Desarreglada, más que nunca


El debate terminó como culmina una decepción amorosa, Venezuela está igual o peor que hace cinco años atrás. El padecimiento de tener como “gobierno” a una sarta de inoperantes, corruptos y resentidos sociales, es la consecuencia por la que el país no pueda ver luz al final del túnel. No hizo falta mayor esfuerzo para demostrar con datos sociales y económicos que el eslogan ramplón: “Venezuela se arregló”, no es más que una aberrante mentira. La burbuja estalló solo con un bostezo. Las necesidades individuales y colectivas superan la oferta engañosa de la dolarización impuesta por la impericia y el evidente lavado de dólares. 

Asimismo, como PDVSA en el pasado era el motor industrial de la nación, ahora se ha convertido en el medidor inequívoco de la destrucción real. Si bien la debacle energética se agudizó en estos últimos años del régimen, es importante señalar que el mayor responsable fue el monigote que, con pito en mano, sentenció a la principal industria venezolana. Debe ser Récord Guinness, que una empresa petrolera se paralice por averías y falta de experticia laboral. Una vez más, otra refinería sucumbe a la improvisación chavista. Una nueva falla en la unidad de craqueo catalítico de la refinería Cardón deja sin combustible a todo el país; claro, menos Caracas. 


La consecución de situaciones deja desnudos y sin argumentos a todos los profetas de la recuperación económica. No es solo la gasolina la que echa por tierra los embustes mediáticos de encuestadoras de maletín y alacranes políticos, también el tema eléctrico comparte escena como protagonista en esta charada destructiva.  Miles de racionamientos, apagones y fallas eléctricas, son contabilizadas en cada región del país. Sin discriminar si es de día o de noche, no existe caserío que se salve de vivir a oscuras. El desastre energético es en todos los ámbitos y no es descartable que nos regalen otro apagón masivo. Literamente, la oscuridad se apoderó de la república; así Datanalisis se esfuerce en decir lo contrario. 


Como jinete del apocalipsis cabalga el sistema de salud nacional. El desprecio chavista por el bienestar social se convierte en otra forma de delito de lesa humanidad. Hospitales que se muestran carcamanes; ya no dan para más pintura y friso. Sin insumos para el funcionamiento, los centros de salud del país se convierten en depósitos de lamentos y vicisitudes del que no tiene recursos. Como si la falta de dotación no fuera suficiente, la fuga del personal médico complementa la indefensión social. Los salarios miserables y, ahora, la persecución a los profesionales de la medicina, se convierten en los motivos principales para que ningún galeno o enfermera quiera trabajar –casi de gratis- en un hospital.  


Venezuela está más desarreglada que nunca. Este es el tema central que los precandidatos a primarias tendrán que expresar en sus campañas presidenciales idílicas. Los discursos deben ir, necesariamente, más allá de las promesas vacías y las arengas en redes sociales. La situación obliga a los aspirantes a decir la verdad. El dirigente que mejor maneje el contexto país y que haga suya la necesidad colectiva, tendrá vía libre y el beneplácito de todo aquel que adverse al chavismo. Ofrecer salarios dolarizados como si de caramelos se tratara, es no tener ni idea de la tarea difícil que significará gestionar al país una vez salga el oprobio rojo. El único tema que nos convoca como sociedad es recobrar la democracia; los adornos vendrán después. 


Miguel Peña
@miguepeg

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Gira en 360

No lo llame Diálogo, llámelo…

Enterrada la república, muerta la democracia