Operación a corazón abierto

La vaguada política de la oposición venezolana inicia sin retardo. Es improbable que exista una reconsideración de actitudes desleales. La AN2015 y el GI, pasan sus horas más angustiosas desde que llevan a cuestas el poder político opositor. Desgranar las infinitas causas del porque se llegó a este punto se hace penoso, razón por la que es mejor omitir detalles escabrosos que solo reabren heridas mal cicatrizadas; ya llegará la hora de indilgar responsabilidades. La gente no es idiota, a pesar de lo que los dirigentes prêt-à-porter de Miraflores hacen ver. En este momento crucial y de cara al futuro, cada quien sabe en qué bando milita.

Del otro lado nada es color de rosas. Mientras el régimen se siente acorralado, procura reagrupar las distintas facciones que pululan dentro su loca “ideología monetaria”. El chavismo tiene brechas insalvables entre sus grupos. Son tan evidentes los desprecios que sienten unos por otros, que el famoso hermetismo de los asuntos internos del PSUV ahora es tan público como los horarios del cine. La disputa descarnada por imponer el outsider, nos hace ser espectadores de indirectas y frases de doble sentido entre sus conspicuos voceros: “Mi único jefe es Maduro”, “Yo soy como soy, y así seguiré”, “algunos gobernadores deben ser ejemplo para la gente”; frases que, por ahora, han quedado en meras pulseadas para marcar territorio.

El chavismo siempre ha sido cristalino en sus estrategias internas o externas. En los últimos días el señor Cabello señaló ciertas condutas “impropias” de alcaldes y gobernadores como si precisamente él, fuera del tótem de la decencia y la ecuanimidad. Se pueden tener varios análisis entorno a esa “autocritica” inesperada, sin embargo, todo apunta a que el supuesto “segundo al mando”, busca minar el camino a los nuevos nombres que surgen para suplir a Maduro y a la directiva del partido rojo. Miraflores consciente de la lloradera del portador del mazo virtual, le tira una bagatela que le embardune el ego y le haga sentir poderoso. Presidente de una comisión de ética no es un premio, sino una charada para exponerlo como rey de memes y burlas.

Las incontables advertencias sobre el talante antidemocrático de la dictadura, marcan la agenda de quienes han preferido abrazarse a Maduro que seguir la línea constitucional. Tropezarse con la misma piedra no siempre significa perseverancia, sino poca inteligencia. Es imposible pensar que gente vinculada a los peores crímenes sociales, económicos, políticos y, además, protagonistas de una investigación de la CPI, cambiarían su concepción amoral de mantener el poder por solo reconocer que Maduro es presidente, este plan resulta una necedad gravísima. No aguanta análisis la estrategia infame de ciertos partidos, dirigentes, empresarios y colegas periodistas, de darle largas a un sistema corrompido que destruyó, destruye y destruirá al país sin contemplación.

Venezuela está expuesta y parece no tener salvación. La cura -sin demora- que requiere la república pasa por desarrollar cambios profundos y, verdaderamente, revolucionarios; con todo y lo chocante de la palabrita. La corrección de rumbo amerita una operación a corazón abierto sin ambages ni miedos a los antiguos atavismos políticos. La enfermedad sigue allí, latente y amarrada a la estrategia que Miraflores fundamenta a través de la tergiversación de la realidad. “Venezuela se recupera, el mejor “cne y tsj” de la historia”, es el eje de una macabra dilación promovida por el nuevo grupo que, sin caretas y disimulo, forma parte del madurismo. Políticos, partidos, medios y encuestadores tarifados.

El panorama no es alentador. Es menester de cada ciudadano, contrastar sin velos o raras ficciones la situación real de la nación. No importan los dólares en la calle, la concepción es la misma desde la intentona golpista del 92. Las dictaduras no poseen evaluaciones de gobierno, sencillamente son dictaduras. La CPI internacional lo entiende así, razón por la que el proceso de investigación contra el régimen de Maduro sigue sin demora. No es casualidad que España inicie un proceso de investigación contra Luisa Ortega Díaz, visto que muchos de los crimines rojos se ejecutaron bajo su mirada acusadora. Se cierra un ciclo nefasto que será doloroso desde la transición hasta la elección presidencial.


Miguel Peña

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