Chismes, rumores y sapos

 


El régimen desata su locura mediática y discursiva. No encuentra acomodo dentro de la situación política que enfrenta y, mucho menos, en la social. Los susurros de los demonios dentro de los estamentos de la coalición de poder hacen estragos. De cara a lo que le queda de galería clientelar quieren mostrar fortaleza, pero cada vez se les hace más difícil engañar con su narrativa ramplona. La fanfarronería y el derroche de cinismo, no puede tamizar el desgate de un sistema que se consume por cuenta propia. La verdad, es que la extraña “ideología” chavista se desintegra a pasos de vencedores. 

Frente al abrumador desenlace electoral que se evidencia en las calles del país, el régimen inicia la acostumbrada estrategia predecible y cansina. Echa mano de su alforja putrefacta y saca a títeres políticos, empresarios enchufados y los acostumbrados analistas de medio pelo a declarar en medios de comunicación autocensurados, con el único objetivo de posicionar la agenda pública que ellos necesitan.  Mueve su estructura institucional para crear leyes vacías que persiguen desviar el tema central: elecciones presidenciales. Suelta a los patriotas cooperantes a dar rumores e informaciones que desmotiven, sobre todo, el ánimo de votar. 


El nivel chismográfico rojo se encuentra superlativo. Mientras María Corina y la unidad trabajan por establecer los 600k, Miraflores basa su política de terror con guiones que, si bien es cierto son peligrosos, están caducos. Liberación de presos comunes, leyes contra las ONGs, “filtraciones” internas sobre trampas del CNE, magnicidios, percusión, cierre de medios, prohibición de las protestas, en fin; todo el manual acostumbrado se ejecuta sin contemplación. La ofensiva no es política sino mediática, basta con ver el programa del mazo para entender el drama que viven. Chismes y cuentos de camino engrosan la campaña electoral de Maduro. 


Si, el régimen ostenta el poder fuego, sin embargo, poco a poco se apaga con cada protesta que se gesta. Lo ocurrido en Barinas es un ejemplo del hartazgo social de los venezolanos. Los educadores y docentes universitarios, sector más vapuleado en veinticinco años de chavismo, dan los primeros pasos a lo que puede transformarse en una protesta nacional indetenible. Apresar a un sindicalista que exige mejores condiciones salariales, es la táctica dictatorial que tarde o temprano se regresa como un bumerán afilado. Los hechos de Barinas evidencian que existe una pugna entre dos facciones de la coalición roja: la más pesada negocia y, la otra, busca mantenerse a la fuerza. 


El eje final de la estrategia se ejecuta a través de los sapos cooperantes pagados. Laboratorios integrados por personajes de extraño proceder y dudosos perfiles profesionales, que se encargan de minar las distintas cuentas de lideres políticos, periodistas independientes, analistas serios y gente de a pie, con el propósito de sapear a cualquiera que escribe o informe sobre las tropelías del régimen. Los sapos se conocen de inmediato, porque los perfiles sociales de estos individuos están cargados de pastichos ideológicos y existenciales. El régimen sigue a la defensiva, ataca a MCM por su presencia en la procesión de la Divina Pastora y por su nueva foto de perfil que, por cierto, los trae de cabeza. 

 

Miguel Peña 

@miguepeg 

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