Desorden de criterios
Hay que tener la cabeza bien amoblada para hacer frente, en corbata y las 24 horas del día, al monstruo irreconocible en que se ha vuelto la política venezolana. Una vestía que mutó gracias a dos frentes que solo buscan sumir al país en la más absoluta desgracia. Como si no fuera suficiente el grado de improvisación chavista en todo este tiempo, el escenario partidista opositor actual entra en una espiral desordenada. Queda solo invocar a la Japonesa Marie Kondo, gurú del orden, a ver si bajo su filosofía se pueda acomodar esta situación tan aberrante de una parte de la “dirigencia” opositora.
Aunque la japonesa es considerada una loca obsesiva del orden, mantiene un principio práctico: “si no se le da utilidad fuera”. Así debe ser para todas las cosas de la vida. Del mismo modo Juan Guaidó y la AN2015, tienen que enfilar su accionar de cara a la encerrona que pretenden montarles quienes, durante dos décadas, no han podido ni siquiera causarle el más mínimo rasguño a la pared levantada por el régimen. La palabra revolución causa sensaciones vomitinas, pero le toca a la presidencia interina encarar este tramo amargo que se gesta en su contra, con una filosofía de revolución del orden que permita darle a la ruta trazada desde que inició su gestión, un sentido lógico y estratégico.
Los
análisis meramente institucionales que se enfocan en practicas políticas que se
ven desgastadas en estos tiempos, son los que no permiten, por ejemplo, que Guaidó
destituya a Julio Borges. Cierto, en política los concesos y acuerdos son predominantes
en una gestión de gobierno, no obstante, es imperioso en algunas situaciones darle el golpe a la lámpara, sacudir los cimientos de estructuras totalmente corrompidas
por ambiciones personales e interese financieros de terceros. Salir de la caja es
vital para el GI y la AN2015.
Sin estar de acuerdo con el show electoral del 21N, ¿alguien puede sostener en su sano juicio que el financiado Uzcátegui es mejor candidato que Carlos Ocariz? Sin dudas, se busca otra forma de hacer política y eso, a simple vista fue lo que demostró Ocariz. No obstante, en una lucha tan desigual se deben conseguir estrategias que mantenga el elemento sorpresa de tu lado y no viceversa. Seguir a la espera de que la contraparte caracterizada por importarle tres pepinos el país tenga accionar reciproco, es una inocencia magnificada. En este espejo roto, es el que debe verse Juan Guaidó y toda la AN2015. No basta con espetar la frase “seguiré siendo presidente interino hasta que en Venezuela se hagan elecciones presidenciales limpias”; una conjura que se hace gemela a aquellas tiradas por María Corina en su momento.
Miguel
Peña
@miguepeg

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