El lado oscuro
Es inevitable escribir algún artículo de opinión sin tener que abordar, por activa o pasiva, la infame invasión de Putin. No es que ahora todos somos expertos sobre el tema, sino que el mundo observa con estupor como un megalómano lleva a Europa al desastre. En fin, sin recitar el axioma muy venezolano: “eso es muy lejos, eso no es conmigo”, la realidad es que la situación resulta ser más compleja de lo que parece. Aparentemente, el conflicto bélico no está cerca de Venezuela, sin embargo, las esquirlas llegarán sin previo aviso. Como nunca antes, la guerra toca puertas criollas gracias a la sempiterna irresponsabilidad del chavismo.
No se trata de la simple alarma exagerada y grandilocuente de un periodista, sin dudas, es la conclusión segura de las acciones nefastas que Miraflores hace y hará mientras dure la situación Rusia-Ucrania. Es la historia repetida de cualquier dictador, no importa la época. Es decir, cerrar filas entre gobiernos del mismo talante, justificar y apoyar cualquier desmán de otro desquiciado en el poder, forma parte de la estrategia que sirve para evadir las distintas responsabilidades propias. En parte fue lo que impulsó a Putin a transitar la aventura hitleriana y también, es lo que lleva al régimen venezolano a apoyar al exKGB en su locura.
El madurismo y los militares se han pasado al lado oscuro. No exsite otro calificativo para tamaña chapuza política; si es que a eso se le puede llamar política. Desde Miraflores se hacen loas a la invasión. El aparato comunicacional del régimen se salta cada uno de los preceptos de la rigurosidad periodística, a fin de pintar -como de costumbre- una realidad que no existe. El banal trato y el poco conocimiento del tema bélico dispara las alarmas en el país, porque en suelo patrio la única guerra contemporánea que se conoce, es la represión y la saña chavista contra los ciudadanos.
En un alarde ridículo y desperado el régimen da a conocer que se comunicó con Putin. El discurso anacrónico no se aleja del encuentro telefónico. “Es culpa de EE.UU. y la OTAN, todo es una campaña de mentiras contra Rusia", componen el diccionario de ese largo etcétera de justificaciones cansinas y balurdas. En medio de la arremetida contra Ucrania, Putin ha quedado aislado empujándolo a buscar apoyos así sea de las ratas de alcantarilla. Como buen espia, Puttler sabe bien que su “gesta conquistadora” para reunificar el imperio caído no solo debe lucharla en suelo ucraniano, sino en los medios y en las plataformas digitales. La desinformación y ocultar los estragos de muerte y destrucción son esenciales.
La
relación de Putin con el régimen venezolano, presenta una Matrioska de interrogantes
escondidas una dentro de otra. La más importante ¿Qué beneficio le aporta el
apoyo de Maduro a Rusia en estos momentos? Rusia conoce sin intermediarios, la incapacidad
del chavismo en todos los ámbitos y, más aún, en el militar. Ser proveedor de
armamento de la FANB desde hace mucho tiempo, le hace entender que la única utilidad que le brindará Venezuela en su magalomanía, es territorial. El factor geográfico le viene como anillo al dedo, visto que le permitirá plantar bandera de amenaza contra la Casa Blanca
y a los aliados de la OTAN en el hemisferio, en este caso, Brasil y Colombia.
Chávez
aprendió muy bien de Putin, lo que el profesor Samuel Greene, director del
Instituto de Rusia del King's College de Londres ha llamado: Doctrina de la Democracia
Controlada. Guerra contra los empresarios más ricos del país, control de medios,
creación de un circulo político leal, obligar genuflexión de los partidos a
Miraflores, son características aprendidas del Kremlin. Bajo ese andar
mimetizado, el putinismo y al chavismo están destinados a un mismo fin. No son casualidades los ejercicios navales enmarcados en la OTAN, ni la extensión que hizo la administración Biden del decreto que califica al régimen de Maduro, como “una amenaza inusual y extraordinaria”. La hora de occidente ha llegado.
@miguepeg
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