Intelectualizar la Lucha


 

Por enésima vez, observamos como siguen ofreciendo salidas democráticas a la desgracia que acogota al país. Salidas al día de hoy, que no terminan de llegar a buen término. Promesas que se ven ahogadas con páginas y páginas de comunicados, exhortos, llamados de atención, denuncias, etc., que solo quedan en el olvido y para engordar el papel de reciclaje; eso sin contar los miles de megas usados en videos en respaldos democráticos. El régimen mantiene su feroz mordida al poder y todo indica que no será fácil aflojarle la mandíbula; claro, si no se toman acciones disuasivas contundentes. Mucho se analiza la postura pasiva de la comunidad internacional sobre el caso Venezuela, visto que desde Miraflores, les ha sido sencillo esquivar sanciones y advertencias de cualquier tipo.

La profundidad del análisis entorno a Venezuela, es ubicado en el contexto de “hecho inédito”, razón por la que algunos “pensadores de nuevo cuño”, justifican que el mundo occidental mantenga esa lentitud de acción hacia una dictadura que, abiertamente, ha demostrado hasta el cansancio, que no cederá ni un milímetro. Negociaciones, arrepentimientos y golpes de pecho, forman parte de la misma estrategia que el chavismo saca de sus malignas alforjas al ver que la soga le llega al cuello. Esa ineficiencia política y jurídica, que mantienen organismos y gobiernos del mundo, hay que decirlo, destruye poco a poco al gobierno interino y a la AN electa en 2015.

La necesidad imperiosa de conseguir la unidad política, se ha transformado en el punto más débil de la oposición, en este caso, del presidente Guaidó y de la AN. En estos momentos cruciales es importante que el gobierno interino tenga definidos quienes acudirán a ese llamado unitario en favor de la transición y quienes no. El presidente Guaidó no debe empecinarse en mostrar -a raja tabla- su condición democrática y amplitud política, eso ya esta más que demostrado. Llegó el momento de que la toma de decisiones se inicie, a fin de cuentas, un estadista no es reconocido nada más por su talante democrático y constitucional, también, porque ejecuta decisiones difíciles y que a todos no agradarán.

¡Unida, unidad, unidad! Un grito que no puede ser el causante de la perdida del objetivo final. La unidad no es salir en una foto dándose la mano, o decir repetidamente que se apoya a Juan Guaidó. La unidad pasa por darse cuenta cuando dar un paso al costado, cuando no dar declaraciones y, sobre todo, entender que se está bajo las órdenes del gobierno interino. Si alguien no cumple esta premisa, le toca a Juan Guaidó hacerla saber. Conocer de antemano la polarización que causa Leopoldo López obligaba a tener cierto timing político y valorar, lo perjudicial que era incluirlo en la comisión internacional. Ahora que fue incluido y el efecto ha sido negativo, deberían apartarlo; o por lo menos que no figure.

Resulta un contrasentido exigir unidad de la oposición democrática, cuando es imposible tener la capacidad de ponernos de acuerdo como ciudadanos en la interpretación de un simple comunicado. La última manzana de la discordia es el comunicado conjunto de EE.UU., Canadá y la UE en referencia a la negociación con la dictadura chavista. De inmediato saldrán millones de análisis. Los señores de la mesita y los alacranes, afirmarán que la comunidad los apoya. Por su lado, Miraflores dirá que el comunicado es una injerencia del Imperio. Mientras algunos periodistas y políticos financiados residentes en Miami, dirán que el culpable del comunicado es Juan Guaidó; en fin. Sin importar el disloque interpretativo, la verdad es que el Plan de Salvación Nacional está en marcha.

Intelectualizar la salida democrática no le hace bien al país. Hablar desde lo académico y de otras experiencias similares, servirán para poner en contexto hasta donde podrán llegar la crueldad de la dictadura, más no para darnos la fórmula mágica de la salida definitiva. Intelectualizar el retorno de la democracia a través de mensajes que muestren que soy un gran demócrata que llama a la unidad, tampoco hará que Maduro se largue en dos horas. Cada quien debe asumir el rol que le corresponde sin esperar a nadie. La situación opositora es cristalina: María Corina, Capriles y López tienen su agenda propia. El esfuerzo democrático debe apuntar hacia otro lado: “proceso de negociación integral” con la dictadura y los militares, es lo que toca.

Miguel Peña 

@miguepeg

 


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