Línea roja
Cada año que pasa el régimen se supera. No importa si es con las chapuzas gerenciales o en las acciones antidemocráticas, las dos décadas de chavismo han demostrado que se puede llegar más bajo en lo social y que, en lo político, los límites de cinismo rozan números estratosféricos. El problema para Maduro y su triada, es que hoy en día casi todo lo malo se viraliza cuando se graba y se difunde. No hay donde esconder tanta inoperancia y corrupción. El descaro se apodera sin tregua de los discursos ramplones y desgastados. Las excusas utilizadas para evadir las responsabilidades, ya no cuelan en el grueso de la población; la gente esta a un tris de estallar.
No es primera vez que el chavismo traspasa la línea roja, durante años esa ha sido su impronta. Violar el estado de derecho y la legalidad sin escatimar esfuerzo, con el propósito de apoderase del país. Aunque pretenda mostrarse implacable, al mismo tiempo, toda acción oprobiosa que ejecutan desde Miraflores tiene el recule respectivo preparado, claro, por si la gente muestra el colmillo. Un estira y encoge que le había funcionado muy bien. Con la fórmula ONAPRE, el régimen procura establecer una medida coercitiva dentro de los empleados públicos. Quiere jugar al gato y al ratón, pero resulta que el gato no está precisamente del lado rojo.
El régimen es una bola de cristal que hay que saber leer. No disimulan el porqué de las acciones que ejecutan en contra de la gente. Siempre invierten el discurso para aparecer como los grandes salvadores de un conflicto que ellos mismos crearon por su talante antidemocrático. La estrategia es la misma y el que no quiera darse cuenta, sencillamente es un chavista recalcitrante o un estúpido sin remedio. Redundar el mantra ridículo de que Maduro y su régimen están cada día más firmes atornillados al poder se diluye como sal, solo unos cuantos comunicadores y encuestadoras tarifadas, tratan de imponer esta matriz de opinión.
El régimen ya no tiene líneas rojas que traspasar. Huye hacia adelante sin detenerse a pensar si lo que hace es malo o terrible. La ansiedad y el desajuste verbal que le genera el descrédito internacional, lo empuja a cometer errores de los que difícilmente podrá salir bien parado. La única baraja que le queda en su galera podrida, es la amenaza de no sentarse a negociar con la oposición. Definitivamente, son un hazmerreir constante, visto que ni para ser criminales son eficientes. Puertas a dentro del chavismo, los distintos grupos tratan de solaparse los unos a los otros. Intrigas, rumores y corrupción dejan al descubierto que cada funcionario es peor otro.
Escándalo tras escándalo y
recule tras recule, el régimen deja una estela que indica que el fin esta
cerca; aunque no parezca. “Títere, jalabolas, entreguista” fueron algunos de
los improperios que uno de los peores orcos de la revolución profirió al
presidente de Argentina, por el escándalo de la avión iraní-venezolano. En
menos de 24, la valentía patorera tuvo que meterse el rabo entre las piernas y enfrentar los reclamos del embajador argentino en nuestro país. Así
son ellos, cobardes empedernidos que demuestran una vez más, porque no lograron
tomar el poder con dos golpes de estados. La línea roja que se pinta
en el futuro es la que separa al régimen de la libertad y la cárcel.
Miguel Peña
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