Que se termine el ruido

En medio de la tragedia humanitaria, económica e institucional del país, se levanta la voz del presidente Guaidó pidiendo unidad a todos los factores que dicen ser de oposición. Con la vorágine por ser más opositor que la palabra y con una simulada fiesta electoral, hay quienes piden descarnadamente que no es momento de aspiraciones políticas. Ambiciones que en otro momento serían legitimas, sin embargo, en la actualidad se transforman en una mezquindad cruel y desatinada. No existen palabras que puedan describir la falta de humildad de ciertos dirigentes de todos los colores, que fabrican guerras virtuales con la presidencia encargada y la legitima AN, con el propósito estúpido de apropiarse de apoyo que no tienen.

No se puede estar escondido detrás de comunicados absurdos, tratando de que el estiércol derramado en cada párrafo no los salpiques de retruque, o peor, que les regresa por completo. Querer hablar en nombre de la oposición cuando cada vez que accionan demuestran lo contrario, es la mejor arma que tienen los ciudadanos demócratas, para desmontar las tramoyas armadas que pretende evitar que la institucionalidad regrese. Eso de: “estoy, pero no estoy”, es una falta de respeto a la mayoría del país que adversa a la dictadura. Son una vergüenza como “dirigentes”; es más, se encuentra al nivel putrefacto de la política chavista.

Mucho ruido entorno a la presidencia encargada. Cabe preguntarse, ¿Y por qué tanto rumor? ¿Cuál es el miedo que produce la existencia del poder legítimo? ¿Qué ha hecho Guaidó para desatar odios y pasiones arteras? Ciertamente, son demasiadas interrogantes juntas que rompen una vasija colmada de trampas y traiciones. Por supuesto, cada pregunta tiene una respuesta en su justa medida, pero la más acertada para respóndelas todas es: Juan Guaidó es el presidente interino de Venezuela, reconocido por la comunidad internacional para ejercer la transición ordenada.

Las declaraciones inusitadas de “astrólogos” de encuestadoras y exfuncionarios del gobierno interino, son pataletas de esa vieja y obsoleta forma de gobernar y concebir el funcionamiento del Estado, que ve cómo se les escapa de la mano la plataforma de seguir haciendo negocios a expensas de saltar talanqueras, minar con negocios y corrupción las empresas del país, adjudicar contratos a su amigotes de turno; en fin, orcos bonistas que solo esperan cual desgracia venezolana es mejor para hacer negocios. Mientras unos bajo las sombras se mueven en contra de la democracia, otros son mas descarados al publicar comunicados que nada más confirman, la bajeza en la que han caído en el terreno político.

Que se termine el ruido es necesario. Seguir disfrazado de opositor cuando en realidad apuestan a que la dictadura se mantenga, resulta un desgaste moral no solo en los partidos, sino en todo el país. La verdadera razón por la que rifan motos, celulares y electrodomésticos a granel, es la evidencia de que son empleados más que dirigentes; representa a un sector que financia sin medida y control. El país vomita en la cara del régimen y de su oposición acomodada. Los trasfondos de la política fundada desde que llegó el chavismo, se han destapado sin importar a quien salpica o deja desnudo. El punto neurálgico de nuestra recuperación como república, ya no pasa por defenestrar el pensamiento corrupto y ramplón del socialismo del S.XXI, también, nos queda sacar a patadas a la oposición de cuatro patas, que aplaudió a Chávez en un closet con telarañas.

 

Miguel Peña

@miguepeg


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