Cuestión de Fe





Se avecina una tormenta. Eso sin dudas. El cese de la usurpación se ve atado a la pandemia mundial que inicia sus estragos en tierra propia. El COVID-19 tumbó sin contemplación una a una las mentiras del sistema de salud nacional que, durante dos décadas, el chavismo contaba a los organismos internacionales, medios de comunicación y a los venezolanos. Lo cierto del caso, es que ni a Chávez y, menos a su heredero, les importa la salud de la gente. Su preocupación va más allá de la atención básica que todo ciudadano espera que el Estado brinde en hospitales y ambulatorios. No es cierto que se han tomado medidas en contra del virus, mayor ejemplo, es el número de médicos fallecidos por falta equipos de bioseguridad.

Con esa desidia criminal tenemos que lidiar. El régimen es así y no cambiará su accionar, por más que la crisis del COVID-19 -ya desbordada- se haga más aguda con el pasar de los días, por algo tildan de bioterroristas a los venezolanos que regresan por las trochas. Existen motivos para que los habitantes de Miraflores enfoquen su atención hacia sus angustias; vale decir que son muchas. La andanada de sanciones y señalamientos en contra de la dictadura roja, van extendiéndose más y más en su rigurosidad. No solo se observan criticas y exhortos, ahora se habla de acciones concretas que permitan reestablecer la democracia nacional. No es un juego lo que ocurre, la comunidad internacional se hartó del talante criminal rojo rojito.

Muchos pensarían que hablaría de Alex Saab, y la importancia que tiene su captura para la democracia. Y bien podría hablar de eso porque hay mucha tela que cortar en ese aspecto, solo basta ver el movimiento diplomático, político y militar que EE. UU. enfila hacia Cabo Verde. Pero no, se deben tocar también otros asuntos, por ejemplo, el pronunciamiento de la Sra. Bachelet que, a pesar de haber sido timorata en ocasiones, en la última semana ha dejado ver a través de su informe, que no existe posibilidad de que Venezuela salga de su crisis mientras el régimen siga en el poder. El informe toca puntos neurálgicos de nuestra desgracia como: la falta de independencia del tsj, el circo electoral, la ilegalidad de Parra y hasta llega a señalar, la destrucción ecológica que representa la minería en Bolívar; no dejó cuello sano.

¿Es justo pensar que esta actualización del informe de la comisión presidida por Bachelet se convertirá en más papel de reciclaje? Quizás. Sin embargo, vale la pena rescatar el hecho de que, por vez primera, el informe comienza a hacer citado por varios gobiernos del mundo, sobre todo europeos, como aval para proponer de manera urgente fórmulas que permitan un gobierno transitorio y elecciones libres creíbles. Es el punto electoral el que lleva a las aguas internacionales, a ver destructores navegando casi en los linderos marítimos del país. No importan los esfuerzos que hacen desde la mesita y sus comunicadores de turno, para tratar de convencer que la tramoya electoral que pretenden hacer será legal, nada más lejos de la verdad. Las explicaciones y la rendición de cuentas pronto les llegarán.

El problema venezolano entró en la fase de toma de decisiones; nada fácil. Maduro y su comparsa azul, ejecutan las decisiones que ellos creen les dará la llama del poder eterno. Claro, es más de lo mismo: Represión, persecución, criminalizar a la oposición, chantajear, violar la Constitución, en fin, aplicar esa receta que mezcla fascismo y comunismo en una licuadora. En este juego de decisiones no resulta un detalle menor, la negativa de soltar o negociar la salida de los estadounidenses presos en las mazmorras del SEBIN. El régimen ha tomado un camino que, correcto o no, será definitivo en su ya tortuoso destino. Nadie puede pararse durante tanto tiempo sobre brasas.

No solo es cuestión de fe, sino de convicción férrea y sin eufemismo. El máximo objetivo se logrará, aunque suene distante decirlo. Venezuela se encuentra en una crisis brutal, con la epidemia que avanza en su curva y, por supuesto, el régimen preocupado por su futuro y las trivialidades de nuevos ricos; en resumidas cuentas, el país está en su quiebre final y no aguanta más indolencia roja. Mientras todo este marasmo ocurre, existen quienes se aferran a los astrólogos de las encuestadoras que comienzan a danzar al son de la flauta que paga. Números van y vienen a conveniencia, pero la gente de a pie tiene claro que no habrá futuro si Maduro extiende su estadía. En este punto, no solo es cuestión de fe, eso usted debe entenderlo.

Miguel Peña G.

@miguepeg


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