Que no te cuenten cuentos
Que Blancanieves era o no virgen, es algo que muchos sabemos. En vísperas de iniciar un nuevo proceso de negociación creíble y con todas las de la ley, el régimen debe tener claro que es la última oportunidad que se le presenta de salvar los platos rotos. Del mismo modo deben explicárselo a los militares, quienes, desde su burbuja, creen que Miraflores tiene el sartén por el mango. Lo que es peor, los de verde oliva piensan que Rusia y China son respaldo suficiente para que la coalición roja mantenga el poder. Como siempre, los militares tan errados en sus percepciones; por miedo y acomodo. En las negociaciones que se darán en México, no habrá espacio para trampas políticas y verborrea psicológica ramplona.
Llegó la hora de la verdad para el régimen, la oposición democrática y la comunidad internacional. Bajo esta premura el gobierno interino y los gobiernos aliados, han entendido que no puede haber margen error y, mucho menos, fracaso alguno. Esta toma de conciencia permite, sustancialmente, sentarse con la dictadura chavista de una manera más contundente y asertiva. Cierto, eso no es garantía de que el régimen al sentirse imposibilitado de salirse con la suya, trate de darle una patada a la mesa. Al pasar los días y a pesar de que busquen vender control desde sus alocuciones, esta vez el chavismo asiste a una negociación en franca desventaja.
Cargado de exigencias huecas, Maduro asiste -obligado- a una negociación con la idea ridícula de que puede imponer agenda en México. La realidad, es que nada más tiene dos cartas sobre la mesa; armas y presos políticos. Comodines que de ninguna manera le garantizan fortaleza negociadora alguna, pues, con el informe público de la Corte Penal Internacional el centro de gravedad político, jurídico y social rojo rojito queda totalmente fragmentado. El escenario se presenta propicio y favorable hacia el objetivo principal: poder elegir libremente y en condiciones electorales aceptables.
A medida que avanzan las estrategias negociadoras a la etapa final, los cuenta cuentos buscan adeptos que puedan sostener sus fabulas y medias verdades. El caso de Tomás Guanipa es el más vivo ejemplo. Ahogado un su retórica patriotera y desprendida de algún interés, anuncia que deja el gobierno interino con el propósito de representar a PJ-Capriles en la negociación que se da en tierras aztecas. Una explicación mediocre. Quizás, no revela los motivos electorales que pudieran existir detrás de esta renuncia. Veremos. En todo caso, queda demostrado que Primero Justicia tiene problemas internos que, por no corregir en su momento, han crecido y anuncian tempestades desfavorables en la tolda política.
La agenda negociadora se presenta complicada, visto que la plataforma democrática enfrenta a un triunvirato criminal muy dispar en su forma de proceder. Existen demasiadas aristas analizables, sin embargo, es primordial enfocarse en tres como punto de partida, y así entender el escenario futuro de la negociación. La primera; que Maduro no confía en sus negociadores y envía a su representación personal: su hijo. La segunda, que el compromiso de acuerdo firmado por las partes, contiene temas que el régimen no podrá evadir. Es verdad, la flexibilización de las sanciones también es tema a discutir, pero esa será la zanahoria en la frente del chavismo que permita avanzar en los temas. Y tercero, que la representación democrática va blindada como equipo negociador, es decir, no esta alienada por el régimen.
El primer round en la negociación, deja entrever quienes tienen la seguridad negociadora. En los discursos de las partes, el mundo y los venezolanos contrastaron sin filtro, bajo cual sector es el que Venezuela podrá salvarse. La improvisación de Rodríguez paciera indicar que no les importa la negociación. Eso seguro es así. Más allá de lo obvio, cada palabra espontánea del psiquiatra, denota que dan tumbos en una negociación en la que no controlan -como en otros procesos- a la oposición ni a los mediadores. Punto y aparte merece el discurso de Gerardo Blyde, quien ayer presentó el sentir de los venezolanos en un discurso impecable y a la altura de la circunstancia. Los cuenta cuentos están sin tinta, es el momento de los historiadores.
Miguel Peña
@miguepeg
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