Martes 13

 

“Ni te cases ni te embarques”, reza el dicho popular. En definitiva, una creencia muy arraigada en nuestra idiosincrasia que, en los últimos veinte años de chavismo, ha pasado de refrán a casi una sentencia de vida. Desde que llegó Chávez al poder, todos los días de cada mes son martes 13. Un desastre tras otro supera la historia de desgracia social y económica que un país puede soportar. Ningún sector ha quedado en pie, todos han sucumbido al terrible toque de la guadaña roja. Si ucranianos son admirados por resistir los embates de la invasión rusa, los venezolanos también tenemos mérito al soportar una destrucción constante y continuada.

Tanta desidia, corrupción y persecución pasan con creces la línea de mala suerte; esto es otra cosa. Simplemente, forman parte de un catálogo criminal que no tiene parangón en el mundo. Sin importar que tan culpable resulte el régimen, la fortuna parece estar de ese lado. Un juez en España absuelve a un exministro chavista de las acusaciones -bien fundamentadas y demostradas por el fiscal- de blanqueo de capitales, y por otro lado, La OPEP le da beneplácito como si se tratara de un gobierno constitucional y demócrata. En eso se ha convertido el mundo occidental, en una cueva donde el dinero y los negocios prevalecen antes que los valores democráticos. Venezuela, un fundador de la OPEP que muestra una industria que solo refina crudo para lámparas de kerosene.

Así se decanta la cotidianidad del país, al filo de un simple y oscuro martes 13. Es que todo se tuerce cuando el camino hacia la reconquista de la democracia se torna claro y cercano. Al mismo tiempo que la unidad democrática acuerda realizar primarias presidenciales sin el CNE -algo lógico y necesario-, el CNE comienza su periplo para que la gente dude del voto y de su imparcialidad como ente comicial. En boca del rector que, supuestamente es opositor, se anuncia el inicio de un proceso de inscripción para nuevos partidos políticos. Anuncio extraño y ridículo, porque lo necesario es que se inscriban nuevos votantes; esto refleja una clara estrategia de desmovilización electoral.

No solo los ciudadanos y la dirigencia opositora tienen fantasmas e historias de terror que resolver. El régimen chavista evidencia que nada es felicidad absoluta puertas adentro. Internamente las luchas de poder se hacen más arteras y peligrosas. Las disputas por el control del establishment político rojo, traspasan las simples riñas de los títeres de los consejos comunales. Los miedos han derivado en sondeos y encuetas que le reflejan a Maduro, quien o quienes le disputan las preferencias en las pocas bases sociales que le quedan al PSUV. De allí la preocupación de Miraflores por lo que ocurre en Carabobo, por ejemplo, donde el populismo con dinero afianza dentro de las simpatías rojas a un posible sucesor.

Nada pasa por la suerte y al azar. En la rendición de cuentas del GI hubo clase democracia, lo que debe pasar en un país con un gobierno serio. A pesar de los tropiezos, algunos errores propios, los alacranes, las encuestadoras, los partidos del G4 y el régimen, queda demostrado que el interinato y la AN2015 son el escudo constitucional ante la barbarie. Juan Guaidó emitió un mensaje claro tanto para los venezolanos como para el mundo: “mientras haya dictadura en Venezuela, no habrá crecimiento económico y no se podrán honrar los compromisos con acreedores”. ¡Oh despreciable y eterno martes 13, márchate sin avisar, deja solo que recordemos el triste día que llegaste, así quedará latente que nunca más te abriremos la puerta!


Miguel Peña
@miguepeg

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