Insaciables

 


La estructura molecular del régimen chavista es destructiva. Después de 24 años, no existe duda de que la peor desgracia que ha caído sobre suelo patrio es la llegada de la tríada roja. No tienen cabeza salvable, ni el famoso chavismo azul escapa de la evaluación social que los tilda de mamarrachos, corruptos y pésimos funcionarios públicos. En pleno 2023 queda entendido que el país no tiene presente ni futuro, por ello, es que Chávez trató de sepultar el pasado democrático con una nueva constitución y un orden político; por supuesto, el golpista fracasado no logró su cometido.  

A pesar del bolivarianismo resentido y trasnochado la república de Venezuela se resiste a morir. No se puede negar que durante todo este tiempo los embates del chavismo fueron brutales, al punto de que han sabido valerse de políticos opositores, empresarios, autoridades universitarias, prelados, periodistas y medios de comunicación, para construir un nuevo orden de poder que les permitiría validar cualquier desmán inimaginable. La ruleta a la que el régimen expuso a la sociedad venezolana comienza a detenerse sin previo aviso, solo la contundencia de la realidad atroz que vive le país, dejará saber cuál es la velocidad con la que finalizará la crisis. 


Un sistema corrupto insaciable, es el mejor resumen que cualquiera pueda hacer al referirse al chavismo. La ideología mercantilista individual, es la nueva forma de gobierno impuesto que mueve sin escrúpulos a todo el régimen y a sus discípulos, incluidos los “opositores” enchufados. Es complicado dilucidar hasta dónde llegarán por mantener el poder, lo que sí está claro, es el momento y el día en el que los ciudadanos digan hasta aquí. Ciertamente, el 22O se convierte en el inicio inequívoco del proceso mediante el cual la dictadura terminará sus días. Por supuesto, llegar a las primarias no será sencillo y, ese querido lector, es el motivo por el que cada venezolano –sin importar si es o no opositor- saldrá a votar. 

 

Insaciables hasta la médula. No se conforman con haber confiscado tierras, empresas y poner a la nación al escarnio público internacional. En el ocaso de su paso por Miraflores, la voracidad se exacerba sin control. Mientras la presión internacional se endurece por conseguir elecciones libres y en condiciones, la repuesta de la coalición de poder es intervenir a la Cruz Roja venezolana. Una movida tipo Nicaragua que ejecuta el ala radical que gobierna, con el objetivo de ser tomada en cuenta en las negociaciones que se dan desde hace meses tras bastidores. No tienen concepto de humanidad y valores, son simples troles que se comerán vivos entre ellos. 


Mientras más insaciable se hace el régimen, la oposición verdadera muestra unidad. Ciertamente, una unidad por necesidad pero que se afianza a pasos agigantados. El compromiso que los precandidatos a primarias asumen ante el país con la firma del acuerdo al proceso de primarias, lo define muy bien Jesús María Casal: “el acuerdo ha reunido visiones diversas sobre los retos de la reconstrucción de Venezuela". Ese es el camino a seguir, juntos hasta el final de la meta. Sin parecerlo, este compromiso opositor pone a la dictadura a practicar su acostumbrado dibujo libre: persecución política, incremento del dólar paralelo y oficial, cortes eléctricos; en fin, más de lo mismo. 

 

Insaciables sin importar a quien desprestigian, hoy día les tocó a los empresarios ser imbuidos por un Kraken que no se limita en su dieta institucional. El triste papel que hace FEDECAMARAS es incontestable. Se prestan para un exabrupto legal con la intervención de la Cruz Roja venezolana, como si de una pulpería se tratara. La imposición de Cussano, es el premio que le dan al abanderado de la campaña: “quiten las sanciones”. La imbecilidad no tiene límites, porque ahora no queda como un empresario enchufado, sino se muestra como participe de un hecho ilegal. Lo veremos pedir clemencia al final. No importa la voracidad del régimen chivista que se siente acorralado, la convicción y la ruta del ciudadano y la oposición democrática está definida: unidad, unidad y unidad. 


Miguel Peña

@miguepeg

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