Hoy por ti, mañana ...quien sabe
“Las guerras se ganan antes de iniciarlas”. Consejo de Sun Tzu que calza muy bien en política venezolana. Un político nunca debe hacerse de la vista gorda, frente a acontecimientos trascendentales que ocurren frente a sus narices. No importa si dichos sucesos le afectan o no, siempre debe estar en conocimiento de lo ocurrido y, claro, tener preparada una declaración sobre el tema. Por ello, es imprescindible que un dirigente temporice milimétricamente la realidad -buena o mala- que se vive en las calles. Cuando la meta es ser candidato presidencial, lo que la gente valora es el presente del aspirante, el historial pasa ser un mero recuerdo.
El mal de memoria corta esta tatuado en la psiquis del venezolano y los dirigentes deberían saberlo. Navegar en un mar de contradicciones llevan sin remedio a un naufragio político directo y sin retorno. Las explicaciones fabricadas y casi sacadas de un cuento de hadas, toman posesión del discurso y la imagen del “líder” que trata de justificar hasta porque el sol brilla. Craso error pensar que, en la actualidad, la sociedad venezolana es inerte e ignorante. Tirar de esa estrategia simplista a esta altura es una necedad, sobre todo, porque Chávez con su abuso y menosprecio a la sociedad le otorgó -sin querer- al ciudadano, herramientas de escrutinio público infalibles y bien afiladas.
Cierta dirigencia opositora -no los alacranes- buscan mostrarse como solución “equilibrada”, fuera de todo contexto partidista. Desglosan argumentos que rayan en la ingenuidad individual de quien los profiere. Siempre hablan de la política en tercera persona, como si ellos hubieran llegado a ocupar cargos públicos por obra y gracia del espíritu santo. Posturas ideológicas ramdom que solo se ciñen a un mero discurso sin brújula. Videos bien planificados donde se le ve en primer plano, caminando entre gente del común para lucir un "liderazgo desinteresado". Políticos que prefieren cerrar los ojos y saltar al vacío, sin importar que el destructor siga en Miraflores.
El poder enceguece y no tenerlo obsesiona. No es un secreto que la política es moldeable y debe ajustarse a las circunstancias. Entendiendo que amoldarse no significa aceptar bajarse los pantalones ante autócratas, no es un crimen tratar de ajustarse a realidades que impone el camino hacia el poder. Los hechos ocurridos en Cojedes el fin de semana pasado muestran que, hasta el presidente interino, también tendrá que adaptarse en cada ámbito de su accidentado gobierno; la seguridad uno de ellos. Emboscadas arteras, móvil común del chavismo cuando necesita solapar la agenda pública, así que ese hecho no tiene mayor análisis.
De la agresión en Cojedes lo digno a medir con calma, es la actitud de algunos sectores opositores al momento de ocurrido el hecho. A ese extremo ha llegado la dislexia política criolla causada por el chavismo. Las palabras de apoyo al PI dadas por Capriles dos días después, por ejemplo, podemos traducirlas como un divorcio total del dirigente de PJ con la realidad del país y la inteligencia de la gente. En todo caso, no es que haga falta su apoyo irrestricto, pero soprende que todavía no entienda que un político debe manejar muy bien el timming. En ocasiones es mejor callar para no seguir desprestigiándose como líder y ciudadano.
El
viaje turístico de Maduro a Turquía, la retención del avión de carga propiedad de Irán sancionado por la OFAC, son el eje público de lo que produjo la violencia chavista
en Cojedes; demasiados escándalos que tapar. Que un dirigente de la plataforma
unitaria o fuera de ella, no muestre el más mínimo sentido de otredad hacia un político
que, a pesar de las diferencias, persigue el mismo objetivo en común, no es
digno de llamarse opositor al régimen. La legalidad y constitucionalidad de la
AN2015 y del GI no están en discusión, por lo que cualquier ataque a esas instituciones
hay que interpretarlo como una agresión directa a lo que queda de democracia.
Simplemente, aquel que prefiere darle poca importancia a la barbarie contra Juan
Guaidó, debe recordar que: hoy por ti, mañana por mí.
@miguepeg
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