Labia, labia y más labia

 

Tras largas semanas de rumores, dimes y diretes, se reducen uno a uno todos aquellos que siempre se catalogaban de “opositores”, esos que modelan el tricolor sin cesar y se dan golpes de pecho vociferando a todo pulmón, que el “mal de Venezuela es y será el chavismo”. Tal sarta de conjuras y frases hechas, quedan atadas a la simplicidad de las acciones que la opinión pública los ve hacer, cada vez que aparecen en escena. Mientras más aseguran su incondicionalidad nacional, discretamente se bajan los pantalones frente al régimen. Vulgarmente, quedan en pelotas las innumerables sentencias de patriotismo que sueltan en los medios y en las redes.

A medida que la expectación por la sentencia de la CPI y la extradición de del Zar del Clap se apodera de los ciudadanos, los negociantes de la desgracia venezolana se dejan acariciar consientes y sin esconderse, por la misma dictadura que alguna vez los mancillo, despojo, escupió con insultos y violaciones de DDHH. Mucha corbata, pero sin adorno moral y social en el traje, solo esperan una pasada de mano por la espalda de sus interese privados, a fin de cuentas, que carajo importa que Pedro, María y José no tenga que comer, o donde atender su salud. Es inconfundible la bajeza moral que exhiben a la hora de defender la democracia.

A pesar de que la comunidad internacional ya no puede ser engañada por el chavismo, todavía existen dentro de Venezuela ciertos políticos y empresarios que perciben lo rentable que resulta invertir en el régimen como opción de “gobierno”. Sencillamente, piensan que es una manera de hacer negocios rápidos, lucrativos y sin mayores contratiempos a expensas de una sociedad perseguida, instituciones diezmadas y una economía atrasada en casi dos siglos. Arropados con la bandera nacional, pretenden justificar sus carantoñas a la coalición de poder, las fotos y reuniones clandestinas en Miraflores. Lo más triste e indignante, es que piensan que nada de lo que hagan contra la democracia y en favor del régimen cruel, no tendrá consecuencias.

Dentro la odiosa labia acostumbrada, los temores sucumben ante la realidad de los hechos que suceden sin pedir permiso. No es casualidad que el régimen haya cambiado -una vez más- su discurso de confrontación y su rol de victimario. Al paso de los días, ahora el mensaje desde Miraflores es que están preparados para iniciar en México el proceso de negociación y que, según su vocero principal, “dispuestos a tocar todos los temas que sean necesarios”. Giro que puede adjudicársele a muchos factores externos e internos, sin embargo, el punto clave de calzarse el disfraz de cordero, es que la Corte Penal Internacional entrará en escena; tarde o temprano.

La labia roja se puede medir en kilómetros. Creerle o no, es un asunto muy personal de cada ciudadano. Si usted cree en las mentiras chavistas es su problema. La realidad simplemente es otra. En materia electoral, la oposición democrática representada en la AN 2015 y el gobierno interino no asistirá a ninguna elección, hasta que no existan condiciones aceptables, asunto que deberá tratarse en el proceso de negociación, además de otros puntos no menos importantes. Lo que pretende el régimen, es desviar lo que viene y le susurra al oído: extradición de su testaferro, la posible sentencia de la Haya y la denuncia grave que el gobierno colombiano hizo sobre atentando al presidente Duque.

En medio de la eterna verborrea ramplona, la disminuida coalición de poder huye hacia adelante contra todo. Hasta la moneda moribunda recibe su porción de amedrentamiento, pues, el alza del dólar paralelo parece ser el indicativo previo a la nueva reconversión monetaria que, al final del día, nada más ayudará a la estrategia del pasticho informativo al momento de concretarse la CPI o la extradición. La labia roja apunta a lo incensario, superfluo y m muestra simples espejismos: las Olimpiadas, violación del espacio aéreo etc. Las charadas mediáticas se caen, por ejemplo, con la carta que envió Pietro Parolin y que fue leída con puntos y comas en el la fiesta montada hace días por algunos empresarios y el régimen. Ni los empresarios esperaron un mazazo de ese calibre que, sin necesidad de quietarse la sotana, habló de política social y estado de derecho sin tanta labia.

Miguel Peña

@miguepeg


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