Sin expectativas

 


No es posible hablar de país mientras el chavismo siga pululando en la vida nacional. No importa que existan algunos “exchavistas" que ahora se den golpes de pecho ante la barbarie que, ellos sin prurito alguno, ayudaron a crear y promover. No es cuestión de discriminación política, sino de convicción de que cualquiera de ellos no tiene la capacidad de hacer gestión pública eficiente. Veinticinco años en el poder son suficientes para darnos cuenta de que no sirven ni para conserjes. Es cierto que, al pensar en transición, se hace necesario sumar a personeros claves de la nefasta colación roja, a fin de lograr de forma pacífica la retoma de la normalidad democrática. Quizás del lado opositor, la expectativa en ese sentido nos juegue en contra. 


Se debe negociar, eso está más claro que el agua. Sin embargo, es primordial que, antes de dar cualquier apretón de manos al régimen, debemos estar convencidos de que ellos no quieren dejar el poder. Seguir con el síndrome de la esperanza de la lotería: “algún día me tocará”, es el error principal que nos llevó a transitar por derroteros angustiantes y autodestructivos. Bajo esa misma lupa la comunidad internacional tendrá que mirar el acuerdo en Barbados ya que, desde el mismo día de la firma, Maduro cumplió solo una ínfima parte. Por supuesto, el retroceso en el compromiso adquirido se debe al éxito de las primarias y la candidata favorecida con los votos. El evento electoral opositor marca una nueva agenda política. 

 

El efecto político de las Primarias fue determinante y decisivo, al punto de que el centro de gravedad de Miraflores se vio trastocado y se mueve sin control de manera vertiginosa. Así como las Primarias ayudó a depurar el liderazgo opositor, también lo hizo dentro del régimen, visto que los cuestionamientos entre los grupos de poder dentro de la coalición se hacen más visibles; quizás hasta un cambio de candidato para el 2024 sea posible. Si bien en la negociación de Barbados María Corina tiene voz y voto, en el PSUV existen grupos que piden cambios en la representación y en los mandos políticos. Sin agrandar la expectativa, se siente una implosión brutal. 

 

EE. UU y la UE, han comprendido que el régimen no es de fiar y que su palabra es nula. La administración Biden, comenzó una estrategia comunicacional brutal, donde cada vocero advierte que Maduro tiene hasta el 30 de noviembre para demostrar que honrará los acuerdos alcanzados. Ante un reloj que no se detiene, Miraflores enfoca su esfuerzo en tratar de opacar las Primarias con la consulta ridícula del Esequibo. Una estrategia patriotera de doble filo, porque además de existir evidencia de como Chávez otorgó a Guyana un cheque en blanco, ahora la posibilidad de perder la zona en reclamación es muy alta. De esa herida al país no los salvará ni los militares que, sin dudas, serán corresponsables de esa tragedia geográfica.  

 

Venezuela no tiene salida o futuro mientras el régimen siga en Miraflores; simple y sencillo. La extensión de las sanciones que hace la UE demuestra cual es el camino a seguir para que Maduro negocie los puntos esenciales: liberación de todos los presos políticos, quitar las inhabilitaciones y hacer elecciones libres. Nadie cree en el régimen, no existe gobierno alguno que se haga expectativas, razón para que los venezolanos tampoco las tengan. Se acerca la hora de la verdad para la comunidad internacional, porque al llegar el 30 de noviembre tendrá que cumplir la advertencia hecha, pues, las expectativas entorno a la seriedad de los países aliados también se diluyen. 


Miguel Peña

@miguepeg

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