Políticos en extinción
Mientras todos apuntan y señalan a Juan Guaidó, el gobierno interino trabaja en una amplia estrategia que permitirá reestablecer la democracia venezolana. Prácticamente, con la el anuncio del Plan de Salvación, se ha creado una revolución sobre el tapete político nacional que, a simple vista, convulsiona y deja mal parados a ciertos “dirigentes” que se dedicaron a jugar a dos bandas, como si la deslealtad les fuera asegurar réditos en las preferencias sociales. Reducir todo a la inmediatez y el cálculo electoral, se ha convertido en la bandera de lucha de quienes se autoproclaman representantes de la oposición. Los golpes de pecho, no esconden que nada más cuidan sus interés mezquinos y resentidos.
En política las posturas ambiguas y las mentiras estructuradas, labran un camino directo al desprecio colectivo; algo que, sin dudas, se expresará en el momento que haya una elección real, confiable y libre en el país. El saco cargado con promesas vacías de vacunación, políticos en modo recule porque no son reconocidos como liderazgo natural opositor, prisioneros de guerra y la aceptación roja de negociar, queda supeditado a la propuesta anunciada por la AN y el presidente interino. La comunidad internacional, comienza establecer su apoyo irrestricto a una estrategia que fue ampliamente estudiada y analizada durante mucho tiempo. La verdadera negociación comienza a partir de aquí, no de las fulanas reuniones “secretas” donde el único plan era: el yo con yo.
La conjura ahora no es “el tiempo de Dios es perfecto”, sino “hay que renovar el liderazgo". Curioso, estas frases desteñidas brotan de boca de dirigentes que tienen más de 20 años, mostrándose como alternativa para cargos públicos y dentro de su propio partido. La prioridad de las mismas caras que ahora dejan ver líneas de cinismo puro, es sacar del juego al único poder legitimado y reconocido por el mundo democrático. “No es por candidaturas", gritan, sin entender que a estas alturas son un mero recuerdo en el quehacer político nacional. No conformes, ahora se adjudican autoría de la estrategia anunciada por Guaidó, sin darse cuenta dentro de su neófita y vulgar campaña, que dicho plan fue establecido por los aliados internacionales, como solución a la crisis generada por el régimen.
Adiós y gracias por sus servicios prestados, se posa como título del inevitable fin de ciclo para dirigentes que no tuvieron el más mínimo recato en su ambición, por no decir decencia. No hay que temer a los cambios. Al contrario, siempre se debe apostar por la presencia de políticos jóvenes y progresistas que le den un alto al statu quo corrompido. Cambio no significa que la experiencia sea mala, pero seguir con la cruz a cuestas de políticos que son poco confiables, no es prioridad en este momento. En el fondo, todo se reduce a que no hubo dentro de un grupo de dirigentes opositores, el timing para saber esperar el momento de su aspiración. Nunca han entendido que la transición también les tocaba a ellos.
No podemos sentirnos engañados cuando vemos actuaciones que muestran una notable traición democrática. ¿Qué confianza se puede tener en tipos que tontean con la dictadura, a espaladas de la el gobierno interino y la AN? Los atajos nunca son fiables, sobre todo, cuando se trata de llegar al poder. A pesar de que el auspicio rojo rojito para dividir a la oposición democrática tiene el grifo abierto, el país tiene clara la ruta que permitirá conseguir el objetivo principal. Estamos en presencia de políticos en peligro de extinción. Mientras en el chavismo llega la hora de los chinos de Recadi, dentro de la oposición la unidad comienza a cerrar filas y dejar por fuera, a personajes de dudosa moral política e institucional.
Miguel Peña
@miguepeg
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