¡Hello my friend!
En el destartalado mundo político nacional ocurren en la oposición las situaciones más desconcertantes. A estas alturas y, luego de ver pasar tanta agua por debajo del puente, parece inverosímil que dirigentes sigan enfrascados en destruir la reputación de la unidad democrática. Miraflores, como centro de poder, es como un imán seductor que provoca los más bajos instintos en algunos políticos. Existe una obsesión nauseabunda y hasta delirante al tratar de congraciarse con quien, además de continuar el legado de destrucción, es señalado e investigado de cometer aberrantes violaciones de DDHH en contra de los ciudadanos.
Imposible considerarlos lideres o dirigentes opositores, más bien, se convirtieron en representantes activos de un ramplón club de fan que esperan desenfrenados su turno, para posar a diente pelado en la foto de rigor con su “estrella favorita”, el invasor de la casa de Misias Jacinta. No solo es cuestión de asumir que la vergüenza quedó sepultada, sino que los preceptos democráticos, los valores morales y la ética política, pasaron a un segundo y tercer plano. La disgregación conceptual de principios políticos fundamentales que muestran ciertos dirigentes, entra el terreno de los análisis clínicos y psicológicos. Sin dudas, en la estrategia de implosionar a la oposición el régimen tiene veinte puntos.
El reconocimiento político pasa por otro lado, no porque Maduro les estreche la mano. La escena de Manuel Rosales en reunión con el líder del régimen no puede ser política de ningún tipo, pero ni de albañal. Es una vergüenza que el jefe de uno de los partidos del G4 asuma este rol tan extraña, sobre todo, cuando se trabaja en una negociación y en las primarias opositoras. Alguien pudiera alegar que, así como Micrón habla con Maduro, Rosales también lo puede hacer. La diferencia está en que el presidente francés, presiona la salida democrática, mientras el líder de UNT, solo mueve fichas que permitan sacar del medio al presidente interino. Nada puede extrañar de un dirigente con el background de Manuel Rosales.
Ante este panorama absurdo, la AN2015 y el interinato deben luchar. La sordidez de los intereses individuales por lograr cuotas de poder, marcan la agenda fratricida que se quiere imponer desde el seno de la oposición democrática. El único freno a tamaña deslealtad republicana con el país, es la comunidad internacional. El mundo conoce de primera mano que traje visten cada dirigente dentro de la unidad opositora. Los únicos encuentros posibles con el régimen son los que se darán en México, todo fuera de este ámbito negociador, queda expuesto a la más oscura y directa sospecha. No caben las excusas, ni los reacomodos en el discurso.
¡Hello
my firend!, es la consigna de moda. El régimen que se vale de cualquier
rendija, aprovecha la inconsistencia de criterios políticos que pululan en dirigentes de los cuatro partidos politicos más importantes, y lanza su acostumbrado caramelito: “reto a Capriles a debatir”.
Un movimiento simultaneo en el que primero “empala políticamente” a Rosales y
al día siguiente, busca posicionar a Capriles como candidato opositor. “Táctica
perfecta”, pudiera inferirse, pero, existen detalles que la triada de poder
no contempla, por ejemplo, Capriles no es candidato a nada y, todo indica, que no goza de las simpatías ni de su propia
militancia y, en cuanto a Rosales, no merece la pena valorar su rol dentro de
la política opositora. Estrechar la mano y posar en la foto con el régimen fuera de la negociación
en México, solo es garantía de desprestigio; en inglés y en español.
@miguepeg
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