Radiografía sin fin


Un desespero “político” inusitado ha puesto en evidencia lo inaceptable: El gobierno de transición es vulnerable. Maldito desespero político. Toda la oposición es vulnerable. Y como siempre veremos a la AN y al propio presidente encargado, tratando de hacer control de daños por enésima vez, de los malos manejos y los dibujos libres de aquellos que, por circunstancias del destino, han logrado permear el entorno cercano de Juan Guaidó. ¿Es que acaso ya no existen personas lógicas y con sensatez? Lo que más indigna de los últimos días, es que no sea el régimen moribundo el que, de golpes al liderazgo opositor, sino que las zancadillas son, innecesariamente, autoinfringidas desde nuestras propias filas.


Cada vez que ponemos a contraluz e intentamos entender esta radiografía sin fin, la herida parece moverse de lugar dejando más dudas que certezas sobre el origen del mal que nos debilita como ciudadanos. Por supuesto, ante una imagen borrosa sin pie ni cabeza, lo mejor es visualizar la placa actualizada de Venezuela por lo más básico, a fin de cuentas, es solo una imagen que nos juega una mala pasada mental para no dejarse ver. En momentos realmente cruciales, es cuando se necesita ponderación y serenidad; sin dudas, eso permitirá ver el panorama de manera menos escabroso. No se trata de hacerse el loco respecto a los errores políticos, al contrario, el meollo es dar respuesta a preguntas sencillas: ¿De dónde provienen los errores? ¿Quién los generó? y ¿Cuáles son las medidas se deben tomar para que no sucedan nuevas mamarrachadas?

 

Durante esta semana dos eventos escriben casi en verso de la Danza Macabra medieval, la representación alegórica de la “muerte” de toda posibilidad de salir del régimen. La muestra del “gran contrato de guerra” donde aparece la firma del presidente Guaidó y la operación militar de nombre Gedeón, forman parte de un rompecabezas que parece no tener fin. Las acusaciones de un ex-boina verde que ahora llega al estatus de estafador, es la base fundamental para tratar de acusar a Juan Guaidó de traidor. Una reunión exploratoria sirvió para armar una trama periodística ramplona y sucia, al estilo de quien la dirigió. Sin dudas, los tentáculos cabellistas llegan al imperio.

 

Bajo esa misma treta se erige una operación militar con Beto el sargento a la cabeza. Una incursión que, a todas luces, fue una jugada temeraria de unos desquiciados comandados por un tipo desesperado con hacerse de un par de recompensas. No hace falta desgastar el teclado en señalar los errores de origen de esa incursión; había una tronera en la proa desde el inicio. Esta operación Gedeón, fue infiltrada desde la primera reunión y quizás, el sr Jordan Goudreau buscó vender su idea al mejor postor, y consiguió uno muy bueno en Miraflores. Sea cual sea la verdad -que la conoceremos muy pronto- estos dos hechos no causan mella en la estrategia que lleva su curso y sin detenerse.

 

La firma del presidente Guaidó en el documento no es dilema. Hay que ver mucho más lejos de ese supuesto. La pregunta es: ¿Por qué un mercenario con experiencia militar dura, se tiró a una aventura sin ningún tipo de planificación? Ninguna persona con adiestramiento militar hace este tipo de improvisaciones lo que, en definitiva, incrementa las dudas sobre este individuo. Se debe investigar más sobre el hecho, porque el sr Jordan Goudreau resultó ser un mercader de la guerra, es decir, se puede vender al mejor postor. Cuidado y esa tramoya marítima no está pintada de rojo desde el inicio. En todo caso, nos toca a los ciudadanos, partidos políticos y la AN, cerrar filas con el presidente interino.

 

El FBI esta tras la pista del sr Goudreau por varios delitos: Apropiación indebida de documentos federales, estafa y tráfico de armas, este último señalamiento, relacionado con la incautación de armamento que hizo la DEA en Colombia hace algunos meses atrás. Si esto es así, de seguro usted no puede darle ni una pizca de credibilidad a un sujeto de esta calaña. En resumidas cuentas, los ciudadanos podemos criticar y exigir, pero no es justificativo para aprovecharse y sacar rédito de una coyuntura. Sería estupidez y hasta inocentada pensar que todos -sin dejar por fuera a nadie-, no clamamos por una salida definitiva de la mafia que está en Miraflores. Los golpes de pecho a estas alturas no tienen cabida. La radiografía nos muestra que la herida principal de Venezuela fue causada por Chávez y Maduro.


Miguel Peña

@miguepeg


Comentarios

Entradas populares de este blog

Gira en 360

No lo llame Diálogo, llámelo…

Enterrada la república, muerta la democracia