Incursionar en la política significa que se debe dejar todo prejuicio. Negociar con el contrario, competir contra un compañero de partido, en fin, la política es el mundo de lo posible; cualquier cosa puede pasar. Uno de los axiomas más recurrentes, es que todo dirigente o candidato a cargo de elección popular debe llamar las cosas por su nombre. No se puede andar por las ramas cuando se aborda algún tema. Es importante hablarle a la gente claro y sin medias tintas, a pesar de que eso cueste votos o simpatías. Las voces engoladas que buscan pintar panoramas distintos a los que la gente siente, al final otorgarán el repudio masivo.
Convenientemente, en los últimos días se ha impulsado un debate sin sentido sobre si Maduro es o no dictador. Queda desnudo quien promueve esta discusión que, nada más busca, desviar la atención de lo que ocurre en el país. Aunque el “filósofo político” que lanzó semejante estupidez no viene de las filas chavistas, sabemos quien maneja los hilos de ese muñeco. La RAE define: “Dictador es la persona que asume y mantiene todos los poderes del Estado, empleando para ello la coacción y la fuerza.” No existe ambigüedad alguna, expresa muy bien su significado. Dirigente que no entienda dicha explicación provoca dos conclusiones: es un neófito de la política o un cínico desbocado.
Son innumerables las demostraciones dictatoriales ocurridas en Venezuela en los últimos años. El candidato de AD a las primarias hace gala de su total desconocimiento histórico, político y jurídico, es decir, está raspado en las tres marías. Alegar que Maduro no es dictador porque fue electo, evidencia que al señor Prosperi le falta mucha preparación para ser considerado una opción electoral. Con reflexiones que se agarran con uñas al discurso de la tercera vía, se ofrece como alternativa neutra dentro del escenario convulso que rodea a las primarias opositoras. Explicar la O por lo redondo ha dejado ver lo que realmente es: incapaz como candidato y una mala opción presidencial.
Alguien tendría que recordarle a Prosperi, que la elección presidencial del 2018 no ha sido reconocida por el mundo democrático. Tanto así, que se negocia un proceso para lograr elecciones libres que permitan un gobierno legítimo. Sin dudas, esta es la mayor prueba de que el poder en Venezuela se ejerce de manera inconstitucional. Las Dictaduras no sólo se dan cuando se toma el poder a la fuerza, sino por cómo el gobernante de turno ejerce el poder. ¿Qué hacemos con tantos presos políticos, los perseguidos, la cantidad de desplazados y, claro, con los asesinados? Les explicamos a los familiares de las víctimas, que dentro de la cúpula del régimen hay funcionarios incomprendidos.
El primer ejercicio de preparación que tendrá que hacer el candidato come flor del otrora partido del pueblo, es leerse cada uno de los informes de la ONU donde se detallan las responsabilidades por crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen y sus funcionarios. Luego, estudiar el proceso de investigación que la CPI realiza en contra del “gobierno de Venezuela” liderado por Maduro.Tristemente para AD, a Prosperi hay que prepararlo durante cinco años continuos, visto que resultó ser un clon de Bernabé Gutiérrez. Esa tragedia partidista tiene un solo culpable, el dictador que padece la tolda blanca desde hace mucho tiempo.
Al final, todo se reduce a una conclusión sencilla y lógica: las capacidades de un candidato se miden, entre otras cosas por su discurso, el lenguaje oral como corporal, la forma de enfrentar los debates públicos en los medios de comunicación, entre otras. Querer ser presidente sin aceptar críticas es una falla que evidencia la falta de pergaminos políticos y electorales. Si no pudo con una entrevista bajo presión, asusta pensar cuál será la capacidad de gobernar bajo el fuego cruzado que vive a diario Venezuela. No llamarlo dictador por hacerse el distinto, resultó el epitafio de una candidatura que no despegó desde su imposición. Conociendo la escuela de aprendizaje del secretario de AD, todo apunta a un cambio de abanderado sin aviso ni protesto.
@miguepeg
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