Aprendizaje sin alma

Las precandidaturas opositoras están a la orden del día y, todo indica, que ciertos candidatos hacen lo posible por desmoralizar a la gente. Un Déja vu amargo y desalentador se presenta en el ambiente, visto que los mismos discursos desgastados, populistas e inconsistentes, salen de dirigentes que no han aprendido nada en más de dos décadas de dictadura chavista. El tiempo es inclemente, porque a medida que pasan los días de cara a las primarias, lo único nuevo que muestran algunas propuestas de gobierno son las arrugas y las vestimentas. El tren de la popularidad se aleja de apoco y no se detendrá para esperar a nadie. 

No se sabe cómo terminará la foto la final de las primarias opositoras, sin embargo, ese cabeza a cabeza que buscan posicionar algunas encuestadoras no será tan cerrado, por el contrario, dejará constancia de lo que el país opositor necesita y quiere del líder que los represente. Los análisis apuntan a señalar quien puede ser el abanderado que enfrente al régimen, pero la verdad es que no solo se trata de escoger a un candidato, las primarias pasarán a ser una verdadera sentencia de muerte a la antigua forma de hacer política del G3. La negación es parte de la enfermedad de los partidos, asimismo ocurrió en 1998. 

 

Los ciudadanos opositores activos y los indecisos tienen un gran reto por delante, ganarle la elección al fanatismo y, claro, a las antiguallas de movilización electoral partidista; las otrora “maquinarias”. La lucha se presenta injusta porque en las primarias la gente enfrenta al poder de Miraflores, a los alacranes financiados y al G3. Ciertamente, en la escogencia del candidato opositor el venezolano que adversa al chavismo, tiene en su mano iniciar el cambio final. Es simple, el cambio del país comenzará si se vota por el mejor candidato en las internas de la oposición. No es cuestión de gustos ni colores, esto pasa por tener conciencia y objetividad a la hora de elegir. 

 

A pesar de las alarmas que genera la injerencia del régimen en las primarias y de ciertas prácticas desleales del G3, lo bueno que trae la carrera por liderizar a la oposición, es que algunos “candidatos” muestran un aprendizaje sin alma con discursos vacíos, carentes de propiedad social y anclados en un tiempo que no existe en el país. Las evidencias de un populismo ramplón y de un sectarismo radical, incrementan la facilidad que tendrán el elector de escoger, sin temor a equivocarse otra vez, al candidato apropiado. Las arengas a dos vías: “hay que privatizar a PDVSA”, y “le van a quitar el petróleo a la agente”, evidencian la grave desconexión con la realidad sociopolítica nacional; sin mencionar, la deficiencia conceptual de cada propuesta.  

 

Es momento de escoger a quien más allá de prometer salir de Maduro, presente una política moderna y distinta. Un candidato que rompa las cadenas de las prácticas desgastadas y anticuadas que llevaron al país al desastre actual. No es cuestión de cambiar paradigmas, la idea central se basará en tener claro de que Venezuela no necesita un salvador, sino un líder que procure establecer un orden republicano apoyado en el cumplimiento de la constitución. Sin populismos baratos, un líder que le hable con la verdad a la gente y que deja atrás, el estado paternalista que invade a todo aspirante a la silla cada vez que toma un micrófono. La oposición necesita un candidato a la altura de la república, no un mamarracho sin alma. 


Miguel Peña
@miguepeg

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