recuperar la democracia. En un final eterno el destino nos coloca, sin
dudas, una prueba de aguante fuerte, situación que tendremos que afrontar con precaución
pero sin miedo, porque entre razones y virus nos toca lidiar con la última
etapa de la dictadura.
Miguel Peña G,
@miguepeg

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