Fin Espeso


 

Hace tiempo, pero después de los dinosaurios, la única preocupación de los venezolanos era destruir a los partidos políticos. Con una democracia que, a pesar de los errores, ofrecía enormes garantías sociales en salud, educación, economía; en resumidas cuentas, bienestar y seguridad para todos, la tarea era responsabilizar a cualquiera, por la más mínima falla que se asomara en esa comodidad otorgada durante los cuarenta años de estabilidad democrática. Suena injusto llegar a esa conclusión, sin embargo, mientras se mantenga el desquiciado desenfreno de algunos ciudadanos que buscan dinamitar el ejercicio de la política a través de los partidos, el veredicto seguirá siendo el mismo.

El final de la democracia estuvo cubierto de un espeso final, solo basta recordar como terminó Carlos Andrés Pérez su atropellado mandato. Casi con la misma fuerza devastadora que tuvo el meteorito que extinguió distintas formas de vida en el planeta, los chavistas se plantearon exterminar la república que los cobijo y les brindo oportunidad de ser alguien en la vida. Queda a ojos vista, la situación dolorosa que sufre cada sector del país. Nadie ha podido salvarse del impacto nocivo que propinó Chávez y sus secuaces al estado de derecho nacional.  El golpista impuso una “innovadora” estrategia que, si bien es cierto, ha sido aplicada en otros lugares, la política venezolana jamás había enfrentado un reto de ese calibre. Simplemente, Chávez siguió el manual de la política sin escrúpulos de Maquiavelo.

Los dictadores, cualquiera que sea su “ideología” o su idiotez, siempre terminan igual, con un final espeso. El jefe del régimen venezolano no tendrá mejor suerte y, mucho menos, conseguirá soluciones mágicas que le ayuden a diferir su salida de Miraflores. Los alargues de tiempo nunca son buenos, sobre todo, para quienes mantiene el poder bajo un criminal puño de hierro, y un control social basado en la mentira y el populismo. Tarde o temprano todo se viene abajo sin avisar. Lo mismo ocurre dentro del régimen chavista, que observa impávido como se caen las hojas del calendario, aunque se esmera en aparentar control, tranquilidad y cohesión. No sirvió de nada la operación alacrán, carta bajo la manga que, gracias a la presión internacional, Maduro tuvo que dejar al descubierto.

EL #COVID-19 y el informe ENCOVI 2020 sobre Venezuela, se convierten en factores determinantes dentro del panorama político del país. Por un lado, tenemos una pandemia que alcanza su curva más alta de contagios y encuentra a los ciudadanos desvalidos, sin un sistema hospitalario decente; hasta el personal de salud es víctima, no solo del virus, sino de la inquisidora corrupción roja. Mientras en paralelo, la encuesta nacional de condiciones de vida, desnuda las miserias que se viven en gran parte de los hogares venezolanos, en pocas palabras, muestra una fotografía en números de un país diezmado socialmente. Estas situaciones, son ácido que corroe los imaginarios y exiguos cimientos del chavismo, construidos con la forma de gobernar más barata y vulgar que se conoce: apunta de dinero.

Existen miles de razones por las que el régimen debe salir de inmediato. Sin embargo, el cuadro que durante la semana el mundo y los venezolanos conocimos, ilustra los niveles de cinismo y corrupción del chavismo. Los regalitos navideños para enchufados de uniforme y corbata valorados en un monto de $3 millones, chocan con el número de venezolanos que no consumen 2.200 calorías diarias de una canasta de alimentos básicos. Esta comparación, aunque parezca otra cifra más, ha logrado que la UE de manera enérgica accione en contra de Maduro y su circo electoral. “El mensaje a Maduro es claro: No le reconocemos y seguiremos endureciendo las sanciones”, con esa sentencia cerró la semana la vicepresidenta del Parlamento Europeo.  La Comunidad Internacional se hace variopinta en sanciones, lo que refleja el pronto quiebre de la coalición dominante.

No hace falta engañarse con optimismo exagerados, el fin es y será más espeso de lo que parece. Lo importante, es tener conciencia ciudadana para poder entender los acontecimientos de las próximas horas, días y semanas. Cierto, la dictadura avanza, pero sin freno y en una bajada en la que, irremediablemente, se topará con una pared de hierro. La preocupación se apodera por el secuestro de los partidos políticos, en este caso, ocupa a la dirigencia aprovechar la coyuntura y convocar a la unidad nacional, la CEV dio el primer paso. Todo va encajando en su lugar sin dejar espacio al error y la improvisación. Cada arremetida y maroma que hacen desde Miraflores, no puede esconder la gran realidad que le abruma a los inquilinos: El Zar de Clap será extraditado; que más espesura que esa. 


Miguel Peña G.
@miguepeg

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