Detonante



El régimen no es infalible, quizás nunca lo fue. Luego de las primarias queda más claro que nunca que, durante veinticinco años, además de las amenazas, el chantaje y el poder de fuego impuesto por la coalición de poder, también hubo una desidia y abandono político de la oposición que le dejó al chavismo terrenos que se han hecho difíciles de retomar. El desgaste de un liderazgo que nunca supo tomarle el tiempo a los distintos escenarios se convierte en otra causa mortal, para que la democracia venezolana se encuentre en el momento actual. Por supuesto, mientras más desprestigio cubría a la oposición, la participación ciudadana se hizo más reducida y apática.  

Es indiscutible, todo el mundo se vio sorprendido por el resultado de las primarias. Ni la Comisión Nacional de Primaria (CNP), ni los partidos, ni Los candidatos, ni los militares, imaginaron la inmensa participación que hubo. No cabe duda de que el 22O tuvo consecuencias no solo a lo interno de la unidad democrática, sino dentro de la misma cueva del régimen. Las discusiones dentro del chavismo acentúan las brechas existentes entre el sector más radical y los negociadores que representan a Maduro. La ecuación es sencilla, el ala radical culpa de los desaciertos a los hermanos Rodríguez, quienes son los encargados de la política interna y externa de Miraflores. 


Los peores temores del PSUV se han consumado, la oposición tiene un líder indiscutible elegido por votación popular y, como guinda del pastel, la vencedora contundente fue María Corina Machado. Las maniobras de lado y lado no pudieron frenar lo que ahora es un éxito político consumado. Los reclamos y las peleas entre los rojos se han desatado, pues todo indica que la infalibilidad de la colación que rige al país cayó en una trampa que, a ciencia cierta, no sabemos si fue bien montada o fortuita. No es un secreto que el G3 se movió en contra de las primarias, algo que le dio pie al régimen a desestimar la elección y creer que las primarias serían un rotundo fracaso. 


Para entender el cisma que se vive en el castillo de naipes rojito luego del domingo 22O, solo basta con valorar las declaraciones de Jorge Rodríguez antes y después de la elección. Las primarias pasaron de ser una “minucia y evento desastroso”, a un verdadero detonante que, de inicio, quebró la unidad de intereses que mantenían las facciones que conforman al régimen. No hubo respuesta para la avalancha de votos, es más, hasta el sol de hoy, más allá de la persecución y de cantar fraude, Miraflores sigue sin poder levantar cabeza del golpe certero que la ciudadanía, la CNP y los candidatos le propinaron. Las primarias cambiaron el panorama radicalmente, hasta los militares susurran que las primarias traerán “consecuencias definitivas.” 


Es cierto muy pocas veces el régimen calcula mal sus movidas, sin embargo, en este momento no se puede catalogar de “error”, la subestimación que tuvo con las primarias. El resultado del 22O no es más que el reflejo del hartazgo que tiene la gente ante la grosera y cínica manera chavista de exhibir las riquezas producto de la corrupción. La votación masiva en las primarias es la evidencia de la disconformidad hacia una dirigencia opositora, que se encargó de reventar al gobierno Interino y jugar a dos bandas con la dictadura. Sin muchos adornos, las primarias es el verdadero detonante a todo lo que viene que, en principio, ya tiene su primera fecha en el calendario; 30 de noviembre. 


Miguel Peña G.
@miguepeg

Comentarios

Entradas populares de este blog

Gira en 360

No lo llame Diálogo, llámelo…

Enterrada la república, muerta la democracia