¿Ilusión o Realidad?
El régimen chavista es pura ilusión. Es la fantasía de ver al alto mando militar hablar de operaciones de defensa, cuando lo cierto es que un guerrillero les pinta la cara. Es observar a la ilegal asamblea nacional (en minúsculas), que se dispone a dictar leyes, aunque nadie les reconoce. Son los ministros que hablan de sanciones, mientras abren un concesionario Ferrari en Caracas. Son los rectores de la Universidades del país que mascullan en los medios de comunicación el retorno a clases, mientras los estudiantes protestan por la destrucción de dichas instituciones y el retorno de la democracia. Son las gotas milagrosas que curan el COVID-19, cuando no hay ni gasas para limpiar heridas. Pequeñas ilusiones de presente y futuro que quedan al descubierto, cuando delante hay una realidad implacable.
Resulta una ilusión que la comunidad internacional siga empeñada en negociar con un régimen del calibre antidemocrático como el chavista. Lo que no quiere decir, que la misma necesidad de no rendir cuentas ante la corte penal por tantos crímenes cometidos, haga que la cúpula roja sucumba a las presiones negociadoras. La acción planificada de perseguir a diputados electos legalmente muestra que, en Miraflores, están en modo ensayo. Esto sirve para medir reacciones sociales ante semejante movida dictatorial; una más para el expediente. También dentro de su macabro plan contemplaran, acumular presos políticos que les otorgue una mejor posición a la hora de negociar. Sea cual sea el objetivo, seguros debemos estar de que ya la acción está en marcha.
Mientras los mitos e ilusiones rondan los predios de Misia Jacinta, la realidad política de la oposición es turbia y oscura. A pesar de los grandes bemoles entre alacranes que saltaron de frente y aquellos escondidos que todavía usan gorra, el presidente (E) y los diputados constitucionales continúan de frente, sin temor a los riesgos y amenazas proferidas desde todos los estamentos de la dictadura. El presidente Guaidó dio un paso certero, al ofrecer entenderse con el régimen para usar el oro ubicado en Reino Unido, con el propósito de comprar las vacunas contra el virus. El gobierno interino marca la agenda, a pesar de lo medios digitales y las focas de micrófonos que se desgarran las vestiduras llamando “gobierno y asamblea nacional” a unos usurpadores.
La cruda realidad es que al régimen no le alcanza tanta cháchara y promesas banales, para enfrentar el proceso definitivo de negociación que se viene y que no solo impulsa la comunidad internacional, de igual forma dentro de las puertas rojas, existen quienes ven la posibilidad de salir bien parados en una negociación política. Aquel nombrado “el segundo al mando” es prácticamente un cero a la izquierda. Se impone en el régimen el ala madurista, esa que gusta de los placeres de la vida, más que de un cántico revolucionario que sirve nada más cuando hay que alegrar a Cuba.
Esperanzados en Biden, Miraflores no contaba con la posición contundente del nuevo presidente de la primera potencia del mundo. En su programa acostumbrado el embajador James Story, soltó la perla: “EEUU, está dispuesto a levantar las sanciones al régimen de Maduro si hay elecciones presidenciales libres en Venezuela.” La jugada internacional esta clara y sin medias tintas; lo tomas o lo dejas. Se abre un abanico de posibilidad infinitas, pues el poder detrás del poder ve con buenos ojos que se les dé una salida honrosa y menos traumática. Es en este último punto, donde las negociaciones deben ser quirúrgicas y bien encaminadas.
La ilusión primaveral también pasa por pensar, que los distintos relatores designados por la ONU con dudosa procedencia puedan hacer un dictamen contundente de las tropelías chavistas. Ilusiones afectan el buen juicio, como el de aquellos que todavía creen que el señor de gorra es el ungido que todo lo puede, sin darse cuenta de que realmente anda en su plan personal. Entre tanto órdago virtual, la duda crece en la población que percibe en directo, como el dólar paralelo cambia de número sin avisar, algo que contrasta con los bodegones que proliferan como kioscos de cada esquina. ¿Ilusión o realidad? Un dilema que presenta una respuesta final: el régimen debe irse.
Miguel Peña
@miguepeg
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