Cínicos en la agonía
Las vacunas contra el Covid eran carne de cañón. Eso era de suponer, pues luego de dos décadas se conoce al régimen en todas sus facetas. El simple hecho de que el presidente encargado propusiera vacunación para el país, hizo reaccionar como de costumbre a los orcos insaciables de venganza que, no demoraron, para ir contra la propuesta del mecanismo Covax. La degradación moral llega al punto de no impórtales ni sus partidarios que, demás está decir, parecen sentirse inmunes por ser chavistas. En todo caso, el recule obligado por la realidad es parte de la política roja. Las sensaciones de agobio con tantos frentes abiertos, dejan heridas que les serán difíciles sanar.
La nueva movida roja, es la designación de un “cne” (en minúsculas) que sigue con la misma marca de ilegalidad del que existe ahora. Por supuesto, rectores que no tienen ninguna credibilidad por más probos y abultados que luzcan sus currícula. Es una ecuación sencilla, candidatearse a dirigir una institución que no será reconocida por democracia alguna, es convalidar una miserable acción que viola el estado de derecho y la constitución. Toda persona postulada debe comprender que no hay excusa posible a la hora de rendir cuentas ante la justicia. De inmediato, saltan los defensores pagados y ad honorem de la satrapía electoral, a fin de cuentas, que importa la moral y la ética cuando llueven dólares.
“Tenemos un gobierno malo, pero una oposición terrible”, palabras
más o menos que salen desde los altares alumbrados con luces de cinismo, pegoteados
con el precario espelma de análisis balurdos dirigidos a desdeñar de los
diputados electos legalmente y, claro, de Juan Guaidó. Las ambigüedades
existenciales y políticas abundan en todos los estamentos del país. No hay
tregua a los ataques, visto que la hora menguada les sopla la oreja a quienes,
en una democracia normal, no llegarían ni analistas de corral de cochinos. La
estrategia es la misma de siempre: tapar con el pasticho informativo y
desprestigios acartonados, lo que es esencial conocer.
El cinismo no tiene hora ni tiempo. El país fue testigo de una semana extraña -por no llamarla de otra manera- donde se puso a prueba una vez más, la psiquis y la capacidad de asombro ciudadana. Se hace imposible hacerse de la vista gorda, con las últimas acusaciones de estupro hacia distintas personas con relevancia pública. Sin permitirme entrar en los espacios hondos de ese tema escabroso, vemos como el régimen ha visto una oportunidad sádica para deshacerse y vengarse de voces que le son incomodas. Los primeros dardos que se lanzan desde la fiscalía roja van dirigidos a periodistas, ¡oh sorpresa! dirían algunos. Cursan investigaciones nocturnas e inmediatas, claro, si no hay chavistas de por medio.
El cinismo en la más cruda agonía venezolana, también se postula sin mirar ideología. Pensar en "diferencias políticas" con un régimen que desde el año 92 te ve y trata como enemigo no es inocencia, sino cinismo y ansias de poder. El timing político no se hereda, se aprende bajo dos premisas: con el fragor del trabajo social, y con la humildad. Cuando un político no sabe cuándo callar, está destinado hacer esclavo de las burradas verbales que escupe. “Actos de buena voluntad hacia Biden” rezan los comunistas que comulgan, con el propósito de suavizar la apretada de gónadas internacional. Acciones sin efecto alguno, pues el mundo democrático sabe las verdaderas voluntades del régimen hacia los venezolanos. Ni Alex Saab saldrá libre y, mucho menos, se quitarán las sanciones. Manipuladores sin remedio, cínicos incurables.
Miguel Peña G.
@miguepeg
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