Mismo Guion

 

La ficción y la realidad venezolana pueden confundirse cada día. Esa línea que las separa ha quedado borrada de un plumazo, por lo que es casi imposible diferenciar cuando reina la verdad o la mentira. Seguimos un camino con tropiezos que no prometen una caída suave. A pesar de los dobles discursos y las estrategias comunicacionales que pretenden vender que Venezuela se recupera, los ciudadanos -sin importar estrato social- toman conciencia de quien es el único culpable de la situación insostenible, y que debe hacer para terminar con la agonía de país. Esta si es una verdad como un templo, no aquella que reza que la inoperatividad del Saime es culpa de las sanciones.

El descontento esta en la calle y nadie podrá detenerlo. Es cuestión de tiempo para que los simples conatos pasen a la más cruda acción. Sueldos en el piso gracias a la táctica Onapre, falta de una política de salud eficiente, alto costo de la canasta alimentaria, el derroche de los enchufados y de funcionarios del régimen, marcan la línea por donde ira el desenlace. Miraflores que todo lo mide, lo sabe. La persecución a sindicalistas, las declaraciones del fiscal sobre el diputado Requesens, por ejemplo, son el resultado de esas mediciones sobre el descontento social existente. Por ello, hacen declaraciones duras y acciones aberrantes.

Los ciudadanos están cansados de medianías políticas y, por vez primera, la oposición parece comulgar con ese descontento latente. Aunque solo son destellos de emprender un cambio en la estrategia opositora, es plausible que los partidos y la unidad en general, emprendan el camino del entendimiento puertas adentro. Entendimiento que pasa por reconocer, sin ambages, cual es el único poder reconocido y constitucional de Venezuela. De manera sorpresiva la oposición democrática se ha lanzado a las calles, acción que descoloca al régimen, visto que Miraflores tiene varios problemas que atender, por ejemplo, las luchas internas dentro de la coalición de poder.   

Al saberse en desventaja social y política, el chavismo ejecuta el manual que le ha dado redito al estar mermada su popularidad. La misma página que muestra un guion prestablecido y que marcará la hoja de ruta del accionar rojo en las siguientes semanas. La táctica inicia por contratar estudios de opinión con resultados dudosos, a fin de poder establecer la retorica de invencible.  Después, filtra los “resultados” a los medios para difundir masivamente los números que le interesan. El tercer paso, el desprestigio de la oposición en general. En este punto, los analistas de maletín vociferan que no hay unidad dentro de los partidos opositores, que no conectan con la gente y un largo etcétera que muestra gran cantidad de “verdades numéricas” cansinas y premeditadas.

El guion se repite una y otra vez, no presenta cambios ni en las comas erradas. Es fácil reconocer el copia y pega del chavismo, cuando se observa que el primero en adelantar mediciones con alharaca incluida es Datanalisis. Si se buscan declaraciones de Luis Vicente León de hace 8 años y se contrastan con las de esta semana, lo único que cambia es el traje, porque hasta el mismo medio le da cobertura. Anuncios de partidos nuevos, militares custodiando escuelas, las declaraciones de la esposa (imputada) de un chavista asesinado, el desastre del Saime, en fin, son barajitas que pertenecen a un patrón comunicacional que, la unidad democrática y los venezolanos, deben tener identificado. El problema no el guion, sino el pendejo que se deje engañar.


Miguel Peña
@miguepeg

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