Visión

 


Las peores predicciones que se hicieron luego de la muerte de Chávez se confirmaron. No porque el golpista fuera insustituible, sino porque el desguace de la nación en cada uno de sus estamentos se aceleró de manera criminal. Bien lo dijo Cabello en su momento: “El comandante nos tenía frenados en nuestras locuras”. Los puntos de inflexión pueden ser muchos, pero sin dudas, el triunfo parlamentario de la oposición del 2015 desató un tornado rojo que ha arrasado con todo: economía, desmantelamiento de PDVSA, desconocimiento a la constitución, persecución y muertes políticas, etc; van de la mano con ese efecto destructor.

En este punto, casi desolador, es donde se debe iniciar la reconstrucción del país. No es responsabilidad nada más de la dirigencia opositora encabezada por la AN2015 y el GI, también, el grueso de la ciudadanía pensante y profesional tendrá que dejar su zona de confort, para iniciar este periplo amargo que significa levantar a una nación desde cero. Si, la reconstrucción de Venezuela deberá ser desde sus cimientos, visto que eso es, precisamente, lo que le chavismo hizo implosionar con cierta eficiencia. El poder autonómico de las instituciones del Estado y la disolución del poder adquisitivo del venezolano, fueron el eje del plan macabro.

La visión, claro está, debe ser un poco más amplia que la de transitar por el corredor -casi mortal- de la salida electoral. Nadie puede negarse a que la solución pacífica a cualquier conflicto sociopolítico sea en las urnas electorales. Venezuela la situación es más compleja que ir de visita a los centros de votación cualquier domingo decembrino. La teoría de fortalecer primero a las instituciones para así enrrumbar el país, se cae por su propio peso al ver lo ocurrido en la elección de Barinas. Evidentemente, la reconstrucción de la república no tendrá inicio hasta que primero ocurra un cambio político, guste o no a los pensadores ortodoxos que, tampoco, hacen un esfuerzo para analizar fuera de la caja.

En política nunca es fácil tener visión, visto que dentro de ese mundo todo es cambiante, sobre todo los intereses. Quizás, el ejemplo más marcado en estos tiempos tumultuosos, es la posición desconcertante y nauseabunda que han asumido algunos dirigentes frente a la continuidad del GI y la AN2015. Creer que la constitución es un chicle que se estira y recoge a conveniencia, es y será el mal que acogota a Venezuela desde que llego Chávez. Si, esa fue la cruel herencia dejada por el peor venezolano de la historia. No solo destrucción, sino una dirigencia opositora débil; a lo mejor esa fue la visión de HCF.

Decididamente, Los personalismos se alejan de la sexta república. Parte del “liderazgo” se ve impotente de seguir enfrentando al régimen, las carencias son evidentes en cualquier terreno. Por ello, se apuesta a la disolución del GI porque, en definitiva, esos que dicen se opositores al régimen se han convertido por activa y por pasiva, en la oposición de la presidencia encargada. La realidad se impone día a día a pesar de las triquiñuelas. Los momentos complejos ponen a prueba la visión de los líderes: políticos, sociales, profesionales y ciudadanos. Hasta ahora, un puñado de diputados de la AN2015 y el GI en pleno, han demostrado cuál es su visión de país; por el bien de todos ojalá tengan éxito.


Miguel Peña G.
@miguepeg


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