Los Ilusionistas
La política no es una ciencia exacta. Es, fundamentalmente, una actividad social y puede pasar cualquier cosa en cualquier momento, sin avisos ni protestos. Por eso es impredecible, moviliza a tanta gente y supone tanta pasión. Pero el último mensaje unificador emitido por el presidente Guaidó, convocando a todos los líderes políticos del país, es realmente ilusionante. No se trata de sembrar falsas expectativas y montar dramas mediáticos, esto va más allá de las posturas ocasionales y los pareceres ambiguos de algunos. Se antepone a cualquier axioma o frase hecha, una crucial y verdadera sentencia: llegó la hora. No es necesaria tanta explicación de lo que tenemos en juego.
Cualquier venezolano contrario al régimen, pudo sentirse representado en las palabras del joven presidente interino. Con su estilo, la pasada semana pudimos ver a un líder que ha madurado políticamente. Se volvió a escuchar la palabra unidad como eje de actuación en una coalición de partidos en cuyo liderazgo, recae la tarea de volver a fomentar el compromiso social con esta larga lucha democrática. Entre líneas, el mensaje del presidente deja claro que no se puede aceptar políticos que no quieran estar en esta unidad política que necesita Venezuela. El momento es ahora. Ningún dirigente puede sentirse ofendido por ese llamado, es más, corren o se encaraman, pues en esta disyuntiva, veremos quién es quién.
Si hablamos de ilusiones, el régimen vive en un eterno realismo mágico que, de apoco, le va soltando la mano. Observamos como se viene desmoronando la coalición de partidos rojos que conforman esta especie de cofradía mafiosa, que se ha chuleado sin contemplación el erario nacional. Claro que, todo está alharaca de descontentos se circunscribe a una simple y vulgar rebatiña por espacios de poder que, en definitiva, se traducen en cargos públicos donde puedan hacer negocios, estafar y llenarse los bolsillos. Ese es todo el tema detrás de las famosas discordias de los Tupa y el PCV.
Lo que, si es una sorpresa mayúscula, es ver la inocencia política mostrada por aquellos que, hasta hace pocos años atrás, conformaban una especie de copia de las camisas pardas nazis. Inocencia, porque parecen que no recuerdan que formaron parte del brazo armado del que el régimen echaba mano, cuando quería aplastar a la disidencia política o ciudadana. Lo hizo Chávez y hora su nefasto heredero. Sin dudas, las voces empequeñecidas de los Tupas y del PCV, serán aplacadas a puño de hierro limpio. La pregunta a todo esto es ¿Qué consecuencias le traerá a Maduro? Lo veremos en los próximo días y semanas. Lo cierto es que, muchos huelen un final, y que mejor manera de deslindarse del desplome rojo que una pelea por la economía del voto; situación que maneja muy bien un partido como el PCV.
De ilusiones también se vive, dicta el refrán. Si de algo debíamos estar seguros los venezolanos es que, desde el mismo instante de que el presidente interino llamara a la unidad política, saltarían grillos y conejos de sus asientos. Menuda situación se les presentó a esos que, como soldados furtivos, se han camuflado tras la sombra de discurso republicanos. Es doloroso reconocerlo, pero existen quienes apuestan a que la unidad nunca se dé. Es mejor seguir viviendo cómodamente de la tragedia visto que, la venta de libros y el estatus de “intelectual”, no durarían ni una conversa con Juan Bimba, si retorna a la democracia. No es cuestión de árbol genealógicos ni testamentos ancestrales, ninguna persona puede llamarse republicano porque su tatarabuelo, peleó para destronar a Herodes y a Napoleón.
Los ilusionistas se han desatado y se dividen el trabajo
mágico en tres grupos. El primero de ellos, pretende hacernos ver con sus
acostumbrados trucos mediáticos, que en diciembre habrá elecciones limpias,
algo que ni ellos mismo se creen. El segundo grupo, se afinca en la retórica de
culpar al presidente encargado de todo. Se erigen como inmaculados pensadores
que tiene la verdad detrás de la pantalla del IGTV. Y el tercero, el más diabólico,
se monta en el tren de la extorsión y el chantaje para comparar postulaciones y
candidatos; porque esa es la triste historia del carnaval electoral del
régimen, no hay candidatos. No existe vacuna para tanto truco visual, no
obstante, ningún venezolano cree en los ademanes previos a la mentira; los
ilusionistas han quedado con su conejo en la galera.
Miguel
Peña G.
@miguepeg

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